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El WRC y su insana dependencia de Sébastien Loeb

Es cierto que el Rallye de Monte-Carlo es una cita especial y que no podremos comenzar a ver cómo se plantea esta temporada hasta la vuelta del Mundial de Rallyes a Europa, con el Rally de Portugal, ya que ni las citas invernales, ni las dos pruebas americanas son normalmente 100% representativas respecto a lo que nos encontraremos el resto del año. Sin embargo, no puedo ocultar que tras la primera prueba de la temporada 2015 una inquietante sensación me inunda.

Y es que las dos primeras etapas de la cita monegasca fueron apasionantes, con un duelo entre Sébastien Loeb y Sébastien Ogier que tenía tintes de ser completamente memorable. Lamentablemente el toque del alsaciano nueve veces Campeón del Mundo de Rallyes nos dejaba sin mayor emoción y desplegaba una alfombra para que Ogier terminara con su desfile militar en su segunda victoria consecutiva en Monte-Carlo, la tercera de su palmarés si le sumamos la conseguida en 2009 dentro del IRC.

El ritmo impuesto por los dos franceses, encargados de sumar los 11 últimos títulos del WRC, fue increíble y tan sólo Robert Kubica a ramalazos fue capaz de aguantar el tipo y superar en varias ocasiones a las dos estrellas salidas de la FFSA. Ni siquiera el subcampeón del WRC 2014 fue capaz de sumar un scratch, viendo la versión más tímida y retraída de Jari-Matti Latvala. El finlandés llevaba desde el Rallye de México de 2013 sin sumar al menos un mejor crono en un rally, algo que da muestras del cuidado con el que encaró el Rallye de Monte-Carlo tras sus dos accidentes durante los test previos.

Es pronto para decir que Ogier le ha ganado la partida a Latvala, más aún tras lo visto la pasada temporada, en la que de no ser por la salida de pista en el Rallye de Alemania podríamos haber estado frente al campeonato más peleado del último lustro. El finlandés ha prometido tomarse con filosofía esta primera parte de la temporada, siguiendo una estrategia similar a la de 2014 para así poder llegar a la segunda mitad de campaña con posibilidades de ser campeón.

Viendo el resto, Latvala sigue siendo sin duda la alternativa a Ogier. El finés, salvo sorpresa o accidente, estará en el podio con la misma asiduidad que su compañero de equipo ayudado ahora por un Volkswagen Polo R WRC renovado, lo cual le puede mantener en unas diferencias menores a los 50 puntos que pueden volverle a poner en la senda del triunfo si Sébastien II de Francia comete algunos errores.

Este año además hay que tener en cuenta el orden de salida, ya que de continuar así, a Sébastien Ogier le tocará abrir pista durante las dos primeras etapas en varias citas de esta temporada, algo que en tierra y en rallyes como México o Australia (se limpian mucho con el paso de los coches) le descartará de la lucha por la victoria. Además, tal y como vimos en Monte-Carlo, el no contar con los splits de sus rivales será un duro contratiempo para el piloto de Gap, que no contará con los siempre irregulares y en muchos casos estratosféricos parciales de Latvala.

Más allá de Jari-Matti no parece verse demasiada luz. Andreas Mikkelsen tendrá la desventaja inicial de no contar con el Polo R WRC 2015 hasta el Rally de Portugal, en Citroën parecen haber ya renunciado a la batalla por el campeonato y en palabras de Ostberg su mayor reto será el de robarle algunas victorias a Volkswagen, M-Sport no tendrá tampoco su importante evolución hasta la cita lusa y sus jóvenes pilotos todavía no están lo suficiente maduros como para ni tan siquiera soñar con un triunfo parcial. Lo de Hyundai es caso aparte.

No contarán con el Hyundai i20 WRC Coupé hasta el verano y con el escaso rendimiento mostrado en Monte-Carlo (cita en la que tanto Neuville como Sordo deberían rayar a buen nivel) se plantea un duro comienzo de 2015 para los de Michel Nandan. ¡Ni siquiera tienen cambio por leva! A muchos se les encendió la bombilla. ¿Y si Sébastien Loeb decide volver al verse tan cerca de Ogier? ¿Le habrá vuelto a picar el gusanillo al nueve veces Campeón del Mundo?

La respuesta a ambas preguntas parecen ser NO e incluso será difícil volver a ver a Loeb en la prueba de casa, el Rallye de Francia, que a estas fechas no tiene ni siquiera sede. Sébastien I tiene intención de continuar en el WTCC, pero lo cierto es que el WRC ha quedado huérfano sin su presencia dejándonos un campeonato que tiene un panorama más desolador incluso que cuando Loeb se enfrentaba a Grönholm o Hirvonen.

Muchos confiamos en que Latvala se ponga la careta del de Citroën y nos regale un año digno de recordar y de recordar en prosas, sin embargo todo apunta a que el Mundial de Rallyes se encuentra sumido en una insana dependencia, tanto por la competitividad del caníbal en los tramos, como por un carisma que ha encandilado a los aficionados tanto franceses como no (sólo hay que ver las reacciones de los seguidores después del scratch conseguido por él en el primer tramo del Monte-Carlo). Si ayer el compañero Flying Jim se preguntaba si Fernando Alonso es Fórmula 1, hoy me toca preguntarme a mi si Loeb es WRC por mucho que el que ostente el trono actualmente sea Ogier.

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