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Carlos Sainz Jr. y el dilema del toro que no espera ni perdona

La temporada 2017 será la última de Carlos Sainz Jr. en Toro Rosso, eso es muy sencillo de pronosticar ya que ningún otro piloto del Red Bull Junior Team ha permanecido por más de tres años en el equipo de Faenza. Lo complicado de presagiar será su porvenir después de ese límite pues, salvo Sebastian Vettel, no existe otro caso en que un piloto fuera de la órbita Red Bull haya aterrizado en otra escudería. En tal sentido, resulta preocupante observar la permanente campaña para hacer de Sainz Jr. un mártir de su entorno, en lugar de estimular a las empresas privadas para que crean en él y le apoyen ya que sin avales financieros y comerciales no tendrá verdaderas opciones de permanecer en la Fórmula 1.

Con seguridad, el piloto español tendrá un nuevo compañero el año próximo y su objetivo será realizar algo trascendental porque se debe analizar el reciente caso de Jean-Eric Vergne, quien era un veterano en 2014 y ganó su duelo personal al entonces debutante Daniil Kvyat, pero resultó que el ruso fue ascendido a Red Bull Racing mientras el francés salió por la puerta de atrás. Por ello hay que tener algo de sensatez a la hora de pregonar, de forma irresponsable, que Sainz Jr. es tan bueno que es pretendido por tal o cual equipo, cuando a estas alturas es obvio que no hubo ninguna oferta formal de Renault, Williams o Ferrari; nadie se interesó en él cuando estaba disponible.

Tampoco ayuda a sus aspiraciones el hecho que su entorno insista en compararlo con Max Verstappen, eso dejó de tener sentido hace bastante rato. Así que se debe pasar la página y enfocarse en lo que ha de venir. La promoción a Red Bull Racing luce cuesta arriba porque tanto Verstappen como Daniel Ricciardo tienen contratos hasta finalizar la temporada 2018 y para ese instante ya Sainz Jr. debería estar fuera de Toro Rosso. Que los contratos en la Fórmula 1 sean un pedazo de papel, pues sí, pero esa máxima aplica para todos, en especial en Red Bull, donde lo sucedido con Daniil Kvyat debería llamar a la reflexión antes de aventurarse a lanzar campanas al viento. El ruso tuvo una gran proyección el año pasado en el equipo grande y ahora está prácticamente ido de la Fórmula 1, una estrepitosa caída en apenas meses. Kvyat ni siquiera tiene un patrocinador personal que le compre un sitio en otro equipo.

Las declaraciones de Sainz Jr. y de quienes se encargan de sus relaciones públicas tampoco resultan muy seductoras, si de buscar un lugar en otra parte se trata. Criticar a Red Bull por sus decisiones, cuando es la estructura responsable de que esté en la Fórmula 1, es una torpeza mayúscula. Indirectamente se presenta al piloto como un malagradecido, capaz de hablar mal de aquel que le tiende la mano, tal como sucedió con Jaime Alguersuari, y nadie quiere esos escándalos en su equipo. De nuevo los intereses perturbadores atacan para intentar sacrificar a Sainz Jr. y de inmediato volcar la toxicidad hacia Red Bull. Todos estos precedentes deben considerarse para no repetir errores, pero como nadie aprende con las experiencias de los demás, pues…

Sea como sea, el programa Red Bull Junior Team seguirá su dinámica de promoción, así que el lugar que ahora ocupa el español será destinado a otro piloto en 2018. En este punto, se indica que sin el padrinazgo de Red Bull, todo se complica para Sainz Jr. porque se advierte que a su alrededor no hay voluntad para sumar afectos. El intentar construir una imagen de él como un nuevo mesías del automovilismo español no ha persuadido a la empresa privada para apostar por su futuro. He allí el problema de edificar campeonatos imaginarios donde los derrotados sean presentados como vencedores y los auténticos ganadores no tengan méritos porque cualquiera puede hacerlo mejor.

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