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La historia de la semana: Ferrari y el primer Petit Le Mans

Tras la desaparición del campeonato del mundo de resistencia, las carreras de larga distancia quedaron huérfanas a pesar de mantenerse la legendaria prueba de las 24 horas de Le Mans. Tanto en Estados Unidos como en Europa se crearon certámenes para llenar ese vacío y con el tiempo, llegó la idea de «prestar» el nombre de Le Mans a una cita norteamericana. El objetivo era desarrollar un campeonato internacional y promover las 24 horas de Le Mans en Estados Unidos. Así nacio el Petit Le Mans, una prueba de 1.000 millas o 10 horas -lo que llegar antes- en Road Atlanta.

La primera edición tuvo lugar en 1998 y contó con una inscripción bastante correcta gracias a los participantes bajo la normativa de la ACO y aquellos que competían en la IMSA norteamericana. Esto hacía que la carrera tuviera siete categorías distintas; las tres de la ACO -LMP1, GT1 y GT2- y cuatro de la IMSA -WSC, GT1, GT2 y GT3-. A pesar de que ambos certámenes contaban con coches de GT1 y GT2, los detalles eran distintos, lo que hacía que los coches no fueran en realidad iguales.

La FIA no se acababa de fiar de la asociación entre Don Panoz y el ACO, con lo que hicieron lo posible para que los participantes del FIA GT no disputaran el Petit Le Mans. Pero aún así, acabaron compitiendo tres Porsche 911 GT2 y un Marcos de la misma categoría. Adicionalmente, Porsche mandó también una solitaria unidad de su 911 GT1 que había ganado Le Mans ese mismo año. Ferrari venía representada por tres unidades del espectacular Ferrari 333SP, que competiría contra nada más y nada menos que cinco Riley & Scott, dos Panoz Esperante GTR-1 y hasta dos Porsche LMP1 de TWR con todo el apoyo de la fábrica.

Esta primera edición del Petit Le Mans supuso la primera participación de un coche híbrido en este tipo de competiciones, con el Panoz Q9 intentando hacer historia tras no haberse clasificado para las 24 horas de Le Mans. Sí lo consiguió en Road Atlanta con una discreta duodécima posición. Al final, 31 coches tomaron la salida tras los problemas técnicos