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Por qué la industria sigue creyendo en el diésel

Tras las elecciones, la industria está muy atenta a los movimientos que se darán por el nuevo Gobierno que, salvo sorpresa, estaría presidido de nuevo por Pedro Sánchez, del PSOE, que durante la última legislatura impulsó medidas que generaron polémica y controversia en la industria del automóvil. Hay mucho en juego, para el sector del automóvil, y para una industria de la que dependen muchos empleos. Y es por eso que la industria ya ha hecho públicas sus preocupaciones y también por qué sigue creyendo en el diésel.

Por qué la industria sigue creyendo en el diésel

La última en pronunciarse ha sido la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto). Aunque generalmente estamos acostumbrados a entender la contribución directa de una fábrica de automoción a una ciudad, región, o país, también es importante recordar su contribución indirecta, por ejemplo con la existencia de proveedores que en España generan 372.800 empleos directos e indirectos, que aportan un 75% del valor del vehículo y que únicamente en exportaciones, según datos de 2018, habrían generado 21.415 millones de euros, un 57,6% de su facturación.

Los proveedores de automoción ya han hecho públicas sus preocupaciones, advirtiendo del riesgo de la demonización del diésel.

Para los proveedores de automoción la demonización del diésel ha provocado la caída de las ventas que arrastra el sector en los últimos meses y está contribuyendo a que se produzca al efecto contrario al deseado, que aumenten las emisiones de CO2 medias de las nuevas matriculaciones

Audi A1 Fabrica Seat Martorell 04

El primer riesgo, que según Sernauto ya se habría evidenciado con la caída de las matriculaciones, es el de generar incertidumbre alrededor de los motores de combustión interna, no solo diésel, sino también gasolina (ver noticia en Europa Press). Recordemos que la cuota del diésel ya ha descendido hasta el 28,2%, de manera que el diésel, que otrora fuera la opción mayoritaria, no representa ni una tercera parte del mercado, y menos de la mitad de ventas que la gasolina. Por otro lado, las matriculaciones en 2019 siguen cayendo, y en lo que llevamos de año ya han descendido un 5,1% con respecto al año anterior.

El segundo riesgo tiene que ver con los objetivos medioambientales. Europa está inmersa en un proceso de descarbonización, de reducción de emisiones de CO2, que afecta directamente al sector del automóvil. Los objetivos propuestos supondrán que en el medio y el largo plazo la única solución posible sean, primero, híbridos enchufables y, en última instancia, coches completamente eléctricos. Pero en un momento en que los eléctricos, y enchufables en general, aún no son una opción viable para todos los conductores, la pérdida de cuota del diésel está consiguiendo un efecto contrario al deseado, que las emisiones medias de los coches nuevos sean cada vez más altas. Recientemente ya os contábamos por qué esto supone un gran dilema para el Gobierno y también del efecto negativo de que se vendan cada vez más coches de gasolina y menos diésel.

Los proveedores, en última instancia, y al igual que ha sucedido con fabricantes y distribuidores de coches, piden al Gobierno que se retomen las conversaciones con la industria y se proponga un Acuerdo Estratégico del Sector de Automoción con el objetivo de dar certidumbre y tranquilidad al comprador, apoyar planes de achatarramiento y renovación del parque de automóviles, y también se bonifiquen las inversiones en I+D.

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