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Adiós al Volkswagen Beetle. Seis ocasiones en las que hemos visto al 'Escarabajo' en competición

Y se acabó. El coche del pueblo, el Vocho, el Beetle, nuestro ‘Escarabajo’, se despedirá en las próximas horas de la producción después de más de ocho décadas desde que el fabricante germano creara un coche con el que la gente pudiera moverse a lo largo y ancho del país junto a su familia. Si nació como un coche para los alemanes, finalmente se convirtió en un vehículo que se ha quedado en el corazón de todos los amantes del automóvil, especialmente para la sociedad mexicana, que lo adoptó prácticamente como un símbolo y uno de sus pilares económicos especialmente para la localidad de Puebla, lugar en el que se sitúa la factoría en la que se ensamblarán las últimas unidades.

En 2016 tuvimos la oportunidad de visitarla en representación de Diariomotor, descubriendo algunos de los rincones de que una planta que cerrará un capítulo de la larga historia de Volkswagen. Allí, nada más entrar, una escultura en forma de espiral sujetaba a cada una de las generaciones del Beetle, aunque para nosotros, los apasionados por la competición, nos seguía faltando algún guiño a su participación en las carreras. Hoy, en homenaje a toda su vida, recordaremos algunos de los modelos más importantes de su historia, así como algunos de los más exóticos.

Imbatible en el RallyCross con su imagen más rádical

Seguramente el más exitoso de todos los Beetle de competición que han ido surgiendo durante los años es el sempiterno Volkswagen Beetle que nació con la intención de competir en el extinto Global RallyCross Championship. Volkswagen America se apresuró en sustituir al Volkswagen Polo, en este caso por un producto más orientado al mercado norteamericano y además mantuvo a Scott Speed y Tanner Foust como pilotos oficiales de la marca, consciente de la gran prensa que tenían ambos y los buenos resultados cosechados con el Polo 4×4 T16.

Ensamblado por SEAT Sport (imagen de portada), hablábamos de que en su lanzamiento anunciaba una potencia de 544 CV para 1.300 kilogramos de peso y una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 2,1 segundos. Su presentación en el año 2014 daría paso a un lustro de victorias y títulos que se ha mantenido hasta la actualidad, con el Beetle Supercar compitiendo por segundo año consecutivo dentro del ARX y con la asistencia de Andretti Autosport, ya sin Scott Speed como estandarte. Precisamente el expiloto de Fórmula 1 consiguió cuatro títulos con el Beetle, tres del GRC y uno en el ARX, aunque ya en 2019, como piloto de Subaru, puede ser el responsable de acabar con su hegemonía después de situarse líder ganando en Mid-Ohio.

Su futuro es incierto, y parece claro que el equipo oficial lo jubilará a finales de 2019, sin embargo, en Europa seguimos teniendo algunos valientes que compiten con Supercars con las formas del Volkswagen Beetle, en este caso siendo Pontus Tidemand (imagen superior) el que está participando en el Euro RX con la unidad de Eklund a la espera de que le salga una oportunidad en el WRC. El pasado fin de semana en Höljes terminó segundo tras Robin Larsson.

DunBee y el sueño eterno de correr el Dakar

Aunque durante los últimos años hemos convivido con buggies muy competitivos, siendo los Peugeot 2008 DKR y 3008 DKR la demostración de que pueden salir proyectos ganadores de este concepto si se lleva al límite su reglamento, quizás uno de los más queridos de la historia moderna del Dakar ha sido el DunBee. Sí, en Diariomotor Competición ya os hablamos de él a finales de 2014, justo cuando estaba a punto de competir en el Dakar 2015. Stéphane Henrard, se convertía en uno de los primeros pilotos que competía en el rally-raid más famoso del planeta con un buggy ligero.

Involucrado con el equipo oficial Volkswagen, el belga ya se dejó ver en alguna ocasión con el Volkswagen Tarek, aunque sería a partir de 2011 que la idea de construir su propio dos ruedas motrices con la imagen del popular vehículo de la marca alemana le empezó a rondar la cabeza. Llevando como nombre a la contracción de las palabras Dunes (dunas) y de Beetle (escarabajo), no lograría el reto de completar la edición de la carrera sudamericana y desde entonces está disponible para su alquiler y venta a través de la web del equipo. Todo un juguete de 1.310 kg y motor VW V6 TDI de 3.0 litros capaz de entregar más de 300 CV de potencia.

La Volkswagen Fun Cup, todo un divertimento veterano

La mejor forma de competir en circuitos. Así es como promocionan los responsables de la Volkswagen Fun Cup la competición que fue creada en 1997 por Franz Dubois y que se mantiene todavía viva en países como Francia o Bélgica. La premisa es sencilla, correr con Beetle adaptados a la competición con un motor de 175 CV para 799 kilogramos y una caja de cambios secuencial firmada por SADEV. Un coche barato en cuanto a mantenimiento y búsqueda de recambios, a la vez que un coche muy divertido para aquellos que buscan otra forma de pasar los fines de semana.

