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Fisker Karma, toma de contacto. El renacer de las superberlinas de lujo

La semana pasada nos desplazamos hasta Marbella para probar el Fisker Karma, una lujosa berlina de corte deportivo con 4 plazas, y que se caracteriza por ser un vehículo eléctrico de autonomía extendida, similar al Chevrolet Volt con el que hicimos el Camino de Santiago. Con sus tres motores – dos eléctricos y uno de combustión -, su potencia de 410 CV y un precio de 131.000 euros es diferente a cualquier otra berlina del mercado… y, aunque en imagen y forma se pueda asemejar al Aston Martin Rapide, Audi S7 o Porsche Panamera, no hay ningún otro vehículo de iguales características, ni tecnología.

Quizás no hayas oído hablar nunca de esta marca… Pues bien, Fisker Automotive es una compañía de capital norteamericano, con sede en Irvine (California), fundada por el danés Henrik Fisker en 2007 y con el Gobierno de EE.UU. como principal inversor del proyecto. Henrik se metió de lleno en éste proyecto tras su paso por el departamento de diseño de BMW y Aston Martin – cuando esta última fuera propiedad de Ford -. De su mano salieron diseños como el BMW Z8, los Aston Martin DB9 y Vantage o el Tesla Model S, compañía por donde pasó justo antes de decidirse a montar la marca que le honra con su apellido.

Crear una marca de coches a partir de la nada, para entrar en un mercado tan rivalizado y complejo no es tarea sencilla. A pesar de los obstáculos que han ido brotando durante estos años, Fisker sigue adelante, ofreciendo un producto atrevido y tecnológicamente vanguardista… y es que, después de innumerables retrasos y tras una falta de liquidez bastante acusada, la producción del Karma comenzó en marzo 2011. Las causas principales fueron variadas: problemas con los faros, sistemas eléctricos o incluso el cuero de los asientos.

El Fisker Karma que hemos tenido entre manos se ensambla actualmente en Valmet (Finlandia), en la misma factoría donde, hasta el pasado año, se producían los Porsche Boxster/Cayman, y “así será al menos en un futuro próximo”, según nos confirmó Bernhard Koehler en una entrevista reciente durante el Salón de París. En España, el Grupo Guarnieri es el encargado de importarlo y, gracias a ellos, hemos podido disfrutar de esta toma de contacto.

¿Qué demonios es un “vehículo eléctrico de autonomía extendida”?

Para que os hagáis una idea, el Fisker Karma cuenta con tres motores: dos eléctricos y uno de combustión, un sistema al que han denominado “Q-Drive”. Los motores principales son los eléctricos, que son los que mueven las ruedas, alimentándose de la energía almacenada en la batería. Delante va el motor de gasolina y detrás están los dos eléctricos, uno en cada rueda, cada uno de 205 CV. Estos se utilizan tanto para propulsar al coche –tracción trasera- como para generar energía que almacenar en la batería.

¿Sabías qué…?Cuando Justin Bieber condujo su Fisker Karma a más de 160 km/h y la policía lo detuvo, la web de Fisker marcó récords de visitantes

Con la batería es posible disfrutar de una autonomía teórica de 80 kilómetros y, cuando se acabe la energía almacenada, nunca te quedarás “tirado” porque el motor de combustión se pondrá en marcha y actuará como un alternador que genera energía eléctrica para dar apoyo a los dos propulsores eléctricos… lo que constituye la principal ventaja respecto a cualquier eléctrico “puro”.

Por tanto, el motor de combustión es secundario. Éste es un cuatro cilindros de dos litros turbo ECOTEC, fabricado por General Motors y con una potencia de 260 CV. Es el corazón que mueve, entre otros, al Opel GT. En total, siempre tendremos disponibles 410 CV de potencia, extraídos de los dos motores eléctricos.

