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Max Verstappen y su tendencia a quejarse por todo por la radio

No es la primera vez que Max Verstappen se queja amarga e intensamente por la radio por el mero hecho de pensar que es más rápido que su compañero de equipo y que, por tanto, el equipo debe tomar cartas y hacer algo para apartar a su compañero y dejarle hacer a él. Y no es la primera vez que pienso que es muy osado para dar lecciones de gestión a su equipo, aparte de infravalorar a su compañero y su labor. Max, te puede la boca.

Sí es verdad que es un piloto excepcional, un grande que adelanta sin asomo de duda, que es rápido, pero no es nada maduro. Por otro lado, Carlos Sainz es un tipo maduro y pausado, y sin negar que tiene ambición, garra y velocidad como el que más, pierde en la comparación con la facilidad para adelantar rápido a sus rivales. Lo que nadie puede negar es que, por muy genio que sea Verstappen, el trabajo en equipo es fundamental en Formula 1 y a punto estuvo de hacer carambola con su compañero de equipo, destrozando en ese caso una carrera que, como todas, cuenta para el campeonato.

Es normal que nos siente mal escuchar esos lamentos y quejidos por la radio, porque el otro piloto es de los nuestros. Ellos luchan por puntuar, por afianzarse en la F1 y por llevar a Toro Rosso a mejores puestos al final del campeonato. Si uno de ellos es más rápido que el otro está bien que el equipo tome cartas en el asunto, si es algo muy claro. Hasta aquí creo que estamos todos de acuerdo, y cada piloto puede pedir acción a su equipo, pero, tío, ¡es la primera carrera! Y además, ¿por qué piensas que Sainz está paseándose en el coche?

En lo personal, creo que a Max le pierde la boca y está tan seguro de sí mismo que se cree con el privilegio de poder pasar por encima de un compañero que no solo es rápido y fiable, sino que no es un escudero, sino un piloto con el potencial de conseguir, al menos, los mismos resultados.

En esta ocasión no se quedó la cosa en quejidos por la radio, sino que se llegó al toque tras un bloqueo de frenos por parte del madrileño que Max no pudo evitar. Hubo toque y daños en su alerón delantero; pudo haber un pinchazo en el neumático de Sainz y dar al traste con su Gran Premio. Creo que ese es el punto más criticable referente al holandés, más que sus quejas. Eso, y criticar tanto la estrategia del equipo en público, algo que me parece un signo de inmadurez, y cierta falta de respeto.

De momento puede extender esos cheques porque los paga su talento y los resultados. Si empiezan a llegar los errores, o los malos resultados, no sería el primer piloto que pierde sus privilegios por culpa de su lengua afilada.

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