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Adiós al plan de los coches eléctricos en Europa, una vía libre para seguir con el diésel y la gasolina, ¿el fin de la ilusión eléctrica?

En Europa crece el escepticismo con respecto a la prohibición de los motores del diésel y la gasolina prevista para 2035. Para esa fecha se ha previsto que esté prohibido vender coches nuevos con motor de combustión interna. Pero cada vez son más las voces que, primero, no creen que eso vaya a ser posible, al menos en los términos propuestos actualmente. Y, segundo, piden que se tomen acciones, inmediatas, para retrasar esos plazos y evitar que dicha prohibición tenga lugar en 2035. Lo cual suscita la posibilidad de que se ralentice la transición hacia el coche eléctrico. En definitiva, un adiós al proyecto del coche eléctrico europeo con el objetivo puesto en 2035.

Escepticismo sobre la prohibición a diésel y gasolina en 2035

Estos días os hablábamos al respecto de estos movimientos en la Unión Europea que aún pudiendo ser cantos de sirena, por la coyuntura actual, y el escenario electoral que se dibuja previo a los comicios de junio para la conformación de un nuevo Parlamento Europeo y, por qué no decirlo, la situación interna y las elecciones de los miembros comunitarios, también son un reflejo de la agitación y la incertidumbre que pesa sobre los objetivos que se han propuesto para la transición hacia el coche eléctrico y también la prohibición del diésel y la gasolina.

Merece la pena que nos hagamos dos preguntas: ¿Qué puede suceder con el objetivo de prohibir diésel y gasolina en 2035 y que entonces solo esté permitido comprar coches eléctricos? ¿Qué sucederá con el coche eléctrico, y con el diésel y la gasolina, si se da marcha atrás y se revierten estos objetivos?

En la coyuntura previa a los comicios europeos crece el escepticismo sobre la prohibición al diésel y la gasolina, que suscita la posibilidad de que se frene la transición hacia el coche eléctrico

Europa cede a favor del diésel y la gasolina

En los últimos años hemos visto cómo la Unión Europea, ante las peticiones y la presión de fabricantes de automóviles, pero también de algunos miembros comunitarios, cedía en dos aspectos clave y concernientes a la industria del automóvil y su transición al eléctrico:

  1. En 2022 se abría la puerta a que aún podamos comprar coches nuevos con motor de combustión interna en 2035, en unos términos y condiciones que aún no se han concretado, pero que tendrían que ver con el uso de combustibles sintéticos y biocombustibles neutrales.
  2. En 2023 la Unión Europea cedía y acordaba una normativa Euro VII más laxa, de nuevo solicitada por fabricantes de automóviles y miembros comunitarios, que permitiera seguir comercializando muchos coches con motor de combustión interna que con los objetivos más ambiciosos iniciales para la Euro VII no hubieran sido viables.

En estos momentos ya hemos analizado dos indicios ante otra posible cesión en los objetivos que se han marcado actualmente. Desde Porsche se apuntaba a que en la Unión Europea aún hay conversaciones y a que el objetivo de 2035 podría retrasarse o no producirse en esos términos. Desde el grupo que ostenta una mayor representación en el Parlamento Europeo se rechaza la «política de la prohibición» y en concreto «la prohibición de los motores de combustión interna» y aseguran que «lo revisaremos tan pronto como sea posible».

En el escenario que se dibuja la Unión Europea aún podría realizar más cesiones a favor del diésel y la gasolina, que podrían afectar a los objetivos a favor del eléctricos definidos hasta 2035

Meses de agitación en la Unión Europea

Los próximos meses, insistimos, nos dejarán nuevas declaraciones y posicionamientos a favor y en contra de los objetivos que se han propuesto, y especialmente el de prohibir las ventas de coches nuevos diésel y gasolina en 2035 y permitir para entonces únicamente la venta de coches eléctricos. Por el contexto político comunitario, y la campaña previa a las elecciones al Parlamento Europeo que tendrán lugar entre el 6 y el 9 de junio (9 de junio en España). Pero también por la política interna de los miembros comunitarios, algunos de los cuales también afrontan comicios que marcarán su política en los próximos años.

