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Competimos con Toyota España en el Eco-Rallye CV y esta vez sí… salió bien

Por segundo año consecutivo, afrontamos el reto de participar en el Eco-Rallye de la Comunidad Valenciana (puntuable para la Copa de España de Energías alternativas), en esta ocasión, al volante de un híbrido cedido por Toyota España completamente distinto al del año pasado, más experimentados y con un instrumental que, aunque lejos de las sondas y aparatos Blunik que utilizan los equipos de cabeza, sí que nos permitían afrontar y disfrutar mucho mejor una prueba en la que además de regularidad, hay que cuidar el uso del pie derecho con el objetivo de no superar el consumo de combustible adecuado.

Y con ellos nos plantamos en Castellón un año más junto al compañero Daniel Valdivieso con el que me iría intercambiando las labores de piloto y copiloto durante toda la prueba para así poder disfrutar ambos de la misma. La lista de inscritos era de auténtico lujo. Confeccionada por Action Press y su alma mater, Fernando Lobón, en el que no sólo nos encontrábamos a los pilotos del Campeonato de España de Rallyes de Asfalto, Cristian García e Iván Ares. También aparecían nombres como el de Roberto Merhi, Luis Climent, José Luis Monterde, Salvador Cañellas, José Manuel Pérez Aicart, el presidente de la RFEdA, Manuel Aviñó, o el de equipos habituales, como el de los victoriosos Eneko Conde o Txema Foronda. Era imposible no sonrojarse cuando tu nombre resuena en la megafonía junto al de participantes tan ilustres, no sólo en el mundo de la competición, sino también en la disciplina que nos ocupaba.

A mejorar el desastre realizado en 2016:

El objetivo estaba claro, divertirse, como el año pasado, e ir conociendo la aplicación Rabbit (junto a una antena GPS portátil) que nos habían recomendado desde la organización y desde los compañeros de Maralba Circuit. Sin necesidad de hacer tramo de calibración (utilizamos la configuración por defecto) y con los consejos del también participante Miguel Ángel Casado, nos lanzamos al primer tramo de la jornada del viernes, con el sol ya ocultándose en el horizonte y con la tan temida lluvia haciendo acto de aparición justo cuando a mí me tocaba la primera especial.

A pesar de que la robustez y prestaciones del Toyota C-HR parecían estar perfectamente amoldadas a dicha situación, el agua comenzaba a acumularse a mitad de tramo, llegando incluso a notarse en las compresiones. Aun así, las sensaciones eran inmejorables. Descargados de labores al no tener que utilizar las tablas de referencia, podíamos centrarnos en mantener un ritmo constante, en seguir el camino correcto y además no descuidar los consumos. Parece mucho trabajo dicho así… y la verdad es que lo es.

Puede parecer tedioso, pero los eco-rallye no dan ni un segundo de respiro, ni para los pilotos, ni para los copilotos.

Aun así, no fue de extrañar que los resultados nos acompañaran ya desde el primer día. La app nos permitía ir rectificando y calibrando sobre la marcha respecto a las referencias del roadbook, algo que sumado a la cobertura extra de una antena Garmin, nos permitía tener unas medidas muy realistas, más que aceptables si tenemos en cuenta que no se tiene la exactitud de una sonda en la rueda y que en muchos casos dependes de lo escarpado del paisaje.

Sin errores, ni equivocaciones, los resultados al final de la etapa del viernes nos dejaron henchidos de emoción y esperanza, especialmente cuando te encuentras en una pelea por la mitad de la tabla con grandes nombres del automovilismo y que en esos momentos has pasado a ser uno de sus rivales. A ninguno de los allí presentes les gustaba perder ni a las canicas, tanto en el caso de los competidores o ex-pilotos (los cuales siguen llevando las carreras corriendo por sus venas), como por parte de los enviados de la prensa que estábamos inscritos.

