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La voglia di vincere: la serie de televisión de los ochenta que mezclaba rallyes y culebrones

No vamos a descubrir que en Italia hay una gran pasión por el automovilismo y más concretamente, por los rallyes. A pesar de que en el pasado se trató de uno de los países con más peso dentro del Mundial, la salida de Lancia, el fin de los preparadores italianos y el poco relevo que han tenido los pilotos transalpinos durante las últimas dos décadas más allá de Gigi Galli, ha hecho que poco a poco la única representación de Italia dentro del WRC sea precisamente la de la prueba sarda, la cual ha estado habitualmente en entredicho por cuestiones financieras.

Sin embargo, en la década de los ochenta y principios de los noventa, hablar de rallyes era hablar de Italia, Lancia y Abarth, de Markku Alén, Juha Kankkunen, Henri Toivonen o Miki Biasion. El 037, Delta S4 o el Integrale pasearon por el mundial la pasión italiana por las carreras y por ser siempre los más rápidos. En toda esta época de éxitos, nació una mini-serie en la televisión italiana, la cual no sólo nos dejó una historia en la que se mezclaban rallyes, traiciones familiares y despechos amorosos, sino que también nos ha dejado alguna de las imágenes más estrambóticas que recuerde, sólo al nivel de las persecuciones que podíamos ver en “El coche fantástico” o el “Equipo A”.

La voglia di Vincere” o traducido al castellano “el deseo de ganar” contaba durante unas cuatro horas y media la lucha entre dos hermanos por la victoria en los tramos y por el amor de la misma mujer fuera de ellos. Marco Besson, interpretado por Gianni Morandi, es ni más ni menos que el piloto oficial de Lancia, mientras que su hermano pequeño, Stefano pertenece a la estructura privada de la Griffone, una historia rocambolesca que acaba con Marco sufriendo un accidente al volante de su Lancia Delta S4 en el Rally Costa Smeralda al intentar adelantar a su hermano en una de las especiales y teniendo que estar postrado en una silla de ruedas durante un tiempo.

No se puede negar que la ambientación estaba a la altura. Mezclando nuevas escenas rodadas con imágenes reales de competición en las que nos encontrábamos a algunas de las tomas míticas de los rallyes de los ochenta en pruebas como el RAC o el Olympus Rally. Imposible que no te arranquen una sonrisa con las OnBoards, los efectos especiales y las maquetas que ignoran las leyese de la física en sus salidas de carretera.

A partir del minuto 4:00 llega una de las mejores escenas que veréis nunca:

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