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Puntos, golpes y luchas por el título

El Gran Premio de Rusia de 2016 ha traído varias cosas de esas que había que tachar de la lista de eventos a vivir en 2016. El primero, sin lugar a dudas, es el de ver a Fernando Alonso puntuando -arriba España… o algo-, por fin. Que sí, que puntuó en 2015 pero este año aún no había logrado meterse entre los diez primeros. Y McLaren lo logró ayer por partida doble tras una sesión clasificatoria bastante pobre. Que en realidad, el asturiano tuvo suerte. Sí, hay que estar ahí cuando los demás fallan y su carrera fue impecable. Pero hubo varios rivales que se auto-eliminaron.

En cualquier caso, la carrera de Fernando Alonso y Jenson Button tiene un valor importante para el equipo. Más allá de la alegría que puede reportar el hecho de llegar a un sexto puesto y meter a los dos coches entre los diez primeros, los puntos obtenidos en Rusia permiten que McLaren suba hasta la séptima posición en la clasificación de constructores. Aunque para los bien acostumbrados miembros del equipo de Woking, una de las familias nobles de la comunidad de la Fórmula 1, celebrar un séptimo puesto en la general debe doler, hasta cierto punto. Pero como reza un viejo dicho japonés, un viaje de mil millas empieza con un paso.

Pero seguramente, una de las mayores polémicas del fin de semana llegó en la primera vuelta de la carrera, en la mismísima primera frenada… y poco después. Si en el Gran Premio de China ya hubo lío con el toque entre Sebastian Vettel y Daniil Kvyat, en Rusia la situación ha ido a peor. Para aquellos que vivan en un iglú -o en una yurta de ahí por la estepa siberiana-, el piloto de Red Bull entró demasiado optimista siguiendo al tetracampeón y le mandó hacia su compañero, Daniel Ricciardo. Esto fue en una primera frenada que tuvo dos focos distintos en cuanto a golpes y abandonos. Pero en la famosa tercera curva, el héroe local remató la faena, dejando a Vettel fuera de carrera.

Lo que siguió al golpe del Ferrari contra el muro fue una rapidísima consecución de juramentos en arameo bastante impresionante. Comprensible, en términos generales y muy apreciable que en esta ocasión no hubiera explosión pública. Aparentemente y después de ir a pedirle explicaciones a su ex-jefe de equipo Christian Horner, el alemán se puso en contacto con Kvyat a través de su jefa de prensa, pidiendo perdón el ruso. Un servidor considera cuestionable lo de pedir perdón por teléfono en lugar de hacerlo en persona pero mientras los protagonistas estén satisfechos, ¿qué vamos a decir nosotros?

A todo esto, el mundial sigue su curso con la lucha entre Nico Rosberg y Lewis Hamilton. Una vez más, el alemán se llevó la victoria. Y ya lleva cuatro seguidas de cuatro disputadas. Esto hace que Rosberg se encuentre tan solo a una victoria de igualar el mejor arranque de mundial de la historia, en poder de Michael Schumacher y Nigel Mansell. Nadie ha tenido nunca un principio de campeonato mejor que el de estos dos hombres y Rosberg está a un paso de igualarlo. Más allá de ver si lo logra o no, sus números empiezan a ser de campeón. Con la de Sochi, tiene ya 18 victorias totales y se encuentra a dos de Kimi Räikkönen y Mika Häkkinen.

El actual líder del campeonato del mundo, de familia de ascendencia finlandesa, amenaza con superar a dos referentes dentro del mundo de los «Flying Finns», además de estar acerándose a dos récords como son el ya mencionado mejor inicio -cinco triunfos seguidos desde empezar el año- y el de las nueve victorias seguidas en cualquier momento -actualmente tiene siete-. En cuanto a la carrera, poca historia desde el lado del número 6 del garaje de Mercedes. Desde la pole position, el hijo del campeón del mundo de 1982 lideró toda la carrera, firmando su primer Grand Chelem; pole, victoria, vuelta rápida y todas las vueltas lideradas.

Sebastian Vettel y Daniil Kvyat, GP Rusia 2016

La carrera más animada la tuvo Lewis Hamilton, remontando desde la décima posición hasta llegar segundo. En realidad, partió con la ventaja de tener un incidente por delante suyo, lo que le restó tres oponentes a las primeras de cambios. De décimo pasó a séptimo en nada, quinto en la primera vuelta y a partir de ahí fue cuestión de ir despiezando a sus rivales uno a uno. Antes de las paradas a boxes ya era segundo y se lanzó en persecución de su compañero y rival por el título pero entre el británico, desatado en el día que se cumplían 22 años del fallecimiento de Ayrton Senna, y la victoria se plantaron problemas en la presión de agua.

Unos sospechosos problemas en el coche de Hamilton que ‘aparecieron’ cuando estaba empezando a recuperarle segundos a marchas forzadas a Rosberg y que según le dijeron por radio al actual campeón, ‘se estabilizaron’ cuando la distancia volvió a subir hasta los doce segundos tras haber estado por debajo de ocho. ¿Conspiración? ¡Diantres, no! Tal y como dice Toto Wolff, afirmar que pueda haber un sabotaje o que estén fastidiando a Hamilton a propósito es digno de un lunático. Pero la realidad es que podría muy bien ser que en el día de hoy Mercedes hubiera querido asegurar el doblete y no arriesgarse a que una lucha entre dos pilotos en momentos muy importantes para ambos hubiera terminado con ningún coche en el podio.

Lo único que está claro es que tras las cuatro primeras carreras, aún quedan diecisiete. No hace tanto tiempo, tuvimos temporadas con ese número de carreras. Aunque llegamos a Europa con un bagaje de puntos repartidos a tener en cuenta pero quedan muchas oportunidades para que Hamilton recupere la desventaja que tiene. Muchas para que Vettel pueda desquitarse o para quedar empotrado con Kvyat -según lo prefieran los consumidores- y y muchas para que Alonso vuelva a puntuar, si las cosas van bien. La próxima es en casa así que va a ir tocando pensar en ir. ¿O no?

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