Cedraman y Argelita, con sabor a rallyes:

El recorrido, muy similar al del año pasado, con pequeñas correcciones en el roadbook y el recuerdo de la espectacular etapa del sábado que nos quedaba por vivir, comenzando ya por la pasada por el circuito de karting, así como el espectacular tramo de Cedraman. Esta especial, cuyo inicio es una tortuosa carretera en la que apenas cabe un coche, escoltada por muros y montañas a ambos lados, ponía a los participantes en la piel de un piloto de velocidad, obligado a emplearse a fondo para que la media no cayera y sabedor de que no había más que una trazada posible. Sin duda, fue uno de los grandes motivos para repetir la experiencia en el Eco-Rallye CV, el recuerdo imborrable de ese tramo que también se disputa en versión de velocidad en el Rallye de la Cerámica.

Un recorrido que apenas dura tres kilómetros hasta llegar a una carretera de mejor pavimento, menos ratonera y con mayor amplitud, pero que no te da un segundo de respiro y que en boca de Cristian García e Iván Ares, había resultado más que satisfactorio. Son esas especiales en las que realmente olvidas por un momento ser eficiente y te limitas a intentar que no te caigan demasiados puntos de penalización. Son 32,18 kilómetros, en los que se hace muy difícil de mantener la concentración tanto para el conductor como para el copiloto.

Tanto Argelita como Cedraman son tramos que habitualmente se utilizan en itinerarios de pruebas de velocidad. Estrechos, sucios y exigentes.

También me tocaría afrontar el tortuoso tramo de Argelita, con 31 kilómetros y su subida repleta de horquillas en las que en ocasiones se tiene ese sufrimiento que se disfruta con una sonrisa en la boca. Quizás la segunda de las especiales más de ‘rally’ propiamente dicho que nos encontrábamos en el itinerario y que, a pesar de su cándido nombre, te ponía en ocasiones contra las cuerdas, siempre siendo consciente que estás en una carretera abierta al tráfico y que tienes que respetar el carril contrario. Aunque también es cierto que hay en algunas zonas en las que únicamente existe un carril. Tampoco puedes ‘cortar’ muchos metros, ya que esto incide directamente en la medida de los metros recorridos y, por tanto, cuando acumulas mucho desfase, te estás basando en una referencia que no es real.

Habitualmente las pruebas de regularidad (si no son regularidad-sport, cuyas medias alcanzan los 80 km/h) y más si te tratan de un formato de eco-rally, tienen la fama de que no se corre, sin embargo, en ese tipo de tramos se llega en muchas ocasiones a oír chirriar los neumáticos, tratando muchas veces de encontrar una trazada de supervivencia que te permita mantener tu velocidad media sin necesidad de realizar un estilo de conducción de circuitos, abusando del acelerador para recuperar lo que te dejas en las frenadas. Muchas veces ayudado por la silueta de la carretera en el navegador, otras veces perjudicado, dejándote algunos metros o algo de velocidad en una frenada poco optimista. Es ese momento en el que hundes el pedal derecho a fondo para tratar de recuperar el tiempo que te marca el Rabbit en verde y es precisamente cuando recuerdas también que no debes consumir de más mientras te recorre una gota de sudor frío por la espalda al pensar que puedes haber enviado al traste todo el trabajo realizado antes.

Realmente no, habitualmente si no cometes grandes abusos y sabes aprovechar la inercia y el sistema de recuperación de energía de tu vehículo, estos acelerones para recuperar el ritmo lo antes posible se suelen compensar en algunas secciones de los propios tramos cronometrados o incluso en los enlaces. Recordemos que habitualmente hay que respetar una media de 49,9 km/h (algo que os aseguro que se convierte en muy difícil en ciertas especiales), viéndose seriamente reducida en el paso por pueblos con límites de velocidad más restrictivos o en secciones en las que se haría muy difícil mantener medias más altas debido a la propia fisonomía del recorrido.

