El nuevo Mercedes Clase G se ha dejado ver con todo detalle, por fin, hace escasos días en el marco del Salón de Detroit. Con esta presentación hemos podido conocer más detalles de este icónico todoterreno, uno de los más capaces del mercado, y algunos no dejan de ser curiosos. Entre los cambios del nuevo Clase G llama la atención uno que toca una parte clave del coche: la suspensión, que ha sido en parte diseñada por AMG. ¿Qué pinta la división deportiva de Mercedes desarrollando la suspensión de un todoterreno puro?
Aunque no lo parezca a simple vista, Mercedes asegura que el Clase G es un modelo completamente nuevo. Más allá de lo que se puede observar desde fuera, las entrañas de esta nueva generación guardan algunos secretos, como el de la suspensión, completamente renovada respecto a la generación anterior. Desarrollada conjuntamente entre los ingenieros de Mercedes-Benz G GmbH y Mercedes-AMG, cambia sustancialmente para conseguir que esta nueva generación sea más cómoda y ágil en el asfalto sin perder sus cualidades camperas.
Según Tobias Moers (jefe de Mercedes-AMG) en declaraciones a Road and Track, los suyos se han encargado de la suspensión, los amortiguadores adaptativos, del diseño del eje delantero y del eje trasero e incluso de la transmisión. Algunas cosas siguen esencialmente igual que antes, aunque con algunos cambios, caso de la suspensión trasera.
Esta mantiene el sistema de eje rígido, pero ahora está anclada al bastidor con cuatro brazos a cada lado y, además, cuenta con una barra Panhard. El resultado de esto, según Mercedes, es mayor confort en carretera a la vez que mantiene un amplio recorrido de suspensión y 241 mm de altura libre en el eje trasero.
Sin embargo, la mayor novedad está en el eje delantero. Por primera vez en un Clase G se equipa una suspensión delantera independiente, abandonando el eje rígido, con una arquitectura de dobles trapecios y amortiguadores adaptativos. Esto redunda en una mejor dinámica y comportamiento sobre el asfalto, pero a priori plantea dudas sobre sus prestaciones off-road en comparación con el eje rígido.
Optar por este esquema implicaba rebajar la altura del eje delantero. Para solventar esta situación y no perder prestaciones off-road respecto al anterior Clase G, uno de los retos de los ingenieros tras optar por la suspensión independiente era intentar raspar milímetros de altura al suelo como fuese. Es por eso que los brazos de la suspensión van unidos directamente al bastidor lo más arriba posible, con lo que hay garantizada una altura libre al suelo de 270 mm del eje delantero. Ahora sólo queda probar el modelo para comprobar si ha sido un paso atrás respecto al Clase G anterior o si, como asegura Mercedes, no lo iguala sino que mejora.
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