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Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

Comenzamos 2011 con muchas ganas de ofreceros lo mejor de nosotros mismos, y ya es hora de estrenar la primera prueba del nuevo año. El coche que hemos probado recientemente es el Renault Mégane Coupé-Cabrio, más conocido simplemente como Renault Mégane CC. Es un descapotable de techo duro que con el techo cerrado es equiparable a un coupé de cuatro plazas y conserva toda la comodidad de un coche completamente carrozado. A la pulsación de un botón, pasa a ser un descapotable muy funcional.

El Renault Mégane de segunda generación tuvo una versión descapotable que junto a otros coches como el Peugeot 206 CC se encargaron de popularizar un segmento de nicho hasta entonces gracias a unos precios asequibles y la funcionalidad de un coche carrozado al completo. La primera generación del Mégane tuvo una versión descapotable y antes el Renault 19 también tuvo una versión descapotable, pero ambas con techo de lona y por tanto con sus correspondientes ventajas e inconvenientes.

De unos años a esta parte, el segmento de los cabrios de techo duro ha pasado de ser un mercado minoritario y exclusivo con coches como el Mercedes SLK o SL a popularizarse en gamas compactas y utilitarias. Concretamente, seguro que todos conocéis a los Opel Astra TwinTop o los Ford Focus CC. Incorporaciones recientes al segmento tienen nombres como Peugeot 308 CC o el vehículo que nos ocupa, el último en llegar. ¿Qué tal se defiende este francés desmelenado? No nos dejes para averiguarlo.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

Diseño más esbelto y personal

El ADN de familia es reconocible a la legua si miramos a nuestro Mégane CC desde delante. La integración del emblema de Renault en su frontal y sobretodo, la forma del paragolpes lo asocian directamente a la familia compuesta por los Mégane berlina, Coupé y Sport Tourer. Al mismo tiempo, es parte de la imagen de marca de Renault y podemos encontrar similitudes incluso en los Scénic. Ahora bien, si somos muy observadores, podremos advertir que la forma del paragolpes tiene un aspecto exclusivo para este modelo.

Se deja notar en la forma de las entradas de aire verticales, rodeadas de un paragolpes pintado, diferente a los acabados GT Line y estándar de otros Mégane. Nos movemos hacia su perfil, y vemos que los años han hecho crecer al cabrio, que ahora mide 4.48 metros de largo (13 cm más que su predecesor). Lo cierto es que desde el exterior no da la impresión de ser un coche largo, aunque a la hora de aparcar sí que se nota. Tiene una vista lateral muy esbelta, con líneas cuidadas y elegantes.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)
Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

Las llantas de 17 pulgadas y el blanco metalizado también ayudan. Los arcos del parabrisas en color plateado y el propio techo en color negro forman una combinación muy bonita, aunque personal. Observamos que la zaga es algo voluminosa, una característica común a todos los descapotables de techo duro: deben dejar espacio suficiente para el maletero y el plegado del techo más su correspondiente hidráulica es un conjunto voluminoso. Desde atrás, la parte trasera es comedida, con unas bonitas ópticas.

Hay que decir que los intermitentes son algo pequeños y los demás pueden no verlos demasiado bien en algunas condiciones climáticas. Sólo el nombre del modelo y una indicación que nos dice que estamos ante una versión turbodiésel – sin especificar – llaman nuestra atención. El tubo de escape está camuflado bajo el paragolpes. En mi opinión, hubiese quedado bien destacarlo, colocar una o dos colas cromadas bien visibles. Quizá para futuros lavados de cara, quién sabe.

Descapotando al Mégane

El techo acristalado – superficie de 0.47 metros cuadrados – se pliega en 21 segundos. El proceso es muy sencillo: hay un botón en la parte baja de la consola central que tenemos que mantener pulsado durante el proceso. Un aviso nos impedirá hacerlo si el maletero está abierto o su toldillo de separación no está en posición. Pulsamos y los cristales bajan ligeramente, posteriormente la tapa del maletero se abre y el techo se pliega en dos partes en el hueco que deja libre. La tapa se cierra y los cristales vuelven a subir ligeramente.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

¡Ya estamos descapotados! Como apuntes adicionales, los cristales se pueden bajar individualmente – hay cuatro, dos muy pequeños para las plazas traseras – pero sus controles son sólo accesibles en las plazas delanteras. Con un botón situado en la puerta del conductor se pueden bajar todos los cristales al mismo tiempo, dejando sólo el parabrisas como protección contra los elementos. En la segunda parte os hablaremos de la comodidad con el coche descapotado y más tarde de cómo afecta al maletero circular sin capota.

