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Lewis Hamilton y Mercedes; ansias de eternidad

Según mi criterio, de los registros que ostenta Lewis Hamilton, el lograr al menos una pole y una victoria en cada una de las temporadas que ha estado en la Fórmula 1 será el más complicado de batir. Tal hazaña luce más compleja si se toma en cuenta que siempre ha sido un piloto vinculado a Mercedes. Por supuesto que también superar sus cuatro títulos, 64 victorias, 74 poles y 122 podios, hasta ahora, será harto complicado mientras siga sumando. Más allá de esas credenciales, y de que cada año avanza hacia la cima de los récords absolutos, se debe destacar que Lewis Hamilton es una leyenda viviente del deporte por ser el primer piloto negro en correr en la categoría, así que se tiene el privilegio de testificar sus inéditas hazañas. Por tal razón, no concibo una imagen de Lewis Hamilton, cual Rod Tidwell, gritando «Show Me The Money» a Toto Wolff y a Dieter Zetsche.

Ciertamente, la demora de Hamilton en extender su sociedad con Mercedes ha originado ejercicios de imaginación de toda índole, la mayoría apuntando hacia pretensiones económicas escandalosas como base de cualquier argumentación. Al parecer, según lo que refieren algunos medios internacionales, un hipotético salario de unos cuarenta millones de dólares al año, entre otros tantos privilegios, que le convertirían en el piloto mayor remunerado de la Fórmula 1, sería el punto de la discordia entre Hamilton y Mercedes. Por supuesto que tener un sueldo de un múltiple campeón y líder de la escudería es un planteamiento lógico, pero además Hamilton es la imagen comercial de varios patrocinadores y eso aumenta su cotización. En tal sentido, cierta experiencia en periodismo deportivo me lleva a inferir que el próximo contrato de Hamilton, tal vez su penúltimo o quizás el último de su trayectoria en la Fórmula 1, tiene en su contenido mucho más que dinero.

El sentido común indica que en este tipo de negociación, el equipo no paga por lo que el atleta ha hecho sino por lo que creen será capaz de hacer de ahora en adelante. Si me apuran mucho, creo que Mercedes aspira asociar su marca a Hamilton de forma permanente y es allí donde radica el pulso de intereses. Aunque Michael Schumacher sea alemán y se haya retirado con Mercedes, cuando se habla de él de inmediato se le asocia a Ferrari, las imágenes evocadas tienen mucho de rojo y poco o nada de plateado. Con Hamilton la situación es distinta porque si bien el piloto es inglés, si logra desbancar a Schumacher de los récords absolutos más relevantes, su trayectoria estará asociada exclusivamente a Mercedes y, cómo se explicó en párrafos anteriores, lo que proyectará Hamilton a nivel personal y comercial en la Fórmula 1 será de gran impacto para la historia de la competición.

Salvando las distancias, lo que está realizando Lewis Hamilton en el plano deportivo es comparable a lo que hicieron pioneros de la talla de Jack Johnson, Jesse Owens, Jackie Robinson, Tiger Woods, Muhammad Alí, Arthur Ashe, Earl Lloyd o las hermanas Williams, entre otros grandes atletas. Hamilton representa ese modelo ganador e inspirador que necesitaba la Fórmula 1 y esto lo saben tanto en Mercedes como en los departamentos de publicidad y mercadeo que rodean al actual campeón. Lewis Hamilton es consciente de que será una referencia, una luz intensa que el destino eligió para iluminar el camino de otros. Por tal razón, resulta absurdo pensar que tras establecer números extraordinarios junto a Mercedes, los alemanes le sugieran a Hamilton que intente romper los récords con otra escudería. Esa posibilidad para mí no existe.

Cierto es que Lewis Hamilton es el piloto más mediático y egocéntrico de la actual formación, su extravagante estilo de vida mantiene en constante movimiento a los reporteros de farándula y esa particularidad al inglés, y a sus patrocinadores personales, le gusta mucho. Desde su época de novato, cuando McLaren era equipo oficial Mercedes, hasta que fue requerido por los alemanes para sustituir a Michael Schumacher; Lewis Hamilton siempre mantuvo su vigencia dentro y fuera de los circuitos. Sin embargo, el enfoque del Hamilton piloto ha permanecido en primer plano. Él ha podido trabajar junto a diseñadores como Paddy Lowe, Bob Bell, Aldo Costa o James Allison; y ha podido ganar con cada uno de los monoplazas que ha contribuido a desarrollar. Es obvio entonces que lograr victorias durante doce años consecutivos no se debe a casualidades, providencia o suerte, sino a sus virtudes como profesional. Así que resultan risibles argumentos tan vacíos como los que señalan que Hamilton siempre ha encontrado las tareas hechas y lo que hace es acumular trofeos injustamente.

Con la certeza de que el mercado ofrece alternativas más económicas, pero no más rentables en términos de imagen comercial y de resultados ya que ningún otro piloto disponible está en posición de prometer que hará más de lo que ha hecho Lewis Hamilton por Mercedes. El inglés se ha consolidado como una súper estrella de los deportes, de allí que posea la mayor legión de seguidores en las redes sociales, fenómeno que es muy importante a la hora de sentarse a negociar. Así que puede darse el lujo de fomentar la zozobra en todos los que piensan que en la Fórmula 1 ganar puede ser barato.

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