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Los ayuntamientos de Maranello y Fiorano no quieren que pruebes un Ferrari en su ciudad

Como ya sabéis, Maranello y Fiorano son dos ciudades en las que la historia del superdeportivo italiano es parte intrínseca de su cultura y economía. Son dos puntos de peregrinaje para muchos aficionados a los coches en general o la marca en particular. Es en estos lugares donde es posible disfrutar de una experiencia de pilotaje de un Ferrari, con precios que arrancan en unos 80 euros para una vuelta de 10 minutos en un F430. El alcalde de Maranello desea poner fin a este tipo de negocios. Y está a punto de lograrlo.

Los vecinos de estas dos pequeñas ciudades italianas están cansados del ruido de los Ferrari y los comportamientos de algunos turistas.

Disfrute razonable o sobreexplotación, el ying y el yang que muchas localidades turísticas sufren en sus propias carnes. En Maranello están acostumbrados a los miles y miles de turistas anuales, que acuden a visitar las instalaciones de Ferrari y probar algún coche, dejando muchos millones de euros en las arcas municipales. Algunos vecinos han llevado al consistorio abundantes quejas, citando que los negocios de test drives de Ferrari no les dejan dormir. El alcalde reconoce que crean problemas de cohabitación.

Aunque apenas se han producido accidentes a expensas de este tipo de negocio, de vez en cuando afloran a Internet documentos gráficos de conductores un tanto… imprudentes. Sea como fuere, el alcalde de Maranello – Massimiliano Morini – está resuelto a acabar con este tipo de negocios. En los primeros nueve meses del presente año, han realizado nada menos que 450 controles de tráfico a estos superdeportivos, con el objetivo de comprobar que todos los documentos y disposiciones legales estuviesen en orden.

Todos los test drives se realizan con un instructor profesional sentado en el asiento del copiloto.

En los últimos 5 años, el número de sanciones de tráfico también se ha incrementado, con 305 multas registradas. La banderilla final ha sido una prohibición expresa en la que se limitan a dos horas por día los test-drives. Tras Maranello, la ciudad de Fiorano tomó la exacta misma medida. Las multas para las empresas que incumplan esta normativa municipal pueden llegar a los 2.000 euros. Ahora bien, a la tercera multa, se les suspende la licencia del negocio durante 8 meses. El castigo monetario es ridículo en comparación.

Como era de esperar, las empresas de alquiler de Ferrari se han levantado en armas y han llevado el caso a los tribunales, alegando la libertad de empresa. El juicio no prosperó, y se encuentra en fase de alegaciones en estos momentos. Algunas de estas empresas – como Pit Lane Red Passion o Push-Start – tienen inversiones de hasta 10 coches e instalaciones de tamaño considerable. Esta medida les aboca a una quiebra casi segura en muy pocos meses. En sus palabras, «es como obligar a una casa de comidas a cerrar a mediodía».

Hace unos años mi compañero Juanma Nuevo probó un Ferrari F430 en uno de estos establecimientos. Esta es su crónica.

Estos negocios son las verdaderas víctimas de esta medida, ya han perdido hasta el 80% de su cifra de negocio. El ayuntamiento de Maranello debería haber enfocado de forma menos dictatorial el control de estos test-drives. En vez de prohibirlos, podría haberlos limitado geográficamente o establecido unos horarios más sensatos. Una cosa está clara, esto hará que muchos menos turistas dejen su dinero en la comarca del superdeportivo, e incluso reducirá el número de visitantes al Museo Ferrari.

Fuente: CNBC
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