Toyota C-HR, puro dinamismo:

En cuanto al coche, el Toyota C-HR se adaptó a la perfección a las circunstancias. Pasábamos de competir con un híbrido compacto enchufable en 2016 a un crossover y lo cierto es que se amoldó incluso a las partes más reviradas, tanto los tramos tipo rally, como a las tres vueltas realizadas en el circuito de Benikarts. De gran ayuda fue su buen reparto de pesos y una dirección que se mostró muy precisa en todo momento.

En un Eco-Rallye se precinta el cierre del depósito de combustible con un sello que revela automáticamente si es manipulado

La respuesta excelente en bajas (tiene como potencia combinada 122 CV, 98 de ellos provenientes del motor de combustión interna), nos ayudó a mantener el ritmo, aunque es cierto que tanto mi compañero como yo estábamos de acuerdo en que, con que ese chasis, podría soportar más caballos. Habrá que esperar a una versión más deportiva para tratar de alcanzar el triunfo en la cita valenciana. Desde luego, por estética, las tres unidades del C-HR desplazadas fueron de las más observadas en la Plaza de España de la localidad castellonense.

Su configuración de híbrido no enchufable, nos limitaba sobre el papel frente a otros vehículos que sí pudieron recargar en los puestos cargadores Gamesa Tipo 2 gestionados por myRecarga, aunque nos beneficiaba de cara a la clasificación de eficiencia ya que con un consumo anunciado de 3,9 l/100km, nosotros conseguimos arañar 4,3 l/100km después de haber completado los 11 tramos, aprovechando muy bien la motorización eléctrica (y la batería de acumulador de níquel-hidruro metálico) especialmente en las arrancadas y en la conducción urbana, lo que nos permitió bajar lo máximo posible la cantidad de energía utilizada.

Resultados más que aceptables para Diariomotor:

La prueba volvió a estar marcada por el dominio de Eneko Conde y su copiloto, Marcos Domingo, los cuales utilizaron este año un KIA Soul EV. La victoria en regularidad además les servía para coronarse como campeones de la Copa de España de Energías Alternativas por segundo año consecutivo, siendo de lejos la formación más completa este año en la que ha habido alguna que otra ausencia destacable en el campeonato Entre los coches híbridos, nuestra categoría, Santiago Sánchez y Francisco Ortega conseguían un disputado triunfo con el C-HR de Kobe. Sergi Giral y Toni Moragas harían lo propio en “Otros Combustibles Euro 6”.

En el apartado de eficiencia, Manuel Aviñó, presidente de la Federación Española y piloto en los ratos que le quedan libres, se alzaba con el triunfo copilotado por Concha Velázquez y al volante de un Hyundai Ioniq eléctrico, mientras que los expertos Txema Foronda y Pilar Rodas lograban lo propio con el Ioniq híbrido en su categoría. Lucas Pérez y Miguel Ángel Casado, conformante de Maralba, se anotaban el triunfo en Otros combustibles con un SEAT León 1.6 TDI.

¿Y nosotros? Pues los que me sigan en redes sociales habrán visto que ‘catamos’ trofeo gracias a lo eficientes que llegamos a ser en cuanto a consumos. Fuimos terceros entre los híbridos en eficiencia y cuartos en regularidad, unos resultados mucho más reconfortantes que los obtenidos el año pasado, edición en la que pagamos sin duda la novatada. Este año, con la ayuda de un móvil, la aplicación de Rabbit (sumada a la antena GPS externa), el buen hacer del Toyota C-HR, así como el tener ya interiorizados las principales nociones acerca de los eco-rallyes, pudimos completar la prueba con apenas 169 puntos penalizados, el primero del resto y con un bonito pique durante gran parte del sábado con Iván Ares y Álvaro Sauras.

Satisfacción por el trabajo bien hecho y ya pensando en la posibilidad de convencer a alguien para el año que viene estar presentes con el Blunik y tratar de luchar por retos mayores. Por 195 € que cuesta la inscripción a nivel regional es más que recomendable en términos de diversión. AQUÍ podéis consultar las clasificaciones oficiales. De nuevo, gracias a mi compañero de prueba, Valdi, por compartir la experiencia y a Toyota España por la confianza puesta en nosotros.

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