Probablemente estaremos ante la confrontación de dos posiciones y de dos fuerzas en auge en Europa. La de los denominados partidos verdes, generalmente de ideologías próximas a la socialdemocracia. La de los contrarios al proceso de transición energética ya iniciados, o incluso euroescépticos, de posiciones ideológicas generalmente conservadoras.

En cualquier caso, lo importante, y el momento decisivo para el diésel y la gasolina, y para el eléctrico, llegará el día después. Llegará con la conformación del nuevo Parlamento Europeo y, sobre todo, con las posiciones que se hagan con el ejecutivo y el legislativo de los miembros comunitarios para los próximos años.

Se esperan meses de agitación en la Unión Europea e incertidumbre al respecto de la conformación de un nuevo Parlamento Europeo, pero sobre todo por los dirigentes y las fuerzas dominantes que se establezcan en los próximos años en los miembros comunitarios

Dos escenarios posibles respecto a la prohibición de 2035

Nos vamos a situar en el caso en el que la Unión Europea tenga que realizar nuevas cesiones, a favor de diésel y gasolina, y a priori en contra de los objetivos más ambiciosos que se han marcado para con el eléctrico. Y vamos a definir dos casos concretos, que aunque aún no están sobre la mesa podrían ser factibles.

  1. Una moratoria en la que manteniendo la prohibición a diésel y gasolina en 2035 aún existan casos concretos, o cupos, que permitan seguir vendiendo coches diésel y gasolina durante unos años más allá de 2035.
  2. Retrasar el plazo establecido de 2035 y hacer que la prohibición se haga efectiva más allá de ese año. En Reino Unido, donde se habían establecido un objetivo mucho más ambicioso de prohibir diésel y gasolina en 2030, se procedió a retrasarlo por un lustro hasta 2035. Rishi Sunak, en un discurso a la nación en septiembre de 2023, defendió la decisión apuntando que «debería ser el consumidor el que elija qué coche escoger, y no el gobierno el que fuerce la elección», argumentos no muy diferentes a los esgrimidos por las fuerzas que se oponen a la prohibición de 2035.

Imaginemos que se produce este segundo escenario y que la prohibición a diésel y gasolina finalmente se retrasa.

La posibilidad de que se establezcan nuevas moratorias o se retrase la prohibición al diésel y la gasolina es realista

Velocimetro Diesel Gasolina Emisiones 2035 Union Europea

El punto de no retorno de la transición al coche eléctrico

Lo primero, es que resultaría ingenuo pensar que un cambio en la posición en la Unión Europea frenará la transición hacia el coche eléctrico y, por supuesto, conseguirá disuadir a los fabricantes de seguir su hoja de ruta. El punto de no retorno ya se ha superado. Si fijamos nuestra atención en una marca como Volkswagen nos encontraremos con que la alemana está invirtiendo – hasta 2026 – alrededor de 18.000 millones de euros en movilidad eléctrica y digitalización. En 2033, Volkswagen no producirá en Europa otra cosa que no sean coches eléctricos.

Fabricantes tan importantes en Europa como Stellantis ya han decidido adelantar sus objetivos para completar la transición al eléctrico, mucho antes de 2035, tan pronto como 2030. Y ese plazo se adelantará para algunas de sus marcas, como Alfa Romeo, DS, Lancia, u Opel.

Otro gigante europeo, como Renault, ya ha decidido que en 2030 toda su gama será completamente eléctrica. No habrá sitio para el diésel y la gasolina cinco años antes de que se venza el plazo establecido para su prohibición por la Unión Europea.

2035 es un objetivo realista para muchas marcas, que ya han adelantado su objetivo para dejar de vender diésel y gasolina y vender solo eléctricos mucho antes y que han realizado importantes inversiones para conseguirlo

El diésel y la gasolina han muerto, larga vida para el diésel y la gasolina

Insistimos, es ingenuo pensar que fabricantes de automóviles que han invertido tanto para completar su transición hacia el coche eléctrico vayan a cambiar de rumbo, paralizar su estrategia, o retrasarla significativamente para seguir vendiendo diésel y gasolina. Pero eso no quita que cualquier retraso en los objetivos propuestos pueda ser una gran oportunidad para muchas marcas.