Emite unos silbidos impresionantes al pisarle a fondo y un zumbido a baja velocidad, producidos por unos altavoces exteriores… un sonido al que Fisker denonima “Tron”

Al llegar a casa todo será tan sencillo como recargar la batería. Bastará con enchufar el cargador de 16 amperios a un enchufe común con toma de tierra de la red eléctrica (220V) y, en 6 horas, estará listo. Y ojo, porque Fisker está planeando introducir en poco tiempo unas nuevas baterías que permitirían realizar la carga en sólo 2 horas.

Según nuestros cálculos, con las tarifas eléctricas actuales, moverse en modo eléctrico tendría un coste aproximado de 3 euros/100 km, aunque con una tarifa de discriminación horaria (como la “Energía Valle” de Endesa), la recarga sólo costaría un euro… De todas formas, entendemos que una persona que se gaste más de 130.000 euros en un vehículo como el Fisker Karma lo haga por conciencia ecológica, no por ahorrar en combustible… por lo que estos cálculos serán estériles.

En el techo encontramos una placa solar, que alimenta sistemas como la radio

Un diseño puro y elegante

El Karma es, quizás, poco fotogénico. En persona, sus proporciones asombran a cualquiera, mide casi cinco metros. Es largo y ancho como ninguno. Llamativo como el que más, con una línea muy curva y musculosa. Tanto que no desentona entre los vehículos de la jet-set marbellí que acostumbran a circular por Puerto Banús. La gente lo mira con fascinación y es que, como nos comentó Koehler, cofundador de Fisker Automotive, buscaban “un diseño que fuera impresionante y que contuviera una gran tecnología”. Bravo por ellos.

Las impresionantes llantas de 22 pulgadas son el elemento más provocativo, aunque hay otros detalles sugerentes como la placa solar fotovoltaica que cubre el techo –cuya energía se usa para el funcionamiento de sistemas como la radio, el GPS o la climatización-, los frenos Brembo en color negro brillante, los pasos de rueda traseros hiper-abombados o unas formas romboides en los paragolpes delantero y trasero. En definitiva, un diseño lujoso y apetecible.

¿Es realmente útil la placa solar del techo? Al parecer, según el ordenador se habían ahorrado 16 kilómetros durante los 1.800 km que había recorrido en total el vehículo que usamos como unidad de pruebas… sin duda, un dato curioso.

Interior, más sombras que luces

Según cuentan, el punto de referencia para diseñar el interior del Fisker Karma ha sido el Porsche Panamera… pero, sinceramente son polos opuestos. En lugar de saturar el interior de botones, han buscado un espacio limpio y la mayoría de controles se encuentran en la pantalla táctil central de 10.2”. Desde ahí se manejan los sistemas de audio, navegación e, incluso, climatización. Algo que no resulta especialmente cómodo de manejar por la interfaz instalada.

Enfrente nuestra encontramos dos esferas, el velocímetro y el indicador de gasto o regeneración de energía. En medio queda la pantalla de la autonomía (tanto eléctrica como la total con combustión). Se nota que muchos componentes han sido comprados directamente a General Motors, pues son similares a los que podemos encontrar en modelos de la marca Opel o Chevrolet: el volante, detalles del salpicadero o los botones de regulación de los espejos son alguno de ellos.

El Fisker Karma es para cuatro, un 2+2 estricto, donde la altura para las plazas traseras está algo mermada y resulta muy justa para alguien que mida más de metro ochenta. Con esa talla ya vas rozando el techo, algo que no ocurre en otros vehículos que hemos probado como el Audi A7 o el Porsche Panamera. Atrás hay un pequeño maletero de 195 litros, que pierde la partida frente a sus competidores más directos.

Junto con un sistema de info-entretenimiento menos engorroso de manejar, también echamos en falta salidas de climatización para las plazas traseras, que se podrían haber instalado en los laterales –como en el Panamera-, si bien el túnel central está comprometido por la batería. Tampoco nos han terminado de convencer las pequeñas inserciones de madera del salpicadero, que son poco agradables al tacto. Como curiosidad os contaré que, por conciencia ecológica, Fisker sólo emplea madera rescatada de incendios en California o de árboles caídos.

