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¿Por qué los coches modernos son más pesados que antes (y a partir de ahora serán más ligeros que nunca)?

Es probable que tu coche sea más pesado que el que utilizabas hace unos años, o que el coche con el que aprendiste a conducir. Es un hecho. Hablamos de vehículos de la misma categoría, comparables, y no entraremos en otra cuestión, igualmente importante, como es la de la tendencia de los compradores por adquirir vehículos más grandes y pesados, la moda de los SUV. Utilizaremos un ejemplo recurrente que me gusta especialmente, el ejemplo del Opel Astra. En su primera generación, y sin alejarnos tanto en el tiempo como para irnos al Kadett, podías conducir un Astra F en torno a la tonelada. El último Opel Astra comercializado hasta hace años, según versiones, superaba los 1.500 kilogramos, e incluso se acercaba – y mucho – a los 1.600 kilogramos. Siempre hablando de masas en orden de marcha.

Durante décadas la masa de los coches no ha dejado de aumentar, lo cual supone una merma en su agilidad, en su rendimiento, y en su eficiencia energética.

Como la consecuencia de los excesos de las navidades en nuestro cuerpo, esos kilitos de más al final se notan. La primera sensación de un conductor al ponerse a los mandos de un coche más pesado es la más evidente, la necesidad de mayor potencia para sentir que el coche empuja como debería. En estos años nos ha sucedido que en más de una ocasión, por ejemplo la del Astra, nos encontrábamos con que el coche no empujaba como debería para la potencia homologada por su motor. Pero no es el único efecto directo y apreciable por el conductor que ponga un mínimo de atención en las sensaciones que transmite un coche. Al aumentar la masa, también puede complicarse su manejo, hacer que pierda agilidad, o incluso se muestre torpe en ciertas situaciones, como cambios rápidos de dirección, o tener que lidiar con tramos de montaña, con pronunciadas pendientes y curvas lentas.

Aún existe otra consecuencia más, que a la larga sí que apreciaremos. Un coche más pesado necesariamente gozará de unos consumos más altos, y como consecuencia de ello emitirá más gases contaminantes. Probablemente este último aspecto es el que más haya pesado para conseguir que la industria se tome en serio el tema del aligeramiento. Pero volviendo al quid de la cuestión, ¿por qué los coches modernos son más pesados?

Todo aquello que ves en un coche moderno, que antaño no estaba ahí, aumenta su masa. Pero lo más importante es lo que no vemos.

Hay que tener en cuenta que en las últimas décadas se ha producido un crecimiento continuo en las cotas de nuestros vehículos. Hoy en día entendemos que un utilitario como el Opel Corsa tenga una longitud sobre los 4 metros y esté más próximo al Kadett y a los primeros Astra que el propio Opel Astra moderno. Para muestra un botón (ver especial: 10 imágenes que demuestran cómo han crecido (y engordado) los coches modernos.

Pero incluso ignorando el punto anterior, hemos de pensar que todo lo que vemos (y antes no estaba) aumenta la masa de nuestro coche. La masa de nuestro coche aumenta con esos bonitos revestimientos del salpicadero y los paneles de las puertas, esos preciosos asientos deportivos que además son muy cómodos, ese estupendo climatizador que evitará que bajemos las ventanillas en verano, como hacíamos antaño. También aumenta con esas preciosas llantas de 19″ que tanto nos gustan, y esos neumáticos que nos mantienen siempre en contacto con el asfalto, e incluso por aspectos que a menudo no tenemos en cuenta, y que no se aprecian a simple vista.

¿Sabías que incluso las instalaciones eléctricas de nuestros coches han supuesto el aumento de su masa en el orden de decenas de kilogramos? ¿Sabías que un coche moderno es más silencioso y confortable que los que conducíamos hace dos décadas, entre otras cosas por un montón de kilogramos en forma de aislamientos acústicos, moquetas y recubrimientos?

La seguridad ha obligado a diseñar nuestros coches con estructuras pensadas para resistir impactos y proteger el habitáculo, pero también para deformarse progresivamente y absorber la energía de la colisión.

No nos olvidaremos de uno de los aspectos más importantes, el de la seguridad. Nuestros coches son más pesados, entre otras cosas por la necesidad de mejorar su seguridad. Probablemente esa sea la mayor revolución que ha vivido la industria en las últimas décadas, la de hacer que las probabilidades de sobrevivir a accidentes de tráfico, que en su día eran mortales de necesidad, haya aumentado. Los sistemas activos, como controles de estabilidad, ABS, Airbags, etcétera, aumentan la masa de nuestro coche, pero sobre todo los sistemas pasivos.

Nuestro coche se ha convertido en una obra de ingeniería, compuesta por estructuras con un diseño inteligente (ver reportaje: Desmontando mitos, ya no se hacen coches tan duros como los de antes). Hablamos de estructuras pensadas para resistir un impacto, o un vuelco, y evitar que el habitáculo se deforme, atrapando o hiriendo a sus ocupantes. Pero también de estructuras pensadas para absorber la energía del impacto, estructuras de deformación controlada (ver reportaje: La arruga es bella, la importancia de la deformación controlada en un coche).

Una de las razones más evidentes de por qué nuestros coches han aumentado su masa de esta forma no es otra la que la seguridad. El endurecimiento de las pruebas, como las realizadas por EuroNCAP, y la concienciación de autoridades, fabricantes, y compradores, acerca de la importancia de la seguridad, ha llevado a los fabricantes a crear coches más seguros, pero también más pesados.

A partir de ahora nos acostumbraremos a que cada nuevo vehículo sea más ligero que su predecesor, y se detenga la tendencia creciente a la que habíamos asistido durante décadas.

Dicho lo cual, ¿cómo piensa la industria revertir esa tendencia, y conseguir que nuestros coches en unos años sean más ligeros que nunca?

Los coches modernos no podrán renunciar a la seguridad, o al equipamiento, sino todo lo contrario, requerirán de un número mayor de sistemas, que además serán más sofisticados que los actuales. En ese punto, la única solución que nos queda es la de hacer que, de alguna forma, esos elementos sean más ligeros. Y es entonces cuando entran en juego diferentes aspectos, como el downsizing, el empleo de motores más compactos y ligeros. Y, sobre todo, utilizar nuevos materiales, y hacerlo con inteligencia, abogar por estructuras que logren el mismo cometido estructural – rigidez, y protección – con menor cantidad de material, y menor masa.

Regresando a un modelo en el que habíamos centrado toda nuestra atención – y todas nuestras iras – en este artículo os daremos un dato. La última generación de Opel Astra, que desde este año está disponible en los concesionarios, ha conseguido ahorrar hasta 200 kilogramos según versiones. El nuevo Audi A4 ha adelgazado 120 kilogramos, y el Audi Q7 hasta 325 kilogramos. Muy pronto los coches modernos serán más seguros, más rápidos, más eficientes y más cómodos que nunca, pero también mucho más ligeros. Un tema realmente interesante del que os hablaremos, en profundidad, en el próximo artículo.

En Diariomotor:

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