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Volkswagen Golf 2.0 TDI Sport, a prueba: ¿sigue siendo el referente de los compactos?

El Volkswagen Golf lleva ya más de 40 años entre nosotros, y este mismo año se ha presentado públicamente el lavado de cara de su séptima generación. Los lavados de cara buscan renovar el atractivo de un vehículo, dotándolo de nuevos motores, tecnologías o diseño. El lavado de cara del Volkswagen Golf, sin descuidar una imagen más fresca, está centrado en tecnología y conectividad. Para comprobar cómo ha mejorado el Golf, hemos solicitado a Volkswagen España una unidad equipada con el acabado Sport y un motor 2.0 TDI de 150 CV. ¿Nos acompañas en esta prueba?

No es una empresa sencilla la del Volkswagen Golf. Desde hace años se ha ganado a pulso el título de compacto más equilibrado del mercado. Nos guste o no, es la vara de medir en el competitivo segmento C – que sigue siendo el más grande, pese a la pujanza de los crossover – y es el coche al que todos sus rivales quieren batir. Debe correr para mantenerse en el mismo sitio, y esprintar si quiere marcar diferencias con rivales que aterrizan pisando muy fuerte, como es el nuevo Hyundai i30, acompañado de ofertas tradicionales como el Opel Astra o Ford Focus, que compiten especialmente en precio con el de Wolfsburgo.

¿Cómo ha cambiado el Volkswagen Golf?

Para empezar, ha evolucionado de forma estética, sin perder los rasgos que ya lo definían. Los cambios se centran, en primer lugar, en unas nuevas ópticas frontales con diodos diurnos de nueva factura, que en vivo me han recordado a algunos Audi de última generación. El mismo rediseño ocurre con los pilotos traseros y con los paragolpes, que acompañan con un aspecto agresivo a las llantas de 18 pulgadas de esta unidad. Pintada en color blanco, es llamativa y tiene un aspecto musculoso, sin necesidad de equipar un kit R-Line, que algunos podrían considerar ya algo “macarra”.

Sí, eso que ves en la zaga – aunque no le sienten mal – son unas infames colas de escape completamente falsas. Las modas son las modas.

Para más detalles sobre los cambios estéticos experimentados por el Volkswagen Golf, también te recomendamos leer nuestra toma de contacto con la gama renovada y nuestra ficha a fondo. Pasamos ahora al interior del Volkswagen Golf, donde sí apreciamos una evolución notable, especialmente en el plano tecnológico. Por supuesto, es el Volkswagen Digital Cockpit lo primero que llama nuestra atención: en vez de una instrumentación analógica – que aún persiste en las versiones de acceso – disfrutamos de una pantalla en alta resolución de 12,3”. En esta pantalla se muestra toda la información que necesitamos en nuestro viaje, además de ser completamente configurable a nuestro gusto.

Esta pantalla ya la conocemos de otros productos de Audi y Volkswagen – también el nuevo Skoda Karoq la puede equipar – pero es una primicia en la gama Golf. Posee un ajuste automático del brillo e incluso bajo la luz directa del sol de verano es legible. Especialmente interesante es la vista de navegación, que reduce el tamaño de los relojes principales, haciendo que el mapa e instrucciones de ruta ocupen la posición protagonista. Otro punto a agradecer es la posibilidad de conocer de un vistazo la temperatura del aceite del motor, la altitud a la que circulamos o los asistentes a la conducción que llevamos activados. Al ser totalmente configurable, podemos elegir la información que deseemos para el centro de los relojes y con un botón en el volante, movernos entre las diferentes vistas.

La pantalla de 9,2 pulgadas es preciosa, pero es un imán para la suciedad: asegúrate de llevar en todo momento un trapo de microfibra, lo vas a necesitar.