En líneas generales el interior parece peor resuelto que el coche en su conjunto. Algunos detalles de terminación parecen propios de una unidad pre-serie… no obstante, en marcha no hay crujidos ni ruidos extraños. Dejando de lado estos pequeños detalles parece que la calidad de construcción es buena y cuenta con detalles muy originales, como la apertura de puertas con botón, un cambio de marchas ubicado en una especie de pirámide o el empleo de metacrilato en algunos espacios interiores. El freno de mano es eléctrico y el botón queda a la izquierda del volante, junto con los pulsadores de apertura del maletero.

3 modos de conducción: “Sport”, “Hill” y “Stealth”

No hay marchas, por lo que las levas que hay tras el volante sirven para seleccionar los modos de conducción. En total hay tres programas posibles: “Sport”, “Hill” y “Stealth”. El programa predeterminado es “Stealth” (del inglés “sigiloso”), que viene a ser el modo eléctrico en su versión ahorradora, puesto que se mueve sólo gracias a la energía almacenada en la batería y, además, limita las prestaciones – no entrega toda la potencia desde el primer momento – y reduce la velocidad máxima a 153 km/h.

Pulsando la leva izquierda, como si quisiésemos reducir una marcha, entra en funcionamiento el modo “Sport” con el que obtener la dinámica más deportiva y sacar la máxima potencia al Karma. Con él se enciende también el motor de combustión y obtiene las mejores prestaciones sobre el asfalto, acelera de 0-100 km/h en 6.3 segundos y puede alcanzar una velocidad máxima de 200 km/h. Por último, el modo “Hill” (cuesta) se selecciona pulsando la leva derecha. Gracias a él podemos aumentar la regeneración de la energía: retiene el vehículo al soltar el acelerador y, con la frenada, se recarga la batería – en mayor medida que con los otros modos -.

Las levas no sirven para cambiar de marcha, sino para cambiar de modo de conducción

En cualquiera de estos dos últimos usa indiferentemente el motor de combustión o la energía almacenada en la batería, dependiendo de la “zapatilla” que estemos dándole en cada instante. Sin embargo, no se puede configurar un modo 100% a combustión que evite vaciar la energía almacenada en la batería, como vimos que tenía el Chevrolet Volt.

410 CV, mucho par y poca chicha

El par del Fisker Karma es aplastante: 1330 Nm, muy próximos a los 1.500 Nm del todopoderoso Bugatti Veyron. Sin embargo, en contra de lo que pueda parecer, no tiene mucha patada… y, además, al no haber marchas, el par se entrega sin interrupciones, pero de forma progresiva y continua. Eso sí, es rápido aún sin dar la impresión de ser tan potente como declara la ficha técnica.

Tarda 6 horas en cargarse y tendrás 80 km. de autonomía eléctrica

De hecho, mi primera sensación es un comportamiento muy similar a un BMW X6 de trescientos y pico caballos y motor diésel, por la forma en la que entrega de par… A mi compañero Juanma, en cambio, le ha parecido al estilo de una berlina pesada como el Mercedes S350, gasolina de 272 CV. En líneas generales tiene mucho aplomo y no da la sensación, ni de lejos, de pesar los 2404 kg que declara en báscula… ¡y eso que usa una carrocería de aleación de aluminio!

Si buscas deportividad quizás no termine de convencerte que no vaya acorde la potencia en cada instante con el sonido del motor que acompaña. A parte de notar la ausencia de un buen V8 que ponga banda sonora, es de extrañar que, en ocasiones, con poco que pises el acelerador, el motor se revolucione al máximo y suene mucho… y de forma poco atractiva, restando emociones y sensaciones deportivas.