Fijémonos en Dacia. Actualmente, Dacia solo vende un eléctrico, el Spring, fabricado en China y muy competitivo esencialmente por su bajo precio. Sabemos que hasta 2028 no lanzarán un nuevo eléctrico, que llegará con la nueva generación de Dacia Sandero que, por cierto, seguirá estando disponible con motores de combustión interna.

Para 2028, Dacia seguirá ofreciendo una gama eminentemente basada en motores de combustión interna. Renault, por su parte, dispondrá para entonces de una gama eminentemente eléctrica, que supondrán bastante más de la mitad de sus ventas, y estará a solo dos años del objetivo de dejar de vender coches con motor de combustión interna.

Las marcas que tanto han invertido en el eléctrico no van a paralizar sus planes, pero si tienen soluciones para cubrirse y vías alternativas para la combustión interna

La vía alternativa de una Europa que mantenga el diésel y la gasolina

El pasado verano teníamos la oportunidad de visitar la sede de Dacia en Bucarest, así como su fábrica en Mioveni, también de hablar con Denis Le Vot, CEO de Dacia. Denis nos trasladaba un hecho, Dacia dispone actualmente de toda la tecnología del Grupo Renault. Y eso significa que para lanzar nuevos eléctricos, o nuevas soluciones híbridas, solo tiene que recurrir a aquellas tecnologías que encajen en el producto y la filosofía de Dacia.

No solo eso. Renault lo ha apostado todo por el eléctrico. Pero en Dacia aún se cree en la combustión interna, al menos mientras lo permita la legislación, y mientras así lo demanden sus clientes. Cualquier posibilidad de que los plazos para la prohibición del diésel y la gasolina se retrasen más allá de 2035 probablemente no supondría un contratiempo para Renault, que seguiría el plan establecido. Sino que supondría una oportunidad para Dacia, que podría seguir satisfaciendo al mercado de la combustión interna, cualquiera que sea su cuota para entonces, mientras haya conductores que sigan demandándolo.

Mucho se ha hablado en los últimos años de SEAT y de cómo la marca española parece haberse quedado atrás en una transición hacia el coche eléctrico que avanza con paso firme para el resto del Grupo Volkswagen. Aún están a tiempo para encontrar su hueco en una industria del automóvil que será eléctrica, o no será. Pero mientras Europa siga dando aire a la combustión interna, al diésel y la gasolina, SEAT seguirá disponiendo de un mercado en el que vender sus coches bajo la estrategia actual.

La suerte no está echada, y si Europa lo permite, podremos seguir comprando diésel y gasolina más allá de 2035

La gasolina y el diésel seguirán estando muy vivos en las próximas déacadas

Se espera que en 2040 la mitad de los turismos que se vendan en todo el mundo sigan empleando motores de combustión interna, sean diésel, o sean gasolina. Y eso lo tienen muy presente marcas como Toyota, el mayor fabricante de coches del mundo, que en 2023 sumó junto con Lexus un total de 10.307.395 ventas. De todas ellas, solo 1.126.107 unidades fueron destinadas a Europa, 1.672.970 a Japón y 2.248.477 a Estados Unidos.

¿Aún nos preguntamos por qué Toyota – que sí tiene una hoja de ruta clara para ser competitiva en la carrera del coche eléctrico – sigue insistiendo en que creen, y seguirán apostando por la combustión interna?

Los próximos meses, insistimos, serán un tanto convulsos en cuanto a los pronunciamientos que veremos con respecto a la prohibición del diésel y la gasolina, la transición hacia el coche eléctrico, y la cuestión climática, en general. Las decisiones llegarán después. Y será entonces cuando tengamos la oportunidad de analizar, primero, si algunos de los pronósticos que expresamos se cumplen. Y, segundo, cómo reaccionan las marcas a los posibles cambios legislativos.

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