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Control Stop. Compañeros de armas

Sufriendo por contener las lágrimas, con tono balbuceante siempre que trataba formar una frase. Ott Tänak llegó al que pudo haber sido el Control Stop más feliz de su vida con la única intención de salir de allí cuanto antes, de buscar el refugio de una cara conocida, en este caso la de su mujer, antes de sacar la moral suficiente para poder subirse al podio de la deshonra, a ese segundo escalón que ni para el piloto estonio, ni para su copiloto valía nada después de haber saboreado en sus labios el dulce néctar de un triunfo que nunca llegó.

Los momentos de drama en la meta nos recordaron a los vividos en Gran Bretaña 1998 o en el Rallye de Monte-Carlo de 1991, incluso sin ir más lejos, los ojos vidriosos nos trasportaron a los de Andreas Mikkelsen en la edición 2015 del Rally de Suecia. Ott encontró el consuelo en la mirada de su mujer, pero en este caso fue Sébastien Ogier, en un gesto que incluso tiene más valor que los tres títulos que ostenta en su palmarés. Sólo eso fue capaz de sacar durante unos minutos a Tänak de la espiral de negatividad en la que se había sumido tras percatarse de la gran oportunidad perdida. Eso y el cálido abrazo al llegar a la asistencia de Malcolm Wilson a su antiguo pupilo.

Una maldita piedra, desenterrada tras el paso de los primeros coches, fue la responsable de que uno de los neumáticos DMACK (concretamente el delantero derecho), tan eficientes durante todo el rally, pinchara y se arruinaran por completo cualquier opción de ser el siguiente en seguir el camino que durante las últimas temporadas han marcado Ostberg, Sordo, Neuville, Meeke, Mikkelsen y Paddon. Al parecer, una estructura metálica menos reforzada de las ruedas del fabricante anglo-chino respecto a la de los Michelin, los hace más vulnerables (también pesan menos). Allí también pincharían Lappi y Evans, además de otros pilotos de las categorías inferiores, algo que hizo que finalmente los organizadores tuvieran que neutralizar la especial.

El daño ya estaba hecho, y mientras que Mikkelsen celebraba su primer triunfo junto a su nuevo copiloto, Anders Jaeger, Tänak y Raigo Molder sólo podían prometer volver a levantarse y luchar por conseguir que la Ford de M-Sport pueda sumar también su victoria. Fue un rally muy rápido, espectacular con medias superiores a los 130 km/h, pero no fue hasta que la lluvia hizo acto de aparición cuando la competición se animó. Ahí fue cuando se vio a los pilotos sufrir, apoyarse en los muros de tierra y tratar de evitar las chicanes mal colocadas por los organizadores que minutos más tarde tuvieron que rectificar para evitar una carnicería.

Hyundai demostró ser competitiva en rallyes rápidos y no es descartable que los veamos peleando por posiciones de cabeza en Finlandia, el lugar donde prácticamente toda marca quiere ganar además de Monte-Carlo. Y mostró ser muy rápida con un Paddon que buscó terminar por encima de todo y con el resucitado Neuville, el cual dio batalla al neozelandés hasta el último minuto. Bastante más le costó a Dani Sordo, fuera del ritmo durante la primera etapa y muy perjudicado también por salir segundo a los tramos el sábado. No fue el rally del cántabro y el toque contra las balas de paja y la posterior rotura de la suspensión en la etapa del domingo dejaron buena muestra de ello.

Tampoco lo pasó nada bien Sébastien Ogier. La paternidad parece haberle dado paciencia ante una de las pruebas en las que más factura le ha pasado abrir pista y apenas se le escuchó quejarse, e incluso dejó a un lado su impotencia para realizar el gesto antes mencionado con Tänak que le honra. Al menos se quitó la espina consiguiendo una vez más los tres puntos extra en la Power Stage, algo que le permite seguir manteniendo una cómoda ventaja al frente de la general mientras que el resto de sus rivales sufren para conseguir dos buenos resultados consecutivos. Seguramente el francés pensaba que él o Latvala serían los encargados de devolver a Volkswagen a la victoria, sin embargo la sequía de ambos se prolonga en el tiempo y en el caso del finlandés, ha vuelto a dejar patente que sigue teniendo que trabajar el apartado psicológico ya que le persiguen viejos fantasmas del pasado.

Prometedoras actuaciones por su parte de los pilotos franceses de Citroën y M-Sport. También es cierto que ambos pagaron muy caros sus errores, pero hasta el momento estaban mostrándose claramente por delante de sus compañeros de equipo. Seguimos sin ver al prometedor Mads Ostberg de hace cinco años, teniendo que ser otros los que marcan tiempos prometedores. Obviamente la regularidad es una gran aliada, en la situación que se encuentra M-Sport, tal vez alguna alegría en forma de liderato o scratch puede ser incluso más valioso que los puntos.

Donde hubo espectáculo y del bueno fue en WRC2, con los tres pilotos de Skoda nórdicos. Suninen cada vez tiene más cara de piloto Toyota, mientras que Lappi y Tidemand están sufriendo para defender su posición de oficiales y Evans sigue necesitando algo más de suerte. Las sorpresas de las victorias de Tempestini en JWRC/WRC3 y la de Jon Armstron en la DRIVE DMACK pusieron algo más de salsa a ambas monomarcas en la que ya tenemos el primer ganador, Osian Pryce, el cual es el primer premiado que competirá con un Ford Fiesta R5 en dos pruebas del WRC2 en 2017.

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