Si en algo está poniendo empeño la industria es en conseguir un combustible sostenible que se convierta en el salvavidas del diésel y la gasolina. El objetivo es que puedan seguir estando presentes en un futuro electrificado, donde las regulaciones estrechan (cada vez más) el círculo a las emisiones. El último en sumarse a la lista es el polvo de hierro, que no salvará directamente a los motores térmicos aunque sí a la industria.
Tal y como explica El País, Xataca y Ecoinventos, la clave para convertir el polvo de hierro en un combustible sostenible es su capacidad para crear un bucle: se quema, se obtiene óxido de hierro y se quita el oxígeno para volver a tener hierro… listo para comenzar de nuevo este proceso circular.
Los excesos de las energías renovables
¿Por qué polvo de hierro? La respuesta la tienen las energías renovables. Fuentes como el viento y el sol producen un exceso, que, luego, se emplea cuando escasean. El reto pasa por almacenar y transportar este superávit: este ha sido el punto de partida del Max-Planck-Institut für Eisenforschung (MPIE) de Düsseldorf (Alemania) y de la Universidad Tecnológica de Eindhoven (Países Bajos).
El trabajo de sus científicos ha explorado la posibilidad de emplear metales para almacenar esa energía porque, después, permiten quemarlos para liberarla: algo que ya se aplica en la industria aeroespacial. Ellos han centrado el foco en el hierro porque permite acumular grandes cantidades de energía en un espacio pequeño. Y, además, parece que es posible llevarlo a cabo con una fórmula barata y segura.
Un proceso circular, es decir, sostenible
Como apuntábamos antes, el objetivo es almacenar el exceso de energía renovable usando hierro y cuando sea necesaria, quemarlo, obtener óxido de hierro y eliminar el oxígeno para volver a tener hierro: es aquí (cuando el óxido de hierro se reduce a hierro) cuando la energía se almacena y se libera cuando tiene lugar esa primera combustión en la que el hierro se quema para convertirlo en óxido.
De momento, han dado con dos formas de crear esa combustión: una de ellas es con propano y otra con polvo de hierro. Si la segunda fuera viable, podrían conseguir un proceso de almacenamiento circular y sostenible.
Polvo de hierro
En este proceso se produce polvo de hierro y en él han estado trabajando los científicos: usando microscopía avanzada y simulación han podido conocer su forma, su pureza, la porosidad y la termodinámica de la combustión.
Esta caracterización es fundamental para conocer la estructura del polvo de hierro: con esta información pueden determinar si el proceso es circular de por sí o es necesario introducir energía o algún material adicional.
A favor y en contra del hierro
El hierro, como todo, tiene sus ventajas y desventajas. A su favor está su abundancia y su densidad energética: 11,3 kWh/l (kilovatios-hora por litro), una cifra superior a la de algunos hidrocarburos. En contra está su peso y la energía que se puede extraer por unidad de masa: 1,4 kWh/kg. Una cifra que lo descarta como combustible sostenible para nuestros coches, pero sí sería apto para barcos (que se usan para el transporte de piezas y de los propios vehículos) y para fábricas. Así que, de una manera indirecta, sí podría salvar a los motores de diésel y gasolina porque ayudaría a que las líneas de producción fueran más sostenibles… y todas las emisiones cuentan.