Tiene un precio de 131.000 euros y, con 410 CV, acelera de 0-100 km/h en 6.3 segundos

Como esperarás, cuando funciona el motor de combustión no es totalmente silencioso… pero, funcionando en eléctrico, ¡tampoco! De hecho, emite unos silbidos impresionantes al pisarle a fondo y un zumbido a baja velocidad, producidos por unos altavoces exteriores… un sonido al que Fisker denonima “Tron”, y sirve para avisar a los peatones de nuestra presencia. A ambos sonidos, también hay que añadir el producido por los ventiladores, aún con el vehículo detenido.

Nos ha gustado bastante el tacto del pedal del freno y la dirección. Por un lado, los frenos están configurados para convertir la energía cinética en la máxima cantidad de energía que almacenar en la batería. Sin embargo, el pedal no tiene ese tacto tan nefasto que encontramos en el Chevrolet Volt y que suelen tener la mayoría de los vehículos que montan un sistema de regeneración de baterías al frenar.

La dirección electro-hidráulica es excelente. Tiene un tacto ligeramente duro cuando maniobramos en parado, pero no es nada artificial. Transmite una sensación real y te hace percibir los detalles de la vía por donde circulas. Por otro lado, la suspensión puede ser demasiado dura con la carretera en mal estado… aunque las llantas de 22 pulgadas le dan un toque especial, sería interesante poder contar con una suspensión regulable en dureza en un futuro.

Es necesario saber tratar con suavidad el acelerador y, a pesar de que el consumo medio oficial se ha cifrado en 2.1 l/100 km, hemos visto cifras comprendidas entre los 7 y los 10 l/100 km con un desnivel de 1000 metros en la Serranía de Ronda… Algo que, aunque pueda parecer demasiado, resulta ligeramente bajo si lo comparamos con berlinas de similares prestaciones, como el Audi S7 o el Porsche Panamera.

Conclusiones

Obviamente es un vehículo de lujo, para gente de alto poder adquisitivo. No está pensado para alguien que quiera ahorrar gastos en combustible, sino alguien que busque exclusividad y respeto al medio ambiente. Por ejemplo, en el centro de Londres existe una restricción de emisiones, que impide que vehículos muy contaminantes puedan acceder. Esta tendencia, que tiene toda la pinta de que se irá implementando, poco a poco, en otras ciudades europeas es una problemática que solucionará el Karma. Si con el Lambo no puedes llegar a casa, y buscas algo único, representativo y potente, quizás el Karma sea tu opción.

Dejando algunas cosas en el aire tras esta toma de contacto, nos quedamos con su exclusividad y un diseño exterior que entusiasma. Si Fisker soluciona esos pequeños “peros” de acabado interior estaremos hablando de un vehículo casi perfecto. Otra cosa es que haya llegado demasiado pronto para su tiempo… El tiempo dirá. De momento, tiene nuestro beneplácito.

Ficha técnica Fisker Karma EcoSport

Tipo: Vehículo eléctrico de autonomía extendida.
Motores: dos eléctricos de 205 CV (2×205 CV = 410 CV) y un tercer motor de combustión, que actúa como alternador, de cuatro cilindros, dos litros y 260 CV.
Potencia: 410 CV
Par máximo: 1330 Nm
Aceleración (0 a 100 km/h): 6,3 segundos (con modo Sport)
Velocidad máxima: 200 km/h
Tracción: trasera
Peso: 2,404 kg
Consumos oficiales: Mixto: 2.1 l/100 km
Depósito de combustible: 35 litros
Maletero: 195 litros
Emisiones de CO2: 0 g/km
Precio (sin extras): desde 130.971 euros

En Diariomotor: Fisker Karma | Fisker Karma Plug-in Hybrid en el Salón de París | Hollywood se rinde ante el buen Karma de Fisker Automotive
En Tecmovia: Fisker Karma, toma de contacto: propulsión eléctrica como centro de todas las miradas

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