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Toma de contacto con el Volkswagen T-Cross 2024: el pequeño SUV se actualiza con pequeñas e interesantes mejoras

Volkswagen nos ha llevado a Pamplona para probar el lavado de cara del Volkswagen T-Cross. Se trata de la actualización de 2023 del archiconocido SUV urbano, del segmento B, una suerte de Volkswagen Polo con carrocería SUV. Basado en este último, y con un diseño simpático y atrevido, el T-Cross se ha convertido en un auténtico superventas: de hecho, es el segundo modelo más vendido de Volkswagen en España.

Fabricado en la factoría de Volkswagen en Pamplona, desde donde se exporta a 45 países, Volkswagen ha decidido mejorar la receta inicial del T-Cross, con motivo de la mitad de su ciclo comercial, intentando mejorar los aspectos más criticados y la feroz competencia en el mercado de los SUV urbanos. ¿Lo habrán conseguido? Veámoslo.

Un Volkswagen T-Cross más fresco por fuera y por dentro

Cuando me encuentro con el nuevo Volkswagen T-Cross rápidamente me doy cuenta de que parece más fresco por fuera y por dentro. Para empezar, por sus nuevos colores, atractivos y juveniles. Sin embargo, los cambios van más allá, como la incorporación de una nueva firma lumínica en el frontal, que reemplaza los faros halógenos por luces LED (en opción Matrix-LED algo que, hasta ahora, sólo estaba disponible en modelos de segmentos muy superiores), así como una franja luminosa que recorre toda la parrilla uniendo ambos pilotos, como recientemente han ido adquiriendo los nuevos modelos de la marca germana, como el ID.3, Touareg, Golf o Tiguan.

Además, incorpora unas nuevas luces diurnas de disposición vertical, ubicadas en una posición más baja y situadas en ambos extremos. En la parte trasera, también estrena una nueva firma lumínica LED en forma de “X” en la versión “R-Line” que es todo un acierto durante la noche. A grosso modo, esto y las llantas de hasta 17 pulgadas con nuevo diseño, es lo más destacado.

Si miramos un poco más a fondo, podemos encontrar más detalles difíciles de percibir, como el nuevo diseño de los parachoques delantero y trasero, o una nueva proyección de luz integrada en las carcasas de los retrovisores exteriores.

Una vez que me siento en el interior del habitáculo es donde encuentro los cambios más llamativos y que más se agradecen. Porque sí, el Volkswagen T-Cross podía pecar de “demasiado simple”. Y ahora, con los nuevos detalles, tiene mucho mejor aspecto. Para empezar, el nuevo volante es el mismo que emplean los modelos Volkswagen de mayor categoría. Es un volante, de grosor generoso, material de calidad y diseño atractivo. Además, sus botones no son hápticos, sino mecánicos (¡bien por Volkswagen!). Solamente esto le confiere un gran cambio al interior del salpicadero, y le hace parecer un coche con mucho más caché.

Pero hay más cambios: por ejemplo, la nueva pantalla del sistema de infoentretenimiento tiene un tamaño mayor, en opción hasta 9,2 pulgadas, lo que le confiere un aspecto mucho más tecnológico, así como el cuadro de mandos digital de serie de 8 pulgadas o de 10,25 pulgadas en los modelos R-Line. Además, encontramos molduras de recubrimiento imitando fibra de carbono en el salpicadero, en lugar del sucio “negro piano”, así como la iluminación ambiental que recorre todo el salpicadero. Y por último, justo enfrente del copiloto, han recubierto parte del salpicadero con un símil de piel.

A priori, la mejora es sustancial en cuanto a la imagen percibida. Pero es mejor la calidad de construcción, que se pone de manifiesto al rodar por zonas adoquinadas o con el asfalto en mal estado. Los ajustes son buenos y no se perciben crujidos.

Las pegas del Volkswagen T-Cross

¿Algunas pegas? Me permitiría criticar un par de aspectos: en primer lugar, el sistema de climatización que, a diferencia del volante, sigue empleando botones hápticos que no dan ningún feedback cuando los pulsas. En segundo lugar, esperaba encontrar algún tipo de plástico blando en la parte superior de las puertas, como ha pasado en la actualización del ID.3.

En tercer lugar, el sistema de infoentretenimiento me hizo esperar casi cinco minutos para establecer conexión por cable con Android Auto. Y, en cuarto lugar, no puedo dejar pasar la oportunidad de criticar algo que me da mucha rabia, porque no supone una merma en lo que a coste se refiere, y es el hecho de que los portaobjetos de las puertas y el interior de la guantera no estén forrados con alfombra enmoquetada para evitar molestos golpeteos de objetos duros que coloquemos ahí. Eso no es justo para un coche con un precio que parte en el entorno de los 22.000 euros.

Y vistos los cambios por dentro y por fuera, es hora de analizar cómo se comporta dinámicamente el T-Cross. En primer lugar, debes saber que el T-Cross no ha sufrido modificaciones mecánicas con motivo de esta actualización. A la venta siguen estando las mismas tres motorizaciones de gasolina con potencias comprendidas entre 95 y 150 CV.

