Canadá tiene un circuito bonito, pero complejo y difícil. Para un novato, quizá mucho más, porque hablamos de poca carga aerodinámica, muros muy cercanos, grandes velocidades punta y exigencias bastante importantes en las partes más viradas. Carlos Sainz no conoce bien el trazado, así que ese undécimo lugar es muy meritorio. Y más si pensamos que es un lugar por delante de Verstappen, de forma natural (recordad que clasificó el 12º, y con las penalizaciones ha quedado al final).
El Gilles Villeneuve es un circuito exigente que exige, valga la redundancia, una confianza total en tus habilidades y en el coche. Si partes de la premisa de que no has corrido en F1 nunca antes aquí, y estás tanteando las cosas, es lógico pensar que esa confianza es difícil de conseguir. Bien por Sainz, porque demuestra que resuelve en casi todos los terrenos, y que en la clasificación se concentra y consigue el resultado sin dejarse intimidar.
Como bien demuestra Lewis Hamilton, las frenadas son el punto clave de este circuito y es donde se gana el tiempo por encima de todas las demás consideraciones. Por todo esto, creo que hoy Carlos Sainz ha dado un paso más en el camino de la calidad más apreciada por los equipos: minimizar las carencias propias del piloto, aprovechar el coche al máximo, y tratar con respeto al circuito. Poco más que decir.
