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Control Stop. Un francés muy nórdico y un finlandés demasiado latino

El inicio de temporada ha evidenciado un año más que Jari-Matti Latvala no está listo para ser candidato al título. Sólo llevamos dos rallyes en 2016 y el finlandés ya se aproxima a los números de 2015. Si la pasada campaña fue subcampeón con 80 puntos de desventaja, actualmente ya acumula la friolera de 56 puntos perdidos respecto a Sébastien y lo peor de todo, a pesar de la inquebrantable capacidad para levantarse una y otra vez de sus tropiezos, ahora más que nunca parece que está desquiciado por la superioridad de su compañero.

Y es que el carácter de Latvala es más propio de un latino que de un finlandés. Lo ha demostrado incluso en su forma de pilotar sobre asfalto, es un flying finn ‘raro’ si se me permite la expresión, más cercano a Markku Alén que a Juha Kankkunen y Tommi Mäkinen. Esto hace que sea muy irregular, capaz de lo peor un fin de semana, de atropellar un espectador, romper dos veces la suspensión, de estar completamente hundido y a la semana siguiente firmar una obra de arte. Hacer un fin de semana en el que los rivales tan sólo son capaces de decir: “cuando Latvala está inspirado es inalcanzable”… Es como ese cantautor que mejor escribe cuanto más le han roto el corazón, o ese pintor que sólo saca su mayor talento cuanto más bajo los efectos del alcohol está.

Sin embargo, en el actual Mundial de Rallyes, si quiere ser Campeón eso ya no está permitido. Al menos no cuando tienes enfrente a dos franceses que comparten nombre y unos rasgos más propios de los pilotos nórdicos que de sus antepasados galos. Loeb y Ogier llevan 12 años aplastando rivales a base de constancia, rapidez sobre todas las superficies y una mentalidad fría, la cual les permite abstraerse de todo y centrarse únicamente en conseguir la victoria. Si bien este último rasgo no lo tenía desarrollado Ogier en el pasado, ahora sí se puede decir que el de Gap ha perfeccionado su solidez mental, tal vez ayudado por la estabilidad en lo personal y el reconocimiento de Volkswagen de su liderato.

Loeb fue el primero en abrir la lata. Hubo que esperar hasta 2004 para ver a un no nórdico ganar sobre la nieve de Suecia, repitiéndolo años después también en el Rally de Noruega. Sin embargo, ahora ya podemos decir que Ogier superó al maestro. Ya son tres victorias en la cita escandinava, el piloto no nacido ‘más allá del muro’ norteño que más veces lo ha conseguido. Sin embargo le sigue perdiendo al tricampeón lo mismo: su verborrea y su irreprochable adicción a no callarse ninguna de sus opiniones, incluso las que sabe que no van a gustar a la gran mayoría de los aficionados. Obviamente esto hace que no sea tan carismático como Loeb o Latvala y que por tanto se esté volviendo a caer en el error que ya se cometió con el alsaciano: que algunos no le den el valor a sus gestas que debería.

Si el Rally de Suecia fue atípico por la falta de nieve, también lo fue por el podio final. Hayden Paddon está opositando a ganarse el puesto de ‘esperanza blanca’ ahora que parece que Latvala lo está dejando poco a poco vacante. El neozelandés ha demostrado su valía en superficies tan vitales para un Campeón del Mundo como la tierra o la nieve. Su mayor error este fin de semana fue llevarse por delante un pilote de madera que le dañó el radiado en l a Power Stage, más allá de eso, hizo un actuación sin fisuras. Queda por ver si su rendimiento sobre asfalto también evoluciona al mismo ritmo y si el Hyundai termina de una vez por todas de ser competitivo. Lo cierto es que este fin de semana ha dejado buen sabor de boca dentro de la formación coreana, con sus tres pilotos marcando cronos destacables a pesar de lo difícil que era reglar los coches después de haberse prescindido de Shakedown.

Mads Ostberg dio una gran alegría a Malcolm Wilson después del segundo accidente consecutivo de Eric Camilli. Si el de Monte-Carlo fue a baja velocidad y un error asumible, en esta ocasión el vuelco seguro que habrá empezado a poner algo más nervioso al equipo británico, al final no deja de ser una apuesta personal del jefe y aquí los tiempos no salieron y además terminó con accidente. Aunque seguro que le dejó un buen sabor de boca a Malcolm ver la clasificación del WRC2, posiblemente incluso más que el podio de Ostberg. Recordemos que tras la llegada del Fabia R5, los Fiesta perdieron algo de su ritmo de ventas, algo que han contrarrestado al demostrar su rendimiento en prácticamente todos los rallyes que han participado desde el inicio de temporada, tanto en el Mundial como en campeonatos Nacionales.

Y eso que Evans tenía enfrente a un batallón de pilotos escandinavos que prometen dar mucha guerra en el futuro. Aunque parezca que siempre han estado ahí, hasta llegar a los Suninen, Lappi, Tidemand y Bergkvist se ha tenido que saltar una generación, algo que incluso permitió ver cosas tan atípicas como a Yazeed Al Rajhi ganando en el Rally de Suecia dentro de la segunda categoría. Por último, valorar y agradecer el esfuerzo de los organizadores de la prueba para sacar el rally adelante, sin embargo, hay algo que siempre deben tener en cuenta: los que se juegan la vida en los tramos son los pilotos y los copilotos, qué menos que escuchar su opinión.

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