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McLaren, Honda y Fernando Alonso; segundas partes no fueron buenas

Desde hace más de un año sostengo que el proyecto McLaren Honda está condenado al fracaso porque en ambos lados del conjunto existen carencias y no se admiten, ni siquiera que existe una desarticulación entre todos los departamentos. De allí que las penurias que conlleva una asociación de nombres con glorias pasadas e incierto presente han derivado en lo que se observa esta temporada. La arrogancia ha dominado el escenario desde que McLaren y Honda comunicaron su retorno y se incrementó aún más cuando Fernando Alonso anunció que también regresaría al equipo inglés. Al final, se vuelve a confirmar que segundas partes no fueron buenas.

Cuando la presente temporada agoniza, se puede considerar otra debacle de McLaren si se toma en cuenta que la frustración no está asociada a lo que consigue cada quien sino a lo que se toma como referencia y en este caso todo análisis pasa por una comparación entre McLaren y el mejor equipo que es Mercedes. Si aspiras ser número uno, debes rivalizar con quien esté arriba. McLaren, Honda, Fernando Alonso y Jenson Button son nombres con trayectorias y han alcanzado la cima de la categoría en algún momento, pero había una confianza exagerada en las credenciales y resulta que en la práctica, en las carreras que es cuando vale el trabajo, terminar en los puntos pasó a ser la máxima aspiración, algo digno de celebración. Desde hace más de un año se repite el mismo cuento y la misma promesa: Estamos muertos pero vamos a resucitar.

La verdad es el momento cuando la mentira se avergüenza de ser mentira y acá mucha gente involucrada, y sobre todo periodistas tarifados, han atentado contra la seriedad y la responsabilidad que debería sustentar el trabajo colectivo. McLaren pierde dinero desde hace varios años, mucha inversión, pocos resultados y la recurrente ausencia de un patrocinador principal indica que los entendidos en estos ámbitos no desean apostar su dinero en una empresa cuyos representantes y entorno, con sus declaraciones, constantemente ofenden la inteligencia del público. Ciertamente, los medios son libres de publicar lo que deseen, entregar o conceder su línea editorial al mejor postor, pero el periodismo no debería ensuciarse de forma tan vil.

Se evoca la era McLaren Honda de hace casi tres décadas, pero muy pocos se enfocan en los años previos de McLaren sin Honda y de Honda sin McLaren. Cómo se gestó entonces un aura de invencibilidad y una confianza exagerada cuando al parecer ni siquiera se analizaron los méritos de los rivales antes de iniciar esta nueva aventura. En este punto indico que McLaren, Honda, Alonso y Button experimentan ciclos decadentes y no han podido revertirlos. La imagen y la reputación que hayan podido tener se ha deteriorado y la responsabilidad debería ser de todos, pero resulta que no la asumen como equipo.

Lamentablemente, la prudencia nunca ha sido una característica de los encargados de dar la cara por la escudería. La salida de Yasuhisa Arai, señalado de ser un factor perturbador en el lado de Honda, ha hecho que Eric Boullier, director de McLaren, asuma el papel de quien emita declaraciones demagógicas cada fin de semana de carreras, esas que representan una bofetada al razonamiento. Lo del tercer mejor chasis, el motor con caballaje desbocado, la gasolina «mágica», estar a nivel de Ferrari para Mónaco, aspiraciones a los podios y otras tantas promesas que se han desecho cada vez que el McLaren MP 4/31 es doblado, no hace más que evidenciar el permanente naufragio en los predios de Woking.

La próxima temporada no habrá limitación para desarrollar las unidades de potencia y eso debería ser una buena noticia para Honda, sin embargo, la ley es para todos y tal vez incida en que Mercedes, Ferrari y Renault pongan más distancia de por medio ya que los japoneses, con dos temporadas a cuestas, aún no advierten con claridad dónde están parados, y es que todavía el conjunto chasis-aerodinámica propuesto desde McLaren no encuentra un circuito ideal. Es en este punto donde dudo que exista algún avance significativo en la temporada 2017 ya que el departamento técnico de McLaren permanece tal cual, como al principio de esta reconciliación. Tim Goss sigue sin crear un monoplaza capaz de inquietar a equipos como Force India o Williams, por lo tanto confrontar directamente a los que están arriba seguirá pareciendo una osadía.

Por otra parte, sin duda el regreso de Fernando Alonso a McLaren ha hecho que un foco mediático, un tanto distorsionado, se pose sobre la escudería británica nuevamente para proseguir con la estrategia de presentar al piloto español como un símbolo y eje de la Fórmula 1, a modo de artículo comercial todavía vigente, aunque apenas coleccione cinco victorias en las últimas cinco temporadas. En la próxima se cumplirán diez años de aquel 2007 y, tal vez por designios de un caprichoso destino, Alonso tendrá como compañero de equipo a un novato. Será la segunda ocasión que tal particularidad se presente en su pasantía por McLaren y como bien subrayo a lo largo de este artículo, segundas partes no fueron buenas.

No es muy complicado vaticinar desde ahora que las moscas mediáticas, afines a intereses específicos, se posarán sobre Stoffel Vandoorne si al joven belga se le ocurre sobresalir más que su compañero. En este caso se reeditaría toda la tragicomedia de 2007, donde la irracionalidad y el egocentrismo enturbiaron el ambiente. De nuevo aflorará la típica visión parcializada de que el otro no tiene talento, ni destrezas, ni es capaz de brillar con luz propia. Y es que no hay espacio en los radicales para admitir aciertos ajenos ni errores propios porque hay mucho en juego desde el punto de vista mercantil. Todavía permanece el despecho por todo aquello que pudo haber sido y no fue, que justamente inició en McLaren.

La Fórmula 1 ha demostrado que es una constante fábrica de mitos y esta nueva etapa de McLaren Honda es prueba de ello. Acá se han transformado defectos en virtudes, en un intento inverosímil y desesperado por aferrarse a una gloria de otras épocas que lucen ahora muy lejanas porque la mayoría de esos elementos, que marcaron diferencias, ya no están en el presente. A McLaren Honda le han trazado metas que no les pertenecen y les hacen creer que pueden alcanzarlas solo con deseos. Se habla de pequeños avances en un lapso de casi dos años, pero McLaren ya estaba en la mitad de la parrilla antes de regresar Honda y los japoneses en el fondo antes de volver a la Fórmula 1. Para muchos, mencionar que es harto difícil una reedición del título para Fernando Alonso es un sacrilegio, pero es notorio que está al borde del retiro, marcha en el cuarto lugar en carreras iniciadas, signo inequívoco que tiene más pasado que futuro.

Es para reflexionar todo lo que ha sucedido con McLaren y más aún cuando desde hace un buen rato equipos como Ferrari, Renault, Toro Rosso, Force India, Williams y Haas tienen sus objetivos apuntados hacia 2017. Mientras en McLaren son capaces de subir al cielo y hablar de progresos, con un séptimo lugar de Alonso en Malasia, a más de un minuto del ganador y con dos retiros importantes en la zona de arriba, para descender al subsuelo en apenas una semana, con lo observado en Japón, ambos pilotos fuera de los puntos y doblados. Con todo respeto hacia los seguidores de cualquiera de los implicados, pero este proyecto debería desprenderse de todo misticismo y apego al pasado porque ha quedado demostrado que con solo presentar credenciales no se ganan carreras.

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