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Así son los radares pedagógicos de la DGT: cuando multar no es el objetivo

Aunque a menudo imaginemos lo contrario, la Dirección General de Tráfico sigue defendiendo que su objetivo, y el de los medios de vigilancia que emplea, no es sancionar a los conductores y recaudar, sino evitar infracciones y, en el caso de los radares, evitar excesos de velocidad. Esa era precisamente la razón por la cual existen radares fijos falsos, con cajas vacías. Y ese es también el objetivo de los radares pedagógicos de la DGT, conseguir que levantemos el pie del acelerador y, de alguna forma, conseguir que las carreteras sean más seguras. Ahora bien, ¿qué son los radares pedagógicos y cómo funcionan?

 

Cómo son los radares pedagógicos de la DGT

Es probable que en alguna ocasión te hayas encontrado en alguna carretera y, sobre todo, en vías urbanas, con un radar conectado a una señal luminosa que muestra la velocidad a la que circulamos. Salvo que exista una señal que nos indique lo contrario, este tipo de dispositivos generalmente no sanciona a los conductores, no dispone de un sistema de cámaras que identifique la matrícula del conductor, ni las conexiones necesarias para emitir la multa.

El objetivo de los radares pedagógicos no es otro que disuadirnos de exceder los límites de velocidad. De ahí que su presencia sea mayor en vías urbanas y en tramos que exigen extremar la precaución, por ejemplo cerca de escuelas, o áreas frecuentadas por niños.

A pesar de que no sancionan, tanto los radares pedagógicos, como los radares fijos que están fuera de servicio y que, en realidad, son cajas vacías, son efectivos para conseguir que los conductores reduzcan la velocidad

Radar Falso Dgt 2

 

Las medidas disuasorias y pedagógicas de los radares

Como os decíamos, el valor que aporta un radar pedagógico es el de conseguir que el conductor levante el pie del acelerador, al comprobar la velocidad a la que circula, registrada por un radar y mostrada en una pantalla, y que esta es superior al límite de la vía.

No obstante, la DGT emplea otras medidas disuasorias para conseguir que los radares sean efectivos en el fin para el cual fueron creados, evitar los excesos de velocidad. Pere Navarro ha reconocido recientemente que muchos de los radares fijos que encontramos en las carreteras españolas, hasta una tercera parte de ellos, son en realidad cajas vacías, que no cuentan con radar, ni con cámaras y por lo tanto dispositivos capaces de registrar la velocidad a la que circulamos y emitir una sanción. No obstante, con la mera presencia de la caja vacía, y la señal que indica la presencia de un radar fijo, es más que suficiente para conseguir que los conductores reduzcan la velocidad.

 

La estrategia de radares de la DGT

En los últimos días os hemos contado cómo la DGT está incorporando nuevos radares en las carreteras españolas, con un total de 22 radares instalados en julio y otros 8 en agosto. Los nuevos radares de la DGT se están instalando, principalmente, en carreteras secundarias, siguiendo la estrategia de mejorar la seguridad de estas vías que son las que se cobran más vidas cada año en accidentes de tráfico. En 2019 se instalarán un total de 75 radares fijos, de los cuales 15 serán radares de tramo.

Recordemos que Tráfico también persigue los excesos de velocidad mediante vehículos camuflados, trípodes, y radares muy compactos que se acoplan a guardarraíles y señales verticales. También se persiguen los excesos de velocidad desde el aire, mediante el radar de Pegasus.

También os hemos hablado de los drones de la DGT, que ya no solo trabajan en la vigilancia del tráfico, sino que también se están utilizando para emitir multas. No obstante, los drones de la DGT no cuentan con radar y, por lo tanto, no son capaces de sancionar excesos de velocidad.

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