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Ferrari parece, pero no lo es. Dos talleres clausurados y sus responsables detenidos por fabricar réplicas

El caso de las réplicas de algunos modelos de Ferrari o Lamborghini, no es ninguna novedad. Es más, en los últimos años hemos visto como algunos coupés de ocasión como el Ford Cougar, el Peugeot 406 Coupé, o sin ir más lejos el Toyota MR2, se convertían en la base perfecta de la copia. En definitiva lo que para el purista es horrendo y para Ferrari en muchos casos una vejación de su propiedad industrial y los derechos de la imagen de su marca, también es para muchos una alternativa económica de tener un deportivo en su garaje con el aspecto de un Ferrari.

Pero precisamente hoy la Policía Nacional comunicaba que habían desmantelado dos talleres donde se fabricaban réplicas de multitud de deportivos, entre ellos los más habituales, los Ferrari F430, F430 Spider e incluso el nuevo 458 Italia y algunos Aston Martin. Cuando acudieron a los talleres de las localidades valencianas de Algemesi y Albalat dels Sorells, se encontraron con 19 réplicas completas o en proceso de construcción, de los deportivos ya mencionados.

¿Y por qué ahora?

Las réplicas se ofrecían entre 30.000 y 40.000 euros, según aportase o no el cliente su coche para efectuar la transformación.

El representante de la marca Ferrari en España denunció ante las autoridades que internet se vendían vehículos falsos que vulneraban los derechos de propiedad intelectual de la marca. Así fue como comenzó la investigación de un negocio que ofrecía sus creaciones en internet y que a priori ni nos sorprende ni nos escandaliza. Las réplicas se basaban en kits y piezas que se importaban de Inglaterra o se encargaban a tiendas especializadas en España, por ejemplo los emblemas. En algunos casos incluso se encargaban piezas originales a la fábrica de Ferrari.

El precio de estas réplicas podía oscilar entre los 30.000 y los 40.000 euros, según el cliente aportase el coche que se utilizaría como base o prefiriera que el taller se encargase de conseguirla por su cuenta. Por esta misma razón las investigaciones ahora también giran en torno a los trámites de adquisición y venta de estos coches de segunda mano, y así comprobar si cuentan con los documentos pertinentes y las Inspecciones Técnicas de Vehículos.

Los clientes eran conscientes de que estaban adquiriendo una réplica. Aún así, los ocho detenidos tendrán que enfrentarse a una acusación por vulneración de los derechos de la propiedad intelectual.

La producción de una réplica no está prohibida en diversos supuestos. Para empezar las réplicas generalmente no son un calco del vehículo original, no cumplen con las medidas de este e incluso conservan sus motores originales. Además el cliente que adquiere una réplica de un deportivo sabe muy bien que no está adquiriendo un Ferrari original. Es difícil entender por qué alguien se gastaría un auténtico dineral, 40.000 euros, en una copia de un deportivo, cuando por ese precio existen auténticos clásicos y seguro que mucho más gratificantes, en el mercado de ocasión. Podemos verlo de otra forma. El mantenimiento del motor de un Toyota Celica o un MR2 convertido en Ferrari, como los que hemos visto en esta operación policial, nada tiene que ver con el de un cavallino rampante auténtico.

El juez será el que tenga que determinar si se ha cometido un delito contra la propiedad intelectual o no. Probablemente se haya incurrido en errores que puedan hacer que Ferrari gane el pleito, como el uso de su imagen sin su autorización. Ferrari factura al año cantidades astronómicas alrededor del merchandising y la imagen de su marca, precisamente evitando que cualquiera pueda vender coches con su nombre o gorras con un caballo a dos patas.

¿Cómo acabará todo esto? Sinceramente no lo sabemos, pero os mantendremos informados.

Fuente: Policía Nacional
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