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Corvette Racing vuelve a tener un fin de semana de épica y libradas

Este fin de semana se disputaron las 12 Horas de Sebring, posiblemente otra de las grandes de la resistencia norteamericana junto a las 24 Horas de Daytona, y si el circuito de Florida ya es un trazado bastante complicado debido a sus baches y a la suciedad (en gran parte debido a que sigue siendo un aeródromo), imaginároslo después de ser regado por una gran tormenta. En este caso, se daba la curiosidad de que era la primera edición de la carrera con lluvia desde 1998 y obviamente esto puso en apuros a más de uno.

En resistencia, esos minutos de más que estás en pista pueden ser vitales para la victoria, o incluso un paso por boxes menos te puede dar el trofeo. Mientras que muchos esperaban a que parara el aguacero aguantando en pista como podían con los neumáticos slicks, otros ya habían pasado por pit lane para hacer los pertinentes cambios. En estas condiciones, uno de los coches protagonistas fue el Covette C7.R pilotado entre otros por Antonio García y Jan Magnussen.

Al español le tocaron los primeros momentos delicados. Ya con neumáticos de lluvia, García estaba recuperando tiempo y superando rivales con facilidad. Algunos, como el Lamborghini #11 de Townsend Bell lo estaban pasando aún peor, con los slicks sin encontrar prácticamente superficie de contacto entre goma y asfalto, el aquaplanning estaba a la orden del día. Tanto, que en la frenada fuerte antes de las derechas que desembocan en meta, perdía el control mientras trataba de parar el coche. Afortunadamente Antonio lo veía y conseguía evitarlo con una gran maniobra, perdiendo algunos segundos y posiciones al tener que forzar el trompo con su Corvette.

Unos minutos después, ya con el padre de Kevin Magnussen en faena, la historia era completamente distinta. Ya habiendo cesado la lluvia, sobre el Circuito de Sebring sólo había un carril posible si querías evitar los numerosos parques de agua que todavía quedaban. Obviamente tratar de realizar un adelantamiento con tres coches en paralelo no era una buena idea en estas condiciones, y el Porsche #911 que se encontraba en el interior no pudo trazar la curva como corresponde, yéndose largo y enviando al Corvette #3 contra las barreras.

Todo parecía terminado en ese momento. Un impacto así termina con la carrera de cualquier coche, pero el C7.R ha demostrado ser todo un tanque y tras sólo 25 vueltas perdidas volvía a estar en pista. Segunda carrera que la formación norteamericana nos deja la imagen (y en este caso la historia también) del fin de semana tras el duelo de las 24 Horas de Daytona, ¿Qué nos tendrán reservado para la siguiente prueba? ¿Y para Le Mans?

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