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Techos acristalados y lunas panorámicas, ¿son todo ventajas?

Una de las tendencias que gana cada vez mayor peso en la industria del automóvil es la de aumentar la superficie acristalada de la carrocería para mejorar cualidades como la habitabilidad o el confort. Un habitáculo mejor acristalado también está mejor iluminado, así como para lo bueno y para lo malo puede tener cierto influjo en la climatización. El acristalado puede ser un aliado para aumentar la temperatura a bordo en invierno y un inconveniente también al llegar el verano.

De un tiempo a esta parte no sólo hemos visto una proliferación de lunetas panorámicas y líneas de ventanillas con marcos cada vez menores o ausencia de estos para conferirle una mayor visibilidad. También hemos visto como los techos acristalados, o incluso completamente acristalados, se van imponiendo en segmentos concretos como el de lo SUV o los monovolúmenes, así como turismos de gama alta.

Parece que la tendencia no va a remitir y eso es algo que mantiene especialmente satisfechos a los talleres dedicados a reparación y sustitución de cristales.

Bertone – Alfa Romeo Pandion Concept (2010)

Los talleres especializados en reparación de lunas están satisfechos, puesto que la industria tiende a aumentar la superficie acristalada que ocupa la carrocería de nuestros automóviles.

Más cristal también conlleva un peso añadido, además de cierta fragilidad que se traduce en probabilidades de quebrar en caso de impactar cualquier objeto (por ejemplo, una piedra) proyectado por un camión en la carretera o en caso de una granizada. Por suerte los cristales actualmente emplean cada vez mejores materiales y refuerzos que aumentan su rigidez y evitan, en la medida de lo posible, la ruptura parcial. Con suerte en caso de impactar un objeto y producirse una grieta, esta podría repararse sin la sustitución completa de la luna.

Por otro lado los techos acristalados y panorámicos practicables tienen cierta propensión, que aumenta con el tiempo de uso del vehículo, a estropearse y en el peor de los casos eso supone la sustitución de todo el dispositivo. En el caso de los techos completos acristalados la problemática puede ser aún mayor si tenemos en cuenta el precio de la luna a sustituir y la necesidad de varios trabajadores cualificados en la sustitución de cada techo.

¿Llegará el momento en que la rigidez, seguridad y viabilidad de un techo completamente rígido acabe con la justificación de los pilares metálicos que dan consistencia a la carrocería de los automóviles?

Fuente: Glass Bytes | The Truth About Cars
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