Tengo que admitir que estoy de acuerdo con los radares, pero bien colocados y en lugares donde el límite de velocidad sea razonable. Las largas rectas de autopista o autovía limitadas a 120 km/h en un día soleado, dónde estadísticamente apenas se producen accidentes, no son el lugar adecuado para utilizar los recursos de la DGT.
