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Control Stop. México nos dejó ver lo que pudo ser y no fue...

México nos dejó un bonito guiño a lo que podría haber sido la rivalidad entre los dos Sébastien si Loeb no hubiera tomado la decisión en 2012 de alejarse del Mundial de Rallyes a tiempo completo. Lo hizo en esta ocasión con tres invitados especiales a la fiesta, uno de ellos de la nueva generación de pilotos al que la mecánica lamentablemente le dejó fuero demasiado pronto. Otros dos, hombres a los que les ha tocado vivir el inclemente dominio por parte de los dos pilotos de la escuela francesa. En esta ocasión, a pesar de que el piloto de M-Sport también sufrió abriendo pista, Ogier volvió a demostrar que es uno de los pocos pilotos capaces de sobreponerse a estas difíciles condiciones de agarre en la jornada del viernes, para poder lanzar su ya habitual y definitivo ataque durante el sábado.

Hasta el ya famoso segundo paso por Guanajuatito, los cuatro pilotos nos habían regalado una lucha magnifica por las posiciones de honor. Fueron esos dos pinchazos de Sordo y Loeb, así como un nuevo ‘pequeño’ error de Kris Meeke, los que terminaron por darle alas a un Sébastien Obier que estuvo muy cerca de realizar una actuación perfecta. Sólo el error en la chicane de la Power Stage al apurar los límites y arrollar las protecciones pusieron un pequeño borrón en la que fue la cuarta victoria de Ogier e Ingrassia en México, sin duda la más especial de todas.

El fin de semana de Thierry Neuville es difícil de resumir. A pesar de que la sexta posición y los puntos extra le permiten seguir a sólo cuatro puntos de Sébastien Ogier en la general, está claro que la prueba se le hizo cuesta arriba, más incluso teniendo que abrir pista finalmente durante las tres jornadas debido al gran número de abandonos que se produjo el viernes. Fallos de motor, problemas con la presión del combustible, golpes con la puerta, fallos de dirección asistida, cambios de reglajes que a punto le estuvieron de costar alguna salida de pista. Aprendió en sus propias carnes las dificultades que supone ser líder del Mundial y tener que afrontar una prueba de tierra con la actual reglamentación. Seguramente aprenda del que sin duda era uno de los fines de semana más duros como piloto del WRC.

Llegó liderando con confianza y Thierry Neuville salió de México después del que sin duda ha sido uno de los fines de semanas más inmisericordes que le ha tocado vivir.

Kris Meeke tampoco lo tuvo fácil. Tras demostrar en 2017 que podía estar delante en este tipo de terrenos, este año volvió a dejar destellos de su rapidez, pero también de su falta de consistencia. Precisamente él era uno de los que reconocía que este año con la emisión de todos los tramos en directo se vería todo, tanto las actuaciones antológicas, como los errores más incomprensibles. En su caso hubo varios de pequeña incidencia durante el sábado, el último de ellos le alejó de Ogier, pero le permitía seguir siendo segundo. El vuelco del domingo le hizo un flaco favor a su figura como líder del equipo Citroën. Terminó tercero, aunque también pudo haber sido su final.

Buena parte de esa presión extra que tenía sobre sus hombros era sin duda proporcionada por la figura de Sébastien Loeb. A pesar de que en el shakedown no dejó ver nada especial, el alsaciano, junto a Daniel Elena, apretaron cuando tenían que hacerlo y la llegada del scratch en los 31 kilómetros de la segunda pasada por El Chocolate fue la confirmación de que estaba en la velocidad para poder luchar por la victoria tres años después de su última participación en el WRC. El segundo golpe lo dio al inicio del sábado, en Guanajuatito y con menos factor limpieza. Fue de nuevo en un tramo largo, como a la pareja nueve veces Campeona del Mundo acostumbraba antaño. El pinchazo nos privó de seguir disfrutando de un precioso duelo que prometía regalarnos uno de los mejores finales de los últimos años. Habrá que esperar la secuela en Córcega.

Dani Sordo por su parte debió conformarse con una segunda plaza que supo mejor después de verse abocado a un tercer puesto que difícilmente parecía mejorable cuando sólo restaban 46 kilómetros de etapa. El error de Meeke le servía en bandeja el segundo escalón del podio, un resultado que sin duda le vale más a Hyundai que al propio piloto cántabro que se vio en la pelea y que incluso demostró ser más rápido en los tramos anchos y con buen grip. Su pinchazo al principio del segundo bucle también nos arrebató la opción de seguir disfrutando de su mejor versión sobre tierra. El desllantado en el tramo final, afortunadamente para Hyundai y para Dani, una mera anécdota.

Tres años alejados del WRC que en realidad son cinco, y aun así, Loeb y Elena demostraron seguir siendo competitivos. Quedan dos ocasiones más de revivir el duelo.

Sólo los Toyota estuvieron fuera de lugar en Guanajuato. Ott Tänak se mantuvo competitivo mientras la mecánica de su Toyota Yaris WRC le dio la oportunidad, sin embargo, el estonio terminó sufriendo los mismos problemas que sus compañeros. La resignación y su carácter serio y callado le llevaron a reconocer que apenas contaba con 20 CV de potencia, algo que se podía apreciar cuando Tänak y Järveoja discutían cómo solucionar el problema mientras avanzaba a 50 km/h. La retirada era inevitable, sumándose a la salida de pista de un Esapekka Lappi al que le está costando coger ritmo en unos rallyes ‘nuevos’ para él, y un Latvala que al menos terminó contento con su ritmo en la Power Stage.

Precisamente este último tramo televisado nos dejó la segunda entrega de la polémica comenzada por Sébastien Ogier en Suecia con su cambio de posición penalizando para optar a sumar los cinco puntos extra que supone marcar el mejor tiempo en la Power Stage. La FIA se reunió con los equipos, sin embargo, no se llegó a ningún tipo de acuerdo, algo que obligará a la FIA a tener que trabajar en una solución unilateral que trate de contentar a todos. Sin pacto de caballeros, estaba claro que el resto de equipos tratarían de sacar provecho de estas tácticas después de ser pillados a contrapié por M-Sport en la cita escandinava. Incluso Hyundai reconocía a los medios allí presentes que pensó en hacerlo en Portugal con Hayden Paddon en el pasado, pero por ética obviaron hacerlo.

Al promotor del WRC no le volvió a gustar ni un pelo, de nuevo les dejó fuera de la emisión porque no quería que la ceremonia del podio y el triunfo de Ogier se vieran eclipsados por las pasadas de dos pilotos que se habían saltado el orden de salida y que estaban tratando de aprovechar las zonas grises del reglamento para llevarse los puntos de la Power Stage. Lo hubieran conseguido de no ser por un error de Neuville en la parte final (venía con los segundos mejores parciales). Aun así, Ott Tänak se llevaría los cinco puntos y Thierry, tras la penalización a Ogier, sumaría tres. Jugada casi perfecta. Ahora le tocará trabajar al Consejo Mundial del Motor para que no vivamos un esperpento como este.

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