Y, como ya ocurría anteriormente, todas ellas cuentan con etiqueta C, ya que este modelo no fueron “concebido” con ningún tipo de hibridación o microhibridación en mente, por lo que no pueden lucir la tan deseada etiqueta ECO al menos, hasta la próxima generación. Si buscas etiqueta ECO, tendrás que valorar modelos como el Hyundai Kona, el Peugeot 2008 o el Renault Captur.

Potencias entre 95 y 150 CV; y, en el punto medio, está la virtud

Las tres versiones disponibles son un 1.0 TSI tricilíndrico con dos niveles de potencia: 95 CV (con cambio manual de 5 velocidades) o 115 CV -ha ganado 5 CV con la actualización- (disponible con cambio manual de 6 velocidades o DSG de 7 velocidades) y, finalmente, un cuatro cilindros de 1.5 litros y 150 CV con cambio DSG de 7 velocidades. Después de probarlos y, entre las tres opciones, quizá la más recomendable es la versión intermedia, de 115 CV.

Durante la toma de contacto en Navarra pude probar esta versión de 115 CV y la de 150 CV. En contra de lo que pensaba inicialmente, me resultó sorprendente lo bien que va la versión intermedia de 115 CV para tratarse de un motor tricilíndrico: es silencioso, pero capaz de mover al pequeño T-Cross con una soltura sorprendente, incluido por puertos de montaña y autovía. Su par motor de 200 Nm le confieren suficiente empuje cuando se necesita, y el pequeño propulsor consigue unos consumos suficientemente frugales como para no echar en falta un diésel.

La versión de 150 CV se nota mucho más potente y dinámica. Ésta acelera de 0 a 100 kilómetros por hora en 8,4 segundos, 2 segundos más rápido que la de 115 CV. Y quizá solo sería recomendable para aquellos que suelan viajar con el coche “cargado hasta los topes” o que atraviesen en su ruta habitual puertos de montaña y les guste hacerlo a buen ritmo. Pero lo cierto es que, salvo contadas excepciones, la versión de 115 CV está sobradamente capaz.

Un 10 en dinámica y tecnología

Además, es un coche que, por líneas generales, lo hace todo bien. Tiene una conducción animada, dinámica y da la sensación de estar muy bien construido. Además, se siente silencioso, frena bien y, en líneas generales, podríamos afirmar que tiene una dinámica muy cuidada.

Las limitaciones que tiene el T-Cross no van asociadas a su dinámica, sino más bien a su tamaño. Al final, no deja de ser un SUV pequeño, donde las plazas traseras son solo aptas para dos adultos y, el maletero, con un volumen entre 385 y 455 litros (en función de la posición de la banqueta trasera deslizante) puede resultar escaso para viajar con el equipaje de varios adultos o para familias con niños que llevan carros. Ésta es su principal limitación, y es un hecho a tener en cuenta por que marcará la diferencia para saber si es necesario subir a un coche de segmento superior. Pero insisto, la dinámica va, en líneas generales, tan bien, como para no necesitar plantearse un coche de segmento superior.

Por otro lado, y si bien antes echábamos en falta la presencia de motorizaciones con etiqueta ECO, sí que me ha sorprendido la cantidad de tecnología que equipa un coche así, de corte urbano. Por ejemplo, puede equipar asistentes como Travel Assist, Front Assist, o Lane Assist, que permiten circular de forma semiautónoma en autovía, manteniendo la velocidad, la distancia de seguridad respecto al coche precedente y el guiado de la dirección en las curvas, así como asistente de aparcamiento, cámara de visión trasera o detector de ángulo muerto.

Igualmente, es sorprendente encontrar luces Matrix-LED, que utilizan una matriz de diodos para adaptar automáticamente el haz de luz, evitando deslumbramientos y maximizando la visibilidad. Este sistema inteligente detecta otros vehículos y ajusta los diodos de forma automática para conseguir la máxima iluminación. Elementos que, hasta hace muy poco, solo podíamos encontrar en coches de categorías muy superiores.

Por último, toca analizar el precio. Este es un detalle controvertido, porque el T-Cross parte, antes de promociones, entre los 23.970 € de la versión de acceso con el motor más básico y los 33.840 € de la versión más equipada y con el motor más potente, quedando lejos del precio de 18.990 € con el que partía cuando se produjo su lanzamiento a comienzos de 2019. Si quieres ahorrarte unos euros, los 20.940 € de su “primo-hermano”, el SEAT Arona, con quien comparte el planteamiento tecnológico, le hacen digno de considerarlo como un rival muy a tener en cuenta.

Vídeo destacado del Volkswagen T-Cross

Imagen para el vídeo destacado del Volkswagen T-Cross Botón de play
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El crossover pequeño más asequible de la firma alemana se produce en España y ofrece varias alternativas mecánicas en gasolina y diésel, destacando también por su comportamiento dinámico y posibilidades de equipamiento

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