Análisis del interior

Un Mégane en las plazas delanteras

El Renault Mégane CC no se diferencia en nada de otros Mégane en cuanto a las plazas delanteras. Nuestra unidad venía equipada con el acabado Privilege, el tope de gama y además cuenta con algunos extras. Me acomodo en el asiento de cuero (con ribete blanco), que tiene una buena sujecion lateral para espalda y piernas. Me parece que tiene el tamaño justo, no me resulta ni pequeño ni grande. El asiento del conductor es regulable en altura – importante si somos altos – y tiene regulación lumbar manual.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)
Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

Ante los ojos del conductor está la instrumentación, con un cuentarrevoluciones a la izquierda, un velocímetro digital en posición central y una pantalla multifunción para el ordenador de a bordo a la derecha. El velocímetro está rodeado por una pequeña esfera que se ilumina hasta la mitad en color verde cuando activamos el control de crucero. Su segunda mitad se ilumina en rojo si superamos dicha velocidad o superamos la velocidad que hemos fijado en el limitador. Un detalle interesante y visualmente efectivo.

Las calidades del coche me han parecido buenas en general, el salpicadero es de una sola pieza y ajusta muy bien. Está formado por un plástico blando. El plástico es ya duro en su parte inferior, rodeando climatización y equipo de música, pero sigue ajustando bien. Donde vamos a encontrar un tacto no tan satisfactorio es en el revestimiento interior del parabrisas o en los tiradores de las puertas, que crujen ligeramente al ir a cerrar las puertas. Es un interior bien rematado, pero con detalles algo “baratos” incluso en el acabado Privilege.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)
Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

Otros ejemplos son el tirador de plástico de la guantera o el plástico junto al posavasos bajo la consola central, fácil de rallar. Una de cal y una de arena, pues el tacto de la radio o los mandos del climatizador rezuma calidad por los cuatro costados. Volviendo un poco a la ergonomía, el conductor tiene tras el volante un mando multifunción desde el que controla funciones de audio. Se colocan en dicho lugar en vez de el volante, donde se ubican únicamente los accesos directos al control de velocidad de crucero.

Hay que acostumbrarse a su manejo, acaba resultando sencillo aunque al principio es algo chocante. Otros Renault montan soluciones idénticas. El acceso a los mandos de la consola central es muy satisfactorio, están a mano. La integración de la tarjeta de acceso con el botón de arranque y su colocación también son satisfactorias. Tras la palanca de cambios y el mando para descapotar el coche está el control manual del navegador TomTom integrado, su uso es muy intuitivo y lo desglosaremos en la tercera parte.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)
Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

El freno de mano es eléctrico, y está junto al botón que activa el control/limitador de velocidad. Para el freno de mano es un sitio correcto, pero resulta bastante incómodo meter la mano entre los asientos para poder activar esta función. En cuanto a huecos portaobjetos, en las puertas caben botellas de medio litro y hay dos huecos portavasos bajo la consola central, donde pueden ir bien monedas o llaves. Entre los asientos hay un cofre relativamente grande, como podéis ver en la imagen.

Completando el repaso a las plazas delanteras, hablemos de espacio. En todas las cotas, un conductor de 1.83 metros puede estar holgado. El asiento tiene recorrido más que suficiente para una persona de hasta dos metros, que tendría que bajar el asiento para no rozar con el techo.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)
Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)
Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

Plazas traseras

Son considerablemente mayores a las del primer Renault Mégane CC, pero siguen sin ser amplias. Es un problema común a todos los cabrios de este tipo. Fundamentalmente, el problema que tienen es simplemente el espacio para las rodillas. Si los pasajeros delanteros tienen el asiento en posición algo retirada (miden más de 1.75 metros) sólo cabrán personas bajitas en los asientos traseros sin que sus rodillas golpeen el asiento delantero. Si los que van delante son bajitos no hay problema alguno.

El cajón entre los asientos delanteros tiene un hueco para que los ocupantes traseros dejen algún objeto, pero limita su movimiento, ya que lo golpean con las rodillas con frecuencia. Las plazas traseras quedan anuladas si colocamos el deflector opcional (nuestra unidad lo llevaba), hablaremos de ello en la segunda parte. Un detalle positivo es que tienen bastante espacio hasta el techo y el apoyo lateral de los asientos es bastante marcado, me atrevería a decir que mayor que el de los asientos principales.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

Maletero con trastorno bipolar

En los cabrios de techo duro retráctil el maletero suele ser una zona conflictiva. Si hacemos el maletero grande nos sale un coche culón. Si hacemos un coche esbelto el maletero es pequeño. En Renault han mantenido un buen compromiso. La capacidad del maletero con el coche capotado es de 417 litros, con unas formas bastante regulares. El anterior Mégane CC tenía 490 litros con el techo en posición. Para descapotarlo hemos de colocar la cortinilla retráctil en posición, de lo contrario el coche no nos dejará quitar la capota.

Esta cortinilla indica el límite hasta el que podremos cargar objetos sin que interfieran en el funcionamiento de los mecanismos del techo. El volumen del maletero con el coche descapotado es de 211 litros, superior en 21 litros al Mégane CC previo. La boca de carga es baja y tiene una altura de 258 mm, según Renault la mejor del segmento. Con este volumen podemos cargar hasta tres maletas compactas de cabina sin problemas, pero nada más. Bajo el maletero hay una rueda de repuesto de tamaño completo.

Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)
Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)
Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba (I)

En la segunda parte repasamos su dinámica, con techo y sin techo, y comprobamos si un cabrio así es práctico en pleno invierno.

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