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Para llegar primero; primero hay que llegar

La célebre frase que inmortalizó el maestro Juan Manuel Fangio, el más grande de cualquier época, retomó su vigencia en el reciente Gran Premio de Malasia. Desde el viernes, Lewis Hamilton exhibió un nivel impresionante, lo que confirmó el sábado al realizar la pole y posteriormente al imponer su ritmo mientras comandaba la carrera. Todo parecía un fin de semana perfecto para el campeón mundial, sin embargo, un capricho del destino, y de su motor Mercedes, lo dejó sin nada. Pero Hamilton no es el único que figura en el cuadro de los «casi» ganadores, la lista incluye a varios nombres ilustres.

Por supuesto que la debacle, mientras todo parecía bajo control, resulta más dramática si influye en la carrera por el título, tal como le sucedió a Hamilton este fin de semana, pero también debe ser amargo abandonar a pocos metros de la meta, cuando ya se respiraba el aroma del champán, o se imaginaba en lo más alto del podio, escuchando el himno nacional de fondo y además se repasaba mentalmente el discurso que se daría a los medios. Para al final retornar a boxes, arrastrando los pasos y con los sueños desechos por un evento que no estaba en el guión.

Esta selección fue realizada por la publicación alemana Motorsport Total, pero para los seguidores de Diariomotor Competición, además de los citados eventos, se les presenta el vídeo, sin duda el documento que adiciona mayor dramatismo.

El campeón Lewis Hamilton abre la lista ya que con su descalabro mecánico propició que los recuerdos de hechos similares retornaran a la mente de los seguidores de la Fórmula 1.

De allí la memoria se traslada al Gran Premio de Alemania de 1996. A falta de tres vueltas para terminar la carrera, el austriaco Gerhard Berger marcha en punta mientras Damon Hill se mantiene en su estela. El motor Renault del Benetton no soporta más castigo y se rinde, exteriorizando su lamento en una gran nube de humo blanco.

El caso de Nigel Mansell en el Gran Premio de Canadá 1991 es un clásico si se habla de «casi victoria». El inglés tenía el triunfo asegurado y solo debía completar la distancia con comodidad… pero ralentizó tanto su ritmo, para saludar a las tribunas y realizar gestos anticipando su triunfo, que la electrónica del Williams determinó que había un problema y decidió apagar el motor para evitar males mayores. Las imágenes han quedado para la posteridad. Nadie creía lo que sucedía porque los rivales estaban a una vuelta de distancia, pero ocurrió. Nelson Piquet se tropezó con la victoria, segundo llegó Stefano Módena con un Tyrrell y Ricardo Patrese con el otro Williams completó el podio.

En el Gran Premio de Europa 2005, el finlandés Kimi Räikkönen asumió el control de la carrera en los primeros compases, no obstante sometió a sus neumáticos a ritmos y frenadas muy salvajes. Como en aquella temporada estaba prohibido cambiar gomas, había que esperar la autorización de un comisario de la FIA en caso de fuerza mayor, la agonía de los Michelín de Räikkönen mantuvo en vilo a los espectadores. A falta de una vuelta cede la suspensión delantera del McLaren MP4/20 y le arranca la victoria al piloto finlandés para cederla a Fernando Alonso.

De mayor nivel dramático, por lo que estaba en juego, resultó el Gran Premio de Japón en su edición 2006. Michael Schumacher se encaminaba a su tercera victoria consecutiva, la cual le aproximaría al título, pero el motor de su Ferrari 248F1 estalló. La victoria, y a la postre el campeonato, fue a parar a Fernando Alonso.

En tanto, en el Gran Premio de España 2001, el finlandés Mika Hakkinen se encaminaba a una fácil victoria, pero cuando inició la última vuelta, el embrague de su McLaren falló y lo obligó a abandonar. Como dicen en mi pueblo: «Tanto nadar para morir en la orilla», porque a pesar de mantener a distancia a Michael Schumacher, el triunfo fue a parar a los predios del alemán, seguido por Juan Pablo Montoya y completó el podio Jacques Villeneuve.

En el 2008 Felipe Massa ha podido ganar el título de forma fácil, pero una serie de eventos desafortunados se encargaron de no concedérselo. En Hungría, el brasileño iba encaminado a la victoria, la cuarta en su casillero, pero a dos vueltas del final su F2008 empezó a expulsar humo desde el motor. Ferrari se había ganado la fama de poseer una sólida fiabilidad en sus monoplazas, sin embargo, cuando fallaban, como en el caso de Schumacher 2006, era en grande. El trofeo de la victoria fue a parar a las manos de Heikki Kovalainen y el segundo lugar fue para Timo Glock.

Otra carrera que en el papel lucía de trámite, ya que los favoritos para ganar se habían retirado temprano, fue el Gran Premio de Italia de 1995. Los Ferrari 412T2 de Jean Alesi y de Gerard Berger no parecian tener rivales, pero la cámara instalada en el coche del francés se desprendió y fue a parar a la suspensión delantera de su compañero, eliminando sus posibilidades. Siete vueltas después, los frenos del Ferrari de Alesi colapsaron y le obligan a abandonar. Cuando todo apuntaba a un doblete de leyenda, el resultado fue un increíble cero.

Y para cerrar otra icónica carrera que parecía una victoria y no fue. El Gran Premio de Hungría 1997 tendría como principal protagonista al campeón Damon Hill y su Arrows Yamaha. El piloto inglés llegó a sacar hasta 35 segundos de ventaja a falta de tres vueltas para finalizar y había dejado atrás a Michael Schumacher y a Jacques Villeneuve, quienes no pudieron descifrar la magnífica gestión de neumáticos que implementó Hill esa tarde. Pero el Arrows A18 comenzó a dar síntomas de problemas, el acelerador se comportaba extraño y a falta de dos vueltas la caja de cambios no entraba en algunas marchas. Un imprudente problema hidráulico se antojó de acabar con las ilusiones de Damon Hill y de su equipo, concediendo en bandeja de plata el triunfo a Jacques Villeneuve.

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