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Gran Premio de México 1988: ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor. Que la Fórmula 1 actual es aburrida en comparación con la de los años 80 y 90, por poner dos ejemplos, y que las carreras entonces eran siempre emocionantes y repletas de adelantamientos. Demasiada gente tiene la percepción errónea de que no estamos en una de las eras más competidas y con menos diferencia entre los líderes y demasiados también olvidan que en su día, las diferencias entre los grandes equipos y los pilotos de la parte baja de parrilla eran enormes. Sin ir más lejos, el Gran Premio de México de 1988 es un claro ejemplo de que carreras estáticas, han existido siempre. Aunque es innegable que hay un cierto romanticismo por la época, así como por los nombres que competían entonces… aunque claro, la leyenda se forja con los años. ¿O acaso no miraremos la temporada de 2017 como un clásico en el futuro?

La cita del Autódromo Hermanos Rodríguez era la cuarta de la temporada de 1988 y tras el explosivo inicio de McLaren con tres victorias en tres carreras, nadie esperaba que se pudiera batir a los coches británicos. Con dos victorias de Alain Prost y una de Ayrton Senna, la pelea debería haber estado igualada pero una descalificación en Brasil y un abandono en Mónaco dejaba al recién llegado 15 puntos por detrás del bicampeón francés. En parrilla, Senna marcó una espectacular pole position, la vigésima de su carrera deportiva, con seis décimas de ventaja sobre Prost. Los coches turbo tenían una gran ventaja sobre los atmosféricos, que en este circuito perdían prácticamente una cuarta parte de su potencia máxima con las diferencias de la presión del aire. Así, el primer coche no turbo ocupaba el octavo puesto en parrilla… ¡a tres segundos y dos décimas de la pole!

Tras los McLaren, en parrilla seguían los Ferrari y los Lotus, intercalando a sus pilotos con Gerhard Berger por delante de Nelson Piquet, Michele Alboreto y Satoru Nakajima. Mientras tanto, los Arrows aprovecharon el potente motor BMW Megatron para ocupar la séptima posición con Eddie Cheever y la novena con Derek Warwick, con Alessandro Nannini entre ellos con el Benetton-Ford, primer coche atmosférico. En cuanto a los pilotos españoles participantes, Luis Pérez-Sala logró la vigésimo quinta posición en su Minardi, clasificándose por poco más de medio segundo. No tuvo la misma suerte Adrián Campos, que se quedó a dos segundos de poder meterse en parrilla con el otro coche del equipo, siendo trigésimo y último con solo 26 participantes aceptados.

La primera salida fue abortada por culpa de Nannini, que caló el coche en parrilla. Puesto que ello implicaba que había que dar otra vuelta de formación y los repostajes estaban prohibidos tanto en carrera como en parrilla, la carrera pasó de 68 a 67 vueltas. En la segunda salida, todo funcionó con normalidad y Prost sorprendió a Senna y tomó la cabeza de carrera. El brasileño tenía problemas con la válvula de descarga de presión de su turbo y pronto fue superado por Piquet, que a pesar de todo no pudo defender el segundo puesto durante demasiado tiempo. Senna superó a su compatrioto en la Peraltada en la primera vuelta pero para entonces, la ventaja de Prost era suficientemente sólida y el ritmo de ambos, suficientemente parecido como para que alcanzarle fuera una misión especialmente difícil.

Con el paso de las vueltas, también Berger logró adelantar a Piquet, aprovechando la competitividad del Ferrari, claramente superior al Lotus-Honda. El coche del campeón del mundo de 1987 tenía un motor competitivo pero un chasis deficiente que no le permitía estar peleando por posiciones delanteras tan a menudo. Por delante, Berger protagonizó una de las sorpresas de la carrera al mostrar un ritmo competitivo y lograr estar a menos de tres segundos de Senna al llegar al ecuador de la prueba. Sin embargo, llegado ese punto, el austríaco recibió un aviso electrónico que le indicaba que tenía poco carburante, lo que le obligó a reducir el ritmo. Tras la carrera se sabría que había fallado un sensor y que tenía suficiente gasolina para seguir empujando… Para aquel entonces, Nakajima se había retirado con problemas en su motor, tras haber sido superado por un Michele Alboreto que ya era cuarto.

Los hombres de Lotus aún tuvieron que llevarse una decepción más, con otra rotura de motor en el coche de Piquet. A pesar de los problemas de los coches con los colores de Camel, los motores turbo dominaron la carrera. Los McLaren no llegaron a tener rival alguno a lo largo de las 67 vueltas y Alain Prost logró la tercera victoria del año con siete segundos de ventaja sobre Ayrton Senna. Para McLaren-Honda, era el segundo doblete del año, con Gerhard Berger completando el podio a prácticamente un minuto del vencedor. Alboreto, por su parte, finalizó la carrera en cuarto puesto aunque ya a más de una vuelta de Prost. En la zona de puntos estuvieron también los dos pilotos de Arrows, con Warwick y Cheever obteniendo un positivo resultado para un equipo que estaba a punto de vivir su mejor año en la categoría reina.

Los pilotos, que habían terminado quinto y sexto, estuvieron toda la carrera peleando y solo siete décimas les separaron al pasar bajo la bandera de cuadros. Para ambos, batir a los competitivos Benetton había sido un gran éxito, aunque había que recordar que eran los primeros coches con motores atmosféricos en séptima y octava posición. Por su parte, Pérez-Sala fue undécimo. En el anecdotario, la vuelta rápida de Prost fue medio segundo más rápida que la del año anterior, con motores con 300 caballos menos de potencia, demostrando que la evolución en neumáticos, aerodinámica y geometrías de chasis había sido espectacular en tan solo una temporada. La categoría reina estaba a punto de entrar en una era de alta tecnología en la que iba a revolucionarse el deporte con materiales exóticos y tecnologías increiblemente sofisticadas.

El campeonato del mundo quedaba curiosamente polarizado en favor de Alain Prost, con 33 puntos por 15 de Ayrton Senna, aún tercero en la general al estar por detrás de un Gerhard Berger que aún aguantaba con 18. Pero México había servido para demostrar que el McLaren MP4-4 era un coche formidable que estaba por encima de los de sus rivales, aunque a su vez el Ferrari era más eficiente y fiable que el Lotus, con Arrows en posición de cuarto equipo en discordia. A pesar de estar en una de las épocas consideradas como más apasionantes de la Fórmula 1, la realidad vivida en directo había sido muy distinta, con una carrera que no distaba tanto de las que hemos visto en años recientes… igual va siendo hora de revisar aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

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