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¿Qué se le ha perdido a McLaren y Fernando Alonso en Indianápolis?

Una vez dada la noticia, vamos a intentar razonar qué ha llevado a Fernando Alonso y McLaren hasta la disputa de las 500 Millas de Indianápolis en 2017, sacrificando la participación del piloto español en el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1. Y aunque a algunos les suene extraño, no es una jugada tan descabellada como puede parecer de primeras. Todos ganan. O como mínimo, nadie pierde en exceso con la puesta en marcha de este proyecto.

Fernando Alonso y McLaren necesitan ganar. Da igual el palmarés que ambas partes atesoran. La necesidad está ahí porque son grandes de la Fórmula 1. Y por mucho que Honda se ponga las pilas con su propulsor, la temporada 2017 está perdida. Sí, puede que un gran fin de semana en Mónaco les hubiera dado la posibilidad de luchar por puntos. Pero no optarán a la victoria, como sí pueden hacer en las 500 Millas de Indianápolis. Para McLaren, es seguir sacando provecho de su pasado, dado que ya vencieron allí en los setenta; para Alonso, marcarse un objetivo como la Triple Corona es mantener alta la motivación y cimentar su leyenda. Una bonita historia que contar y vender, una forma de erigirse en quienes velan por lo que un día fue el automovilismo.

Todo este relato convence fácilmente a Honda. Pero además para la casa japonesa es la forma de demostrar al mundo que sí saben hacer motores competitivos (aunque sea en IndyCar). Da igual que ganaran las 500 Millas en 2016 con la propia Andretti Autosport o que hayan dominado el inicio de la IndyCar 2017. La presencia de Fernando Alonso y McLaren en Indianápolis está enfocada a otro público. El mismo público que lleva tres años presenciando su ridículo en Fórmula 1. Honda no necesita ni ganar, lo importante es ser competitiva y si encima gana otro monoplaza motorizado por Honda el eco mediático fuera de EEUU será mucho mayor que cualquier otro año. Sólo con lo de hoy ya han rentabilizado todo el programa en IndyCar.

Además tanto la IndyCar como la Fórmula 1 pueden sacar provecho de este proyecto. El certamen estadounidense siempre acoge con los brazos abiertos a participantes ilustres en Indianápolis y verlos derrotados por sus pilotos habituales les permite vender la calidad de su parrilla. Del mismo modo, que un pedacito de Fórmula 1 se traslade a su gran carrera es una ventana increíble de cara a encontrar nuevos socios. Por otro lado, para la Fórmula 1 que quiere Liberty Media es una forma de venderse en Estados Unidos: pese al bajón de popularidad provocado por el cisma de los monoplazas americanos en los noventa, ninguna otra carrera de IndyCar se ve tanto como las 500 Millas.

Incluso para el mayor y único damnificado, Stefan Wilson, la jugada no es tan mala. Como reveló la revista estadounidense RACER y posteriormente se confirmó de forma oficial, el británico, hermano de Justin Wilson, tuvo que renunciar a su asiento asegurado en las 500 Millas de Indianápolis para que Fernando Alonso y McLaren dispusieran del último motor Honda libre. Se lo pidió Mark Miles, el máximo responsable de la IndyCar, en persona. A cambio el certamen se compromete a dar mayor visibilidad a sus patrocinadores y hacer todo lo posible para que compita en 2018. Y queda como un auténtico señor a ojos de todo el mundo.

Ahora sólo queda que Fernando Alonso sea tan competitivo como todos esperamos que sea. Piloto, coche, motor y equipo son buenos, pero ante ellos tienen dos semanas de trabajo y adaptación a un entorno que el asturiano desconoce por completo. Dar una vuelta rápido a Indianápolis no es complicado. Dar 200 vueltas rápido a Indianápolis, con cambios de viento, presiones, desgaste o debiendo gestionar el consumo, algo más pero posible. Volar y no fallar el día clave, rodeado por otros 32 coches, será otro cantar que estaremos dispuestos a escuchar con atención.

Foto | McLaren

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