En materia de seguridad vial no sólo sirve la concienciación mediante campañas en los medios de comunicación, dar buen ejemplo ayuda también a que seamos respetuosos al volante y acabemos con la lacra de la siniestralidad en las carreteras. Es por eso que es de lo más contraproducente que los responsables de velar por la seguridad del tráfico sean “cazados” cometiendo infracciones muy graves al volante de un vehículo.
Presuntamente este sería el caso del capitán y jefe del destacamento de Tráfico de Soria quién fue interceptado por una patrulla de la Guardia Civil cuando circulaba exactamente a 207 kilómetros por hora, cometiendo no sólo una infracción de tráfico sino también un delito. En su defensa alegó que estaba persiguiendo a un infractor que se había dado a la fuga. El caso nos recuerda a la “pillada” que tuvo Pere Navarro en su día.
De haber estado persiguiendo a un vehículo fugado tendría que haber empleado la correspondiente sirena que advierte que circula en situación de emergencia. Y no sólo eso. Los agentes que lo detuvieron dudan de su versión de los hechos dado que de haber sido así no se habría detenido a justificar su infracción después de que se percatase de que el radar y su cámara fotográfica habían inmortalizado su dudosa hazaña.
Por último la propia Unión de Guardias Civiles, quién denuncio el suceso, afirma que “Con carácter general, tenemos prohibido hacer persecuciones, tiene que ser una causa muy excepcional para que la persecución sea lícita”, y “lo habitual es movilizar a otras patrullas para montar controles e interceptar vehículos en otros puntos”.
¿Deberían dar ejemplo los responsables de Tráfico? Rotundamente, sí. Más allá de su libertad fuera del cargo que ostentan ¿cómo puede ser lícito que alguien nos intente concienciar de algo que incumple sistemáticamente?
Fuente: El País
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