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Mercedes Vision SLA, el anti MX-5 que podría haber arruinado a Mercedes

El año 2000 comenzó sin consecuencias significativas a causa del temido error del milenio y con un prototipo firmado por Mercedes que sorprendió e ilusionó a muchos. El Mercedes Vision SLA se presentó en el Salón de Detroit como un descapotable divertido y asequible para todos los bolsillos… lejos de la línea habitual de la marca alemana. Podría haber sido el ‘anti Mazda MX-5’ si lo hubieran convertido en una realidad: ¿por qué no lo llegaron a fabricar?

El Mercedes Vision SLA combinaba el carácter ‘roadster’ del Mercedes SL con el tamaño compacto y asequible del Mercedes Clase A, que en aquel momento era completamente diferente al compacto que conocemos hoy: era un monovolumen concebido para la ciudad.

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Con este planteamiento comenzaron a dar forma al Mercedes Vision SLA. Aquel descapotable compacto (medía 3,77 metros de largo) pesaba 950 kilos porque los diseñadores decidieron utilizar los materiales más ligeros que estaban disponibles. Así las cosas, los paneles de la carrocería estaban hechos de aluminio y plásticos de alta calidad y para los asientos (que eran de tipo báquet) se decantaron por la fibra de carbono.

Musa para los modelos futuros

El diseño exterior del Mercedes Vision SLA llamaba la atención su inclinado parabrisas, las grandes puertas, los voladizos cortos o sus grupos ópticos, que en la parte delantera eran de xenón y en la trasera eran de LED (recordad que estamos en el año 2000) además de tener una disposición vertical. La parte trasera reproducía el lenguaje de diseño de las míticas Flechas Plateadas de la marca alemana.

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Sin embargo, lo más destacable de aquel diseño es que el Mercedes Vision SLA adelantó un par de rasgos que, después, llegarían a modelos de producción. El primero es el paragolpes delantero y el segundo es el capó con forma de flecha y el logo de Mercedes en el centro. Terminaríamos viendo ambos en el Mercedes SLR McLaren y en la segunda generación del Mercedes SLK.

Un interior sencillo y ligero

Tenía un habitáculo de dos plazas y para protegerlo, Mercedes colocó el motor de tal manera que, en caso de impacto, no penetraba en el interior: se deslizaba hacia la parte inferior.

Dentro de aquel espacio, además de asientos tipo báquet, primaba la funcionalidad y la ligereza. El cuadro de instrumentos mostraba los datos básicos (velocidad, revoluciones o nivel de gasolina) en unas esferas de corte clásico, el aluminio se adueñó de los mandos, diseñaron estructuras metálicas perforadas para determinadas partes y prescindieron de las alfombrillas y otros textiles que sustituyeron por superficies metálicas pintadas o revestimientos en cuero marrón.

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El placer de conducir

En la parte mecánica, Mercedes se permitió el lujo de tomar una decisión audaz apostando por el pequeño motor de cuatro cilindros y 1.9 litros que comercializaba con el primer Clase A: desarrollaba 125 CV y con él, pasaba de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos. El hándicap es que aquella potencia iba al eje delantero y no al trasero… Para muchos la cifra no era suficiente, pero Mercedes no buscaba velocidad bruta, sino del placer de conducir un descapotable pequeño y ágil. Y lo cierto es que sobre el papel prometía gran dinamismo.

¿Por qué Mercedes no produjo el Vision SLA?

La pregunta es evidente: si tenía todo para triunfar, ¿por qué no lo llevaron a las líneas de producción? El Mercedes Vision SLA no pasó de la fase de prototipo porque la casa alemana no encontró una manera rentable de fabricarlo: era pequeño, pero construirlo no era tan barato. No podían usar las plataformas de sus modelos más compactos y el resto eran mucho más grandes, así que tendrían que haber desarrollado una base ex profeso.

Por lo tanto, se habría transformado en un agujero negro para Mercedes debido a su propuesta de precio asequible y a los escasos márgenes de beneficio resultantes.

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