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La movilidad del futuro, 30 años después de «Blade Runner»

En esta semana se han cumplido 30 años del estreno en España de “Blade Runner”, posiblemente, una de las películas más influyentes de todos los tiempos, hasta trascender el ámbito de la literatura y el cine de Ciencia Ficción. Pero, ¿Qué pinta “Blade Runner” en un blog que habla sobre nuevas tecnologías en el automóvil y la movilidad? Aparentemente poco. Pero si digo que uno de los aspectos esenciales de la película (y la novela en que se basa) es la visión de un mundo superpoblado lleno de ciudades masificadas y con graves problemas de movilidad para los ciudadanos parece que nos acercamos un poco. Y si además añado que ese futuro lejano y oscuro sucede en Los Angeles en 2019, el paralelismo se vuelve evidente. ¿Cuanto de aquel futuro angustiante previsto por Philip K. Dick y Ridley Scott se ha materializado? ¿Cuánto se parece aquel Los Angeles imaginado a nuestras ciudades actuales y las del futuro próximo? Quizá por un lado menos de lo que pensábamos… pero también más de lo que nos gustaría.

El mundo imaginado por Philip K. Dick y diseñado por Ridley Scott con la ayuda de Syd Mead nos permite observar cómo era la visión del futuro de principios de los años 80 y cómo de cerca (o lejos) estamos hoy de aquel futuro

“Blade Runner” es la versión cinematográfica de una novela de Philip K. Dick, “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”. En la novela original, escrita en 1967 la acción se desarrolla en 1992. La adaptación al cine de Ridley Scott se realizó en 1982, pero el director ubicó la acción en 2019. Aunque esta obra no pretende realizar un reflejo realista del futuro, y por ello se permite ciertas licencias narrativas, el ambiente desarrollado tiene una profunda vocación de realidad. Por eso, el mundo imaginado por Philip K. Dick y diseñado por Ridley Scott con la ayuda de Syd Mead nos permite observar, por un lado, cómo era la visión del futuro de principios de los años 80, pero por otro cómo de cerca (o lejos) estamos hoy en día de aquella fantasía de ciencia ficción.

La movilidad en “Blade Runner”

El futuro en el que se desarrolla “Blade Runner” está lleno de paradojas en cuanto a movilidad. Por un lado la humanidad ha colonizado el Espacio exterior después de haber convertido la Tierra en superpoblada y casi inhabitable. En la Tierra sólo han quedado las personas con problemas de salud o quienes no pueden permitirse emigrar de manera que el mundo se debate entre un gran desarrollo tecnológico y un desasosegante empobrecimiento. Existen naves capaces de desplazarse a otros planetas, pero sin embargo a nivel del suelo la movilidad de las personas está muy reducida. En ese 2019 las ciudades están repletas de gente por las calles,

Lo más parecido a transportes públicos que vemos son algunos vehículos de recogida de basuras y los inefables taxis amarillos

que apenas puede caminar, coches casi siempre colapsados en medio de un atasco en el que se mezclan peatones, automóviles y máquinas, y en definitiva un entorno hostil para las personas, sea cual sea el medio de locomoción con el que salen a la calle. El tráfico sigue siendo principalmente rodado, con vehículos de muy diferentes tamaños que se arrastran como pueden por las abarrotadas calles por las que, ocasionalmente, también circulan ciclistas. Aunque existen zonas de la ciudad que están cortadas al tráfico rodado o “peatonalizadas”, los peatones se abarrotan en las aceras y las calles donde puntualmente escuchamos semáforos inteligentes que avisan a los mismos “Cruce ahora, cruce ahora…”. Lo más parecido a transportes públicos que vemos son algunos vehículos de recogida de basuras y los inefables taxis amarillos. Los únicos coches que vuelan sobre los edificios son los de la policía, los “Spinner”, que se permiten aterrizar en las azoteas. Los “Spinner” no sólo son vehículos voladores, sino que son maquinas con alto nivel tecnológico, repletos de pantallas y sistemas de conexión y comunicación en su interior, que les permiten no sólo llegar a su destino con facilidad sino también comunicarse con otros coches. Los coches que ruedan, como el del protagonista Deckard, también están dotados de importantes recursos de lo que hoy llamaríamos “infotaintment” como videollamada etc. pero siguen estando sometidos a la fluidez o densidad del tránsito por las calles.

El presente en el tiempo del futuro

Sólo estamos a 7 años de la fecha en la que se desarrolla “Blade Runner”. ¿Tan desalentador es nuestro futuro inmediato? Rotundamente la respuesta es “No”. En el mundo actual no existe el desastre medioambiental que se plantea en la novela y la película, ni la genética artificial ha avanzado tanto, ni hemos tenido que salir a buscar más tierra al Espacio exterior por ahora. Sin embargo los paralelismos también son sugerentes.
En cierto modo las ciudades en las que vivimos hoy en día, particularmente megápolis como Los Angeles, comparten los problemas de la ciudad de 2019. Hoy el tráfico rodado de las grandes ciudades del mundo raramente supera los 10km/h de media en hora punta, es decir casi parado.