Obviamente lo más destacado de la temporada son las 25 Horas de Spa-Francorchamps, una carrera en la que se dan cita más de un centenar de Volkswagen Beetle en la espectacular pista de las Ardenas, en lo que es uno de los eventos de resistencia más largos y divertidos de la temporada. Llegar al final de recta a casi 190 km/h rodeado de estos coches es sin duda una experiencia inolvidable. Quizás lo mas curioso de todo esto es que se le han dado muchas vidas a estos coches, e incluso Manfred Stohl estuvo presente en la Subida a Pikes Peak de este año con un vehículo basado en estos Fun Cup.

¿Una Copa Monomarca con el Volkswagen New Beetle?

Sí, hubo una copa monomarca realizada con el New Beetle. Fue concretamente hace dos décadas cuando Volkswagen llevó a cabo su intención de crear una serie con estos vehículos aprovechando la presentación precisamente del New Beetle RSi de calle. Apenas se mantuvo activa en Alemania entre los años 1999 y 2002 con el apoyo del ADAC, pero sirvió a Volkswagen como copa en un marco en el que los modelos de la forma de Wolfsburgo copaban otras series como los Lupo o los posteriores Scirocco.

Bajó el capó contaba con un motor de cuatro cilindros turbo de 1.8 litros capaz de entregar más de 200 CV de potencia para 1.170 kilogramos de peso total. Quizás no es una de las series más conocidas, pero sí que el vehículo se convirtió en toda una leyenda debido a su aparición en videojuegos como Gran Turismo y a la creación de numerosas réplicas a escala, tanto por parte de Hot Wheels como de Burago.

De Rallyes, incluso compartiendo tramos con los WRC

La tradición en rallyes de velocidad del Volkswagen Beetle es seguramente menor que la de otros coetáneos como el Mini Cooper o el SEAT 600, pero aun así tuvo sus apariciones en pruebas internacionales, e incluso, hay un proyecto durante los últimos años encabezado por Bob Beales y con el apoyo de VW Heritage que se propuso llevar a un Beetle de 1958 a los tramos del Mundial de Rallyes, concretamente a los del RAC.

Allí, esta unidad apodada cariñosamente como ‘Bertie’, voló a igual que los World Rally Cars por encima de los saltos de Sweet Lamb y vadeó sus pasos de agua después de una vida llena de emocionantes aventuras para una unidad que comenzó como taxi para la Compañía Hereford antes de que fuera volcado y comprado por Bill Bengry, el cual lo adaptó para competir en Autocross y en rallyes con un motor Okrasa (Oettinger Kraftfahr-technische Spezial-Anstalt). Ya en manos de Bales participó en algunos eventos de regularidad como el prestigioso Monte-Carlo Historique, evolucionándolo con el paso de los años hasta contar con un propulsor 2.1 y nuevos frenos de disco originarios del Type3.

Baja Bug, o la razón por la que es tan querido en Norteamérica

Seguramente la relación más longeva los Beetle con la competición viene de la mano de las bajas. La arquitectura, sencillez y resistencia de los Volkswagen dio paso a que fueran la base perfecta para hacer preparaciones de cara a las competiciones off-road en Norteamérica. Su presencia en la Baja se remonta prácticamente a la década de los sesenta, con la aparición de los ‘dune buggies’ y de lo que posteriormente se conocería como ‘Baja Bug’. Sería imposible detallar la preparación y características de estos coches ya que básicamente todos son completamente distintos, aunque la compañía Miller-Havens fue una de las primeras en introducir la comercialización de un kit para Bajas estándar que añadía numerosos elementos como los nuevos pasos de rueda, paneles, jaula de seguridad, protecciones metálicas y mayores suspensiones y neumáticos todoterreno.

También mecánicamente se adaptaron a las nuevas exigencias, cambiando en la mayoría de los casos los sistemas de inyección y consiguiendo algo más de potencia del Escarabajo. No fue de extrañar que gran parte de los buggies modernos mantengan esa imagen icónica del Beetle, y que incluso con los años se haya dado lugar a la creación de nuevos proyectos como el del diseñador industrial Josh McGuckin, el cual, junto a su equipo, decidió formar parte de la Baja 1000 de 2017 al volante de un Volkswagen Beetle con el apoyo de Volkswagen of America y dentro de la Clase 11 (coches de serie con frenos de tambor, motores bóxer de cuatro cilindros y 1.600 cc, suspensión de serie y una potencia de unos 80 CV).

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