Por supuesto que no es el primer compacto en tener una instrumentación digital, pero sí es el primero en el espectro generalista. Ahora bien, sólo es posible disfrutar del Digital Cockpit en el acabado Sport – de serie al equipar el paquete Sport, sin coste – en los acabados Edition y Advance siquiera es un extra opcional. Otra gran novedad tecnológica del Volkswagen Golf es su nuevo sistema de infoentretenimiento Discover Pro, un extra de 1.925 euros que presume de una enorme pantalla de 9,2 pulgadas. Esta pantalla es panorámica, capacitiva y con un acabado brillante, muy bonito cuando está limpio, pero un imán para el polvo y las huellas dactilares.

No tengo quejas en cuanto a la usabilidad de la pantalla o la claridad e infografías de sus menús, pero echo de menos botones reales para las funciones de volumen, encendido y Home. Son mandos sin respuesta háptica, que obligan a apartar la vista de la carretera. El sistema Discover Pro con App Connect es compatible tanto con Apple CarPlay como con Android Auto. Ha sido este último estándar el que más he usado, sin problemas de conexión o dificultad en la configuración. Además de App Connect, Volkswagen ofrece una serie de servicios online integrados en el sistema de infotainment: estos servicios Car-Net deben ser activados y algunos de ellos acarrean un coste económico, o cuotas mensuales.

El sistema Discover Pro con App Connect es compatible tanto con Apple CarPlay como con Android Auto. También lo son otros sistemas de acceso a la gama.

Uno de los servicios más interesantes de la plataforma Car-Net es conocer a través de nuestro smartphone dónde hemos aparcado el vehículo, los datos del viaje o el tiempo y tráfico que podemos esperar en ruta. Son servicios similares al entorno OnStar – MyOpel de Opel, por poner un ejemplo cercano, analizado en nuestra prueba del nuevo Opel Astra. Un último apunte: al tener una diagonal de 24,3 cm, el extremo derecho de la pantalla queda algo apartado de la vista, obligando de nuevo a quitar los ojos de la carretera. No puedo objetar nada al aspecto ultramoderno que confiere al habitáculo del nuevo Volkswagen Golf.

Lo que no ha cambiado

Donde no hay novedad alguna es en cuanto a habitabilidad interior o espacio a bordo. Salvo los detalles mencionados antes, la ergonomía del coche no se ve afectada y sigue siendo excelente. La construcción del coche sobre la plataforma MQB del Grupo Volkswagen redunda en un espacio interior más que correcto para todos los pasajeros, especialmente si tenemos en cuenta que el coche mide sólo 4,26 metros de largo. Cuatro adultos altos y corpulentos viajan sin problema alguno, resultando solo estrecha la plaza central trasera, con un mullido más duro y un túnel central molesto. Además, tiene un maletero de 380 litros de volumen y formas muy aprovechables – abatiendo las plazas traseras obtenemos 1.270 litros de volumen.

Nuestra unidad equipa un motor 2.0 TDI de 150 CV, asociado a un cambio manual de seis relaciones. Es el clásico compacto diésel potente, el diésel más potente de la gama Golf, con permiso del GTD y sus 184 CV. Si no buscas el extra de picante de los GTD, las prestaciones de este “dos litros” son más que decentes: hace el 0 a 100 km/h en 8,6 segundos, alcanza los 216 km/h y sus 340 Nm de par motor entre 1.750 rpm y 3.000 rpm convierten adelantamientos y recuperaciones en un juego de niños. Aunque sea un viejo conocido, no podemos dejar de alabar la elasticidad y contundencia de este motor, de medios demoledores y empuje fuerte desde apenas 1.200 rpm, hasta más allá de las 4.500 rpm.

Este comportamiento ágil y neutral es marca de la casa, replicado con éxito en las sucesivas evoluciones del Golf.

Unido a un cambio de recorridos cortos y precisos – aunque de tacto un tanto artificial – el Golf es un coche divertido en tramos revirados, especialmente gracias a la suspensión deportiva de esta unidad y sus neumáticos Dunlop SP Sportmaxx RT de 235 mm de sección, montados sobre llantas de 18 pulgadas. Es un coche muy equilibrado, con un tren delantero muy noble y una zaga difícil de descolocar, pero no inmóvil. ¿Hay compactos más dinámicos? Un BMW Serie 1 de propulsión trasera, sin ir más lejos. Lo que no hay son muchos compactos que sepan combinar tan bien dinamismo y confort a bordo.

Como es canon en el mundo del automóvil, este Volkswagen Golf viene acompañado de un selector de modos de conducción, con hasta cuatro perfiles, uno de ellos totalmente personalizable. En una unidad con cambio manual, los cambios sólo se perciben en la dureza de la suspensión, la respuesta del acelerador y la dureza de la dirección. Supongo que tienen más sentido en una unidad automática, que en esta generación del Volkswagen Golf ya permiten la navegación “a vela” y en un futuro, la circulación con el motor completamente desconectado. Antes de llegar a las conclusiones, debemos también repasar el conjunto de ayudas a la conducción con las que nuestra unidad estaba agraciada.

Esta unidad también poseía el sistema Park Assist 3.0 (175 euros), capaz de aparcar por sí solo tanto en batería como en cordón.

A los usuales controles de tracción y estabilidad se suman un sistema de frenada automática con detección de peatones, un control de crucero adaptativo (ACC), una monitorización del cansancio del conductor, un detector de vehículos en punto muerto, un asistente de luces largas o un avisador de salida de carril. Uno de los sistemas que más contradicciones han generado en mi es el Lane Assist, un asistente de mantenimiento de carril, que practica pequeñas correcciones sobre la dirección del coche, asegurándose de que circulamos por el centro de nuestro carril. En combinación con el ACC, logra una conducción semi autónoma, aunque al poco tiempo de soltar el volante, el sistema se desactiva por seguridad.

No estoy en contra de la conducción semi autónoma, y lo cierto es que los asistentes de conducción en atascos son muy útiles, pero el Lane Assist interfiere en nuestra conducción en todo momento, con pequeños movimientos del volante que lejos de transmitirme más confianza, me la quitan. Una pequeña reflexión que no debería desmerecer el avanzado conjunto de ayudas a la conducción de esta unidad. ¿Sigue entonces mereciendo la pena comprar un Volkswagen Golf con respecto a otras alternativas de mercado? La respuesta es un sí con matices, sí si valoras su enorme dotación tecnológica y sí, si estás dispuesto a pagar un precio – tanto tarifa como extras – que se adentra peligrosamente en territorio premium.

Conclusiones

La unidad probada arranca en su configuración básica en 29.860 euros, un precio poco asequible, aún teniendo en cuenta que hablamos de un acabado tope de gama con un equipamiento de serie abundante. Sumando todos los extras de nuestra unidad, rompemos por poco la barrera de los 36.000 euros. Es común que los vehículos de prensa vengan cargados hasta los topes de equipamiento opcional, lo que nos demuestra lo caro que un Volkswagen Golf puede llegar a ser si se nos va la mano con el equipamiento opcional y la personalización del vehículo. Con todo, el Volkswagen Golf VII facelift sigue siendo el mismo coche equilibrado, de gran calidad y muy buen comportamiento que siempre ha sido.

El reto del Volkswagen Golf es soportar el envite de rivales de gran calidad, con un equipamiento comparable y precios bastante inferiores.

Es más tecnológico que nunca, y esa tecnología se paga, como hemos podido comprobar. El reto del Volkswagen Golf es soportar el envite de rivales de gran calidad, con un equipamiento comparable y precios bastante inferiores – el acabado tope de gama del Opel Astra 1.6 CDTI Biturbo de 160 CV arranca en 25.075 euros, mientras que el Hyundai i30 1.6 CRDi de 136 CV hace lo propio en su tope de gama desde 27.625 euros – con terminaciones y dinámica sólo marginalmente inferiores. Ambos coches gozan de descuentos comerciales muy jugosos. El Golf sigue siendo un referente, pero sus competidores no se han dormido en los laureles.

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