Hoy el tráfico rodado de las grandes ciudades del mundo raramente supera los 10km/h de media en hora punta, es decir casi parado

Esta humillante situación de los coches dentro de las ciudades, en palabras de Saskia Sassen, hace que vehículos tan técnicamente evolucionados como los nuestros deban arrastrase por el suelo a una velocidad inferior a la de una bicicleta. Y eso no contribuye a una mejor vida en las grandes ciudades. Por desgracia aún no hemos sido capaces de desarrollar los coches voladores, pero la conectividad es uno de los principales caballos de batalla de la industria del automóvil en la segunda década del siglo XXI, y nuestros coches son capaces de hacer más cosas que las que hacían los “Spinner”. No sólo ofrecernos comunicaciones con otras personas, sino también con otros coches, con los semáforos, e incluso, como en esta misma semana ha presentado BMW, reservar aparcamiento en el destino al que vamos. Y para cuando llegue 2019 los coches sin conductor serán una realidad cotidiana y no sólo en los laboratorios.
Pero hay más paralelos interesantes. La peatonalización de zonas en las ciudades no era exactamente una novedad a principios de los años 80, pero ni mucho menos estaba lo extendida y aceptada que está hoy. La tendencia a peatonalizar en las ciudades ha permitido no sólo retirar los humos de algunas áreas sino, sobre todo, propiciar una forma distinta de vivir la ciudad para los habitantes, que impulse una nueva cultura del transporte. Ligado a esto queda otro de los aspectos muy desarrollados en la novela y que queda menos explicado en la película, que es el de la contaminación. Aunque por razones diferentes (en el relato esta contaminación es un efecto secundario de la guerra), en la actualidad nuestras grandes urbes tienen graves problemas de salud debido a la calidad del aire como se ha puesto de manifiesto recientemente en Madrid y en Barcelona, y de forma más intensa en ciudades como Londres, Los Angeles o Pekin.

En España desde 1982 la cifra de coches ha aumentado casi un 300% mientras que la población sólo lo ha hecho en un 14%

Es un hecho que la contaminación atmosférica causa muertes cada año en las ciudades (y también los atropellos). Quizá por eso una de las sorpresas más gratas de este “futuro” en el que vivimos es que las bicicletas se abren paso como alternativa al desplazamiento urbano. Y lo hacen a una gran velocidad, creciendo en uso de manera exponencial y, como comentábamos hace unas semanas, hasta el punto de poder cuantificar las ventajas que aporta la bicicleta en la salud de la población de una ciudad.
Pero el tercer asunto capital en el que el futuro y el presente se acercan es el de la superpoblación de coches y de personas. El día que “Blade Runner” se estrenó en España en el mundo había unos 4600 millones de habitantes y la población de nuestro país rondaba los 38 millones de habitantes. Las perspectivas para entonces eran que el mundo creciese aproximadamente un 50% en población hasta 2020… pero en 2012 ya hemos superado esa cifra, rebasando por poco los 7000 millones de habitantes. En España en aquel año había unos 11 millones de coches en circulación, pero esa cifra ha aumentado casi un 300 % hasta 2012, mientras que la población sólo lo ha hecho en un 14%. La superpoblación futura de “Blade Runner” ha quedado desbordada 7 años antes de la fecha de la película…

¿Futuro imperfecto?

¿Qué futuro nos espera entonces? Afortunadamente el presente dista del desastroso panorama de la película de Ridley Scott. El aumento del uso y la inversión en transporte público (crisis mediante) es una tendencia consolidada a nivel mundial. El uso de la bicicleta es una costumbre cada vez más extendida y la ciudadanía comienza a concienciarse sobre problemas como la superpoblación de coches, incluso en China, como comentábamos hace varios domingos. Las tecnologías que comunican a los coches entre sí y con su entorno han superado en mucho a las que se veían en la película futurista, abriendo nuevos y esperanzadores caminos en la movilidad urbana.
Entonces ¿Estamos a salvo? Ni mucho menos. Las bolsas de pobreza que atraen las grandes ciudades son una fuerte amenaza para las condiciones de vida de millones de personas en el mundo, sin acceso al transporte privado ni público. Fenómenos nada aparatosos como la “Gentrificación” desplazan a los habitantes de unas zonas a otras de la ciudad y ya hoy encontramos áreas casi despobladas y bloques vacíos incluso en ciudades europeas. Y la superpoblación sigue siendo un problema muy delicado pero urgente, ya que a la velocidad a la que emerge el consumo y la motorización en países como China o India los recursos naturales se acabarán mucho antes de lo previsto.
De manera que una mirada a un futuro inquietante como el de “Blade Runner” 30 años después no sólo nos dice mucho acerca de nuestra propia cultura, sino que nos da pistas de lo que hemos hecho bien y aquello en lo que aún tenemos que mejorar… si no queremos que en 7 años se cumpla la distopía.

Fuente: INE | UN Population Division

Fotos: Warner Home Video (Blade Runner, the final cut) | BMW AG (Park Now / Connected Drive)
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