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Probamos el Ford Mustang 2018 en Niza: así ha cambiado el icono de los muscle car

Acabamos de volver de la Costa Azul, zona escogida por Ford para la presentación inernacional del renovado Ford Mustang. El Ford Mustang de sexta generación fue presentado en 2014, coincidiendo con el 50 aniversario de su llegada al mercado (lo vivimos en persona en la cima del Empire State Building). En 2018 el muscle car americano ha recibido un lavado de cara, con importantes novedades técnicas y tecnológicas que merece la pena conocer. Como puntos destacados, se anuncia la introducción de un motor 5.0 V8 de 450 CV, suspensión adaptativa MagneRide y una caja de cambios automática de 10 relaciones.

El Ford Mustang más global y deportivo

Hasta su sexta generación, el Ford Mustang era un affaire estadounidense. Aunque algunos Mustang eran vendidos en el extranjero, nunca fueron diseñados pensando en otro lugar que EE.UU. Con la actual generación, el foco del Mustang pasó a ser global y en estos momentos se vende en 146 mercados. Además, merece la pena mencionar que las adaptaciones entre mercados y zonas geográficas son mínimas. No obstante, EE.UU. sigue recibiendo modelos exclusivos, como los Shelby Mustang GT350 y GT350R, o los futuros GT500.

El Ford Mustang es el deportivo más vendido a nivel mundial. En España es líder de su segmento, con más de 1.300 coches vendidos desde 2014.

En España se han vendido 1.300 unidades desde que se lanzara a finales de 2014. Para un coche de nicho son cifras muy buenas, que superan a las de instituciones como el Porsche 911. Curiosamente, la mitad de sus ventas corresponden a versiones de ocho cilindros, y 8 de cada 10 Mustang vendidos en nuestro mercado tienen carrocería coupé, no cabrio. La actual generación del Ford Mustang es la más deportiva de su historia, y fue la primera en abandonar el eje rígido trasero, a favor de un esquema de suspensión independiente, más dinámico y ágil.

Las 10 principales novedades del Ford Mustang 2018, a examen

Repasemos juntos las diez principales novedades del Ford Mustang GT, examinadas en su práctica totalidad en esta presentación internacional.

1) Más carácter y un diseño más agresivo

El Ford Mustang ha cambiado sensiblemente a nivel de diseño. Su capó es más afilado, su calandra tiene los bordes más marcados y las ópticas han reducido su tamaño. Además de tener mucho más detalle, las ópticas tienen LEDs diurnos de diseño similar al de los pilotos traseros. El clúster de los antiniebla ha sido minimizado, y el paragolpes tiene una forma más afilada. A muchos nos disgustó el frontal renovado del Mustang. No obstante, en vivo gana varios enteros, haciendo que el Mustang pre-facelift parezca algo anticuado, incluso poco agresivo.

Tiene una resistencia aerodinámica un 3% inferior a la de su predecesor.

Todos los capó de los Ford Mustang tienen ahora dos salidas de aireación. De ellas emanan unos nervios que mueren en la zaga del coche. En la zaga también hay más personalidad: el difusor ha sido rediseñado y en los GT, cuatro colas de escape asoman amenazadoras por su parte inferior. Charlando con Carl Windmann – jefe de proyecto del Mustang – he averiguado que el rediseño del frontal ha sido polémico: la altura del capó es 20 mm inferior a la de su predecesor, jugando al limite de las normativas europeas de protección al peatón en caso de atropello.

Es un coche con presencia, un coche musculoso cuyas líneas emanan potencia y actitud. No es un coche con el que vayas a pasar desapercibido. Personalmente, Coupé sería mi carrocería favorita, con un estilo Fastback cuyos orígenes pueden trazarse al primer Ford Mustang.

2) Una instrumentación completamente digital

En un coche que juega con un delicado equilibrio entre tradición y presente, la decisión de equipar una instrumentación 100% digital es como mínimo controvertida. Es una pantalla de 12,3”, que se amolda el espacio donde antes estaban los relojes analógicos. Tiene tres modos de visualización diferentes, que corresponden a los modos de conducción Normal, Sport y Track. No obstante, es un panel completamente personalizable: podemos visualizar información de navegación, la temperatura del aceite o la admisión, o las fuerzas G en tiempo real – por mencionar tres ejemplos rápidos.

En EE.UU. se ofrece en los acabados base una instrumentación analógica. Todos los Mustang europeos tienen instrumentación digital de serie.

Su lectura es clara en todo momento y tiene un funcionamiento fluido, con unos gráficos que me han recordado a la instrumentación digital del Ford GT. En los modos específicos para carreras de aceleración y conducción en circuito es realmente llamativa. No obstante, no tiene un funcionamiento demasiado intuitivo, y extraer todo su potencial es una tarea sometida a una curva de aprendizaje. Los propios ingenieros de la marca reconocen que su usabilidad y manejo será el objetivo de sucesivas revisiones y actualizaciones.

3) Seis modos de conducción diferentes… ¡y un modo drag racing!

Tras su renovación, el Ford Mustang disfruta de seis modos de conducción. Estos modos de conducción actúan sobre el sonido del escape, la dureza de la dirección asistida, el comportamiento de motor y caja de cambios, la suspensión – de equipar suspensión adaptativa – y las ayudas electrónicas a la conducción. Los modos son Nieve, Normal, Sport, Track y Drag Racing, además de un modo My Mode que podemos configurar a nuestro gusto. Cada uno de estos modos tiene una visualización específica en la instrumentación digital del coche.

El modo Line Lock, o el “asistente de burnouts” es ahora de serie en toda la gama Mustang, incluyendo el 2.3 EcoBoost.

En el modo de conducción para Drag Racing un semáforo aparecerá en la instrumentación. Cuando se ponga en verde, saldremos acelerando a toda velocidad – haciendo uso del Launch Control, de serie en todos los Mustang – y el coche medirá por nosotros nuestro tiempo en el cuarto de milla y la velocidad de paso por meta. En este modo, el cambio automático no disminuye el par entre cambios de marcha – no se interrumpe la aceleración entre marchas – sacrificando refinamiento por aceleración pura.

4) Motores: al volante de una nueva generación del 5.0 V8 y un EcoBoost modificado

El Ford Mustang 2018 está disponible con dos motores: un 5.0 V8 de 450 CV y un 2.3 EcoBoost de 290 CV. El primero que pude probar fue el V8, asociado a una carrocería descapotable y un cambio automático. Este motor es la tercera generación del «Coyote» estrenado en la pasada generación del Mustang. El propulsor ha sido rediseñado: ahora dispone de dos inyectores por cilindro – combina la inyección directa con la inyección indirecta – para un mayor control del proceso de combustión. El resultado de esta y otras mejoras es una potencia final de 450 CV a 7.000 rpm y 529 Nm de par máximo a 4.600 rpm.

El empuje del V8 es contundente desde el ralentí, sin huecos o desfallecimientos en su curva de potencia. Larga vida a los V8 atmosféricos.

En combinación con el Launch Control (de serie en toda la gama) y el cambio automático de 10 relaciones hace el 0 a 100 km/h en sólo 4,3 segundos. Este motor se asocia a un sistema de escape activo, de gorgoteo moderado y sensato en una conducción tranquila – escandaloso y visceral cuando hundimos el pedal derecho hasta la moqueta. El empuje del V8 parece no tener fin, y poder superar con comodidad las 7.000 rpm – el corte de inyección se sitúa en las 7.500 rpm – no es algo que se pueda disfrutar en muchos coches actuales. Al ser atmosférico tiene un carácter progresivo y predecible, pero muy contundente gracias a su elevado cubicaje.

Al día siguiente pude conducir un Ford Mustang con motor EcoBoost. A pesar de sus 1.723 kilos en orden de marcha de aquél descapotable, no esperaba semejante empuje y fortísima aceleración. El 2.3 EcoBoost ha perdido 27 CV – debido a la incorporación de un filtro de partículas – y desarrolla 290 CV, pero ha incrementado su par motor hasta los 440 Nm a 3.000 rpm gracias a una función de overboost. Es un motor con muy poco turbo-lag, y aunque se estira sin miedo hasta las 6.500 rpm, su zona fuerte es el medio régimen: sobre el papel, el Coupé automático hace el 0 a 100 km/h en 5,5 segundos.

Donde el EcoBoost no puede competir con el V8 es en sonido. Por mucho que lo intente simulando un sonido más contundente a través del equipo de sonido del coche.

El 2.3 EcoBoost declara un consumo medio de 9,0 l/100 km, en el caso de estar montado en un Ford Mustang Fastback con cambio manual. Es el único motor con el que el Ford Mustang no paga el tramo más alto del Impuesto de Matriculación, el 14,75%. Por su parte, el V8 más «gastón» declara un consumo medio de 12,8 l/100 km, que en conducción deportiva se dispara con facilidad por encima de los 20 l/100 km. En cualquiera de los casos, no son deportivos especialmente eficientes – ni pretenden serlo.

5) Una nueva caja de cambios automática de 10 relaciones

Es una de las grandes novedades del Ford Mustang 2018. Fue desarrollada junto a General Motors y ya está disponible en coches como las Ford F-150, el nuevo Ford Edge o el Chevrolet Camaro ZL1. Es una caja de cambios de convertidor de par, que reemplaza al anterior automático de seis relaciones. Se asocia a ambas motorizaciones del Mustang, y en ambos casos puede manejarse de forma secuencial, con levas tras el volante. Ford afirma que es tan eficaz y rápida como una caja de cambios de doble embrague, además de ser más suave y cómoda.

¿Tiene sentido una caja de cambios con tantas relaciones? En aras de la eficiencia, desde luego. El motor siempre acaba girando a un régimen eficiente, en la marcha más adecuada a cada momento. En una conducción deportiva solo utilizaremos las primeras tres o cuatro relaciones, que son en verdad ligeramente más cortas que las cuatro primeras relaciones del anterior cambio automático. En conducción deportiva simula un punta-tacón en reducciones, incrementando la “violencia” de los cambios de marcha: Ford quiere que sintamos ese “tirón”.

En una conducción deportiva puede ser algo brusca. Una brusquedad buscada por Ford en aras de las sensaciones.

Si este cambio destaca por algo es por su rapidez. El kick-down es capaz de reducir siete marchas de golpe – lo hace casi tan bien como el cambio ZF de 8 relaciones y convertidor de par – y (especialmente) en los modos de conducción más deportivos tiene en cuenta ángulo de guiñada, posición del acelerador, aceleración lateral y giro del volante para predecir y engranar la marcha más adecuada. Y lo hace sorprendentemente bien. Si quieres controlarla de forma más directa, sigue ofreciendo un modo de manejo secuencial, como antes mencionaba.

La caja de cambios manual de seis relaciones también ha recibido mejoras. Está ahora asociada a un embrague bimasa – solo en el caso de los V8 – en aras de una mayor durabilidad y menor nivel de vibraciones. Estrena una función de punta-tacón automático, de nuevo sólo disponible en los V8. No he podido probar el cambio manual en un Ford Mustang GT, pero sí en un EcoBoost. Me ha gustado mucho su tacto, de recorridos duros y precisos, más asociados a un deportivo europeo que a un muscle car. Esta unidad manual sigue estando suministrada por Getrag.

El sobrecoste del cambio automático de 10 relaciones con respecto al cambio manual es de 3.000 euros.

Si me pedís mi opinión, un Ford Mustang siempre debería adquirirse con un cambio manual, por muy bien que vaya el automático. Si lo que quieres es sentir una fuerte conexión con el coche y disfrutar de sensaciones en peligro de extinción – es una pena que el tercer pedal esté siendo desterrado del automóvil a pasos agigantados – ni lo dudes. Junto al motor V8 atmosférico, es una de las señas de identidad de los muscle car, una especie tan anacrónica como apasionante. Sobra que os lo diga: los cambios manuales son una especie en vías de desaparición.

6) Estrena suspensión magnetoreológica Magne Ride

Una gran novedad en los Ford Mustang 2018 es la introducción de una suspensión Magne Ride, desarrollada por BWI Group. Es una suspensión adaptativa electrónica de tipo magnetoreológico. Tranquilo, te lo explico: sus amortiguadores, en vez de estar rellenos de fluido hidráulico, están rellenos de un aceite sintético, cargado de partículas magnéticas. Una cierta cantidad de corriente eléctrica es aplicada a este fluido, a través de una bobina imantada situada en el interior del amortiguador. Las propiedades del fluido se alteran, ofreciendo más o menos resistencia. De esta forma, el amortiguador varía su dureza en tiempo real, reaccionando al entorno y nuestra conducción (hasta 100 veces por segundo).

La suspensión Magne Ride está disponible con ambas motorizaciones. Es un extra con un precio de 2.200 euros.

Estos amortiguadores están controlados por una centralita específica, que se sirve de todos los inputs de datos del vehículo – velocidad, aceleración lateral, marcha engranada o ángulo de giro del volante – además de “leer” la carretera. Imaginad que estamos en pleno apoyo. El coche endurece los amortiguadores del lado contrario a la curva. Si en esta misma curva pisamos un fuerte bache, será compensado en tiempo real por el resto de los amortiguadores, de manera que siempre retendremos el control del coche.

Como es lógico, su tarado varía en función del modo de conducción en que estemos circulando. Nuestras primeras impresiones de esta suspensión son muy buenas. En el modo Normal es una suspensión cómoda, capaz de filtrar perfectamente las irregularidad del firme. En modos más deportivos, se endurece de forma notable, permitiendo un paso por curva que parece difícil de creer en un descapotable de 450 CV y más de 1.800 kilos de peso. Estamos deseando probar su paso por curva en circuito, donde desde Ford afirman es especialmente eficaz.

La suspensión Magne Ride es una “herencia” del Shelby Mustang GT350, en el que se equipa de serie.

7) Más posibilidades de personalización

Sin llegar al nivel de personalización de alguna marca premium europea, el Ford Mustang 2018 nos deja bastante margen para crear un coche estéticamente a nuestro gusto. Está disponible con 11 colores diferentes para su carrocería – el Fury Orange metalizado es especialmente llamativo – y 10 tapizados diferentes para el habitáculo. Además se ofrecen tres acabados diferentes para los varios modelos de llantas disponibles, con tamaños de hasta 20 pulgadas. Por si esto fuera poco, existen cuatro Custom Pack disponibles.

Los Custom Pack aglutinan una serie de elementos opcionales que mejoran el aspecto de los Ford Mustang, adaptándolo a los gustos de los propietarios. Estos packs incluyen asientos de cuero tanto ventilados como calefactados, diferentes diseños de llantas, el sistema SYNC3 con equipo hi-fi Shaker Pro o molduras plateadas para los vanos de las puertas. Por 1.050 euros podremos equipar al Mustang con acabados de Alcantara y fibra de carbono en puertas y consola central.

2.050 euros es el precio de los asientos deportivos opcionales firmados por Recaro. Son la opción más racing del nuevo Mustang.

8) Un interior de calidad mejorada

El Ford Mustang nunca destacó por sus acabados o terminaciones. En este lavado de cara se ha tratado de imprimir un aspecto más premium al habitáculo. Por ejemplo, tanto el salpicadero como consola central están ahora recubiertos de cuero artificial, con pespunteado en color. La moldura que rodea la instrumentación pasa a ser de aluminio, en vez de plástico. ¿Sigue el Ford Mustang teniendo ajustes mejorables y muchos plásticos duros? Sí, aunque ha ganado empaque, sigue siendo inferior a su competencia. Pero también sigue siendo espectacularmente inferior en precio de compra.

9) Más conectividad (SYNC3) y seguridad activa

El equipo de infotainment del Ford Mustang 2018 es ahora el SYNC3 de Ford, articulado en torno a una pantalla táctil capacitiva de 8”. Es compatible con Apple CarPlay y Android Auto, como novedad destacada. En cuanto a las asistencias a la conducción, el Ford Mustang estrena por primera vez un sistema de control de crucero adaptativo, así como un sistema de cámaras traseras de ayuda al aparcamiento. Dispone de serie de un asistente de mantenimiento de carril, una alerta de precolisión y una frenada automática de emergencia con detección de peatones.

Si queremos asociar SYNC3 a un equipo de audio Shaker Pro de 12 altavoces, tendremos que desembolsar 1.300 euros.

10) Bullitt llega a Europa

El Ford Mustang Bullitt es una edición especial del Ford Mustang. Está inspirada en el Mustang Fastback que Steve McQueen pilotó en las calles de San Francisco, durante la película “Bullitt”. Entre otras mejoras, tiene un motor 5.0 V8 de 464 CV – 14 CV más que el V8 de los GT, y solo disponible con cambio manual – y solo puede pintarse en color negro o verde oscuro. Sus llantas son de color negro y se han suprimido sus logotipos, reemplazándose el logotipo situado en el portón del maletero por un emblema específico en el que se puede leer “Bullitt”.

Es una edición limitada, de la que llegarán a Europa apenas 500 unidades.

En su habitáculo encontramos inserciones en aluminio, así como una bola blanca como pomo de la palanca de cambios manual. Los asientos deportivos Recaro son de serie – con un pespunteado en color verde en su resoplado – así como una placa numerada con el orden de producción de nuestra unidad. En el volante, el logotipo del poni es reemplazado por un “Bullitt” de tipografía clásica, similar a un punto de mira. Aún no se saben precios ni fecha de venta del Mustang Bullitt. Sólo sabemos que llegará después del verano.

No es un coche perfecto, pero te conquistará

El Ford Mustang no es ni mucho menos un coche perfecto. Su visibilidad interior es muy mejorable, al igual que algunos acabados, por no hablar del consumo de combustible de sus motores. Con todo, es un coche que no se debe racionalizar en términos prácticos, es un pony car cargado de músculo, un dignísimo heredero de una era gloriosa para el automóvil americano. Un deportivo que se ha hecho global sin perder su carácter de siempre, ganando en dinámica y rendimiento. Os aseguro que es un coche a la altura de los mejores deportivos europeos.

Si quieres disfrutar la «experiencia Mustang» al completo, deberías adquirirlo con un motor de ocho cilindros y cambio manual.

Sin sus motores V8 no podríamos entender al Ford Mustang. El pesado gorgoteo de su V8 es en buena parte, el culpable de nuestro enamoramiento. Pero si algo nos ha sorprendido ha sido su comportamiento dinámico, de altísimo nivel y sin nada que ver con el de coches como el Dodge Challenger, sólo rápido en línea recta. El Mustang apela a nuestro lado más emocional, y en cierto modo, también a nuestro lado más racional: nadie más es capaz de ofrecernos 450 CV de potencia a un precio inferior a los 50.000 euros.

¿Cuanto cuesta el nuevo Ford Mustang?

El Ford Mustang GT es algo más caro que su predecesor, pero sigue siendo uno de los deportivos más baratos del mercado en relación a su potencia. ¿Quién es capaz de ofrecerte hoy en día 450 CV por menos de 50.000 euros? El precio de los Ford Mustang aumenta en unos 2.000 euros con respecto a los coches pre-facelift, pero sigue siendo un coche asequible: el 2.3 EcoBoost con cambio manual arranca en 41.300 euros, con carrocería Fastback y cambio manual. Por su parte, el Ford Mustang GT más barato arranca en 49.300 euros, y es uno de los poquísimos coches con motor V8 y cambio manual a la venta en el mercado.

Tendrías que gastarte más de dos veces su precio para conseguir un deportivo europeo equivalente.

Los automáticos tienen un sobreprecio de 3.000 euros con respecto a los Mustang manuales y el sobreprecio de las carrocerías descapotables con respecto a las Fastback es de 4.000 euros.

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