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La historia de la semana: Cuando Lewis Hamilton y Adrian Sutil peleaban cara a cara

Hubo una época en la que Lewis Hamilton y Adrian Sutil eran aún buenos amigos. Estos dos pilotos se conocieron bien en la Fórmula 3, cuando eran compañeros de equipo en ASM -actual ART Grand Prix- y dominaban la escena de la F3 Euroseries. Era una buena época para la categoría con muchos aspirantes a la Fórmula 1 que acabarían llegando y destacando, además de otros que han sido referentes más allá de la siempre popular categoría reina.

Tras un debut más que correcto por parte de Hamilton en la Fórmula 3 en 2004 de la mano de Manor -sí, el mismo equipo que hoy en día tiene a Roberto Merhi en la Fórmula 1-, el británico fue reclutado por ASM Formule 3 para ir a por el título. Su compañero de equipo sería Adrian Sutil, un joven alemán que en 2004 no tuvo grandes resultados pero sí dio muestras de velocidad en momentos concretos. Ambos formaban un contingente efectivo a la hora de buscar la victoria.

Tras las dos primeras citas en Hockenheim y Pau, Hamilton llegaba a Spa-Francorchamps con tres victorias sobre cuatro carreras. La única vez que fue derrotado, la victoria fue a parar a manos de James Rossiter, con Loïc Duval en segunda posición. Para Hamilton era toda una declaración de intenciones; quería llegar a la Fórmula 1 y quería hacerlo cuanto antes posible. Pero mientras para Lewis todo iba bien, la presión se iba acumulando al otro lado del box.

Adrian Sutil tenía una posición de segundón. Tras dos segundos puestos a espaldas de Hamilton como únicos puntos, la distancia con respecto al británico era demasiado grande y había que pararle los pies. La primera carrera del fin de semana en el legendario trazado belga se disputó bajo una imponente lluvia y los chicos de ASM estuvieron a otro nivel. Hamilton y Sutil se disputaron la victoria durante toda la carrera pero a pesar del esfuerzo de Sutil, Hamilton cruzó la línea de meta en primera posición.

Llegó a subirse al podio pero acabó quedándose sin triunfo puesto que junto a otros siete pilotos, Hamilton fue descalificado por irregularidades técnicas; el difusor de su coche no estaba conforme al tamaño reglamentario. Esto le entregaba la primera posición a su compañero de equipo, por delante de Rossiter y Guillaume Moreau. Además, en la segunda carrera, Sutil empezaría desde la pole position. Era una oportunidad de oro para vencer a Hamilton en una batalla directa.

Pero Hamilton se situó en primera posición en la primera vuelta tras un adelantamiento espectacular en Eau Rouge y ya no soltó el liderato. Se desquitó tras la descalificación del día anterior, ganando por delante de Sutil y Lucas di Grassi. Por detrás, un tal Sebastian Vettel tenía problemas y después de una salida de pista, certificó su segundo cero del fin de semana -también había sido descalificado en la primera carrera-. Sutil no había llegado a parar a Hamilton.

A pesar del triunfo en la segunda carrera de Hamilton, Sutil había conseguido llevarse una victoria y era el piloto que más puntos se llevaba de Spa-Francorchamps. El alemán se había demostrado a si mismo que podía conseguirlo. Esa victoria era necesaria para parar a su rival y amigo. A partir de entonces, estuvo mucho más en forma con siete podios entre las nueve carreras siguientes. Aún así, solo pudo superar a Hamilton en una ocasión, en el circuito de Nürburgring.

En lo que quedaba de campeonato, Hamilton obtuvo once victorias más, arrasando en el certamen y dejando claro que estaba más que preparado para irse a la GP2 -y ganar en su primer año-. Adrian Sutil pudo completar el año en segunda posición. En 2006 se fue a Japón, donde triunfó en el campeonato nacional de Fórmula 3 antes de debutar en la Fórmula 1 al año siguiente.

Lo hizo a la vez que su antiguo compañero de equipo aunque sus caminos eran muy distintos. Hasta ese fatídico día tras el altercado en el que se vio metido Sutil , cuando Hamilton no quiso declarar a favor de su viejo amigo para salvarle de varios problemas que al final ni siquiera llegó a tener… Era el fin de una amistad que había crecido a lo largo de los años. Pero eso, como suele decirse, es historia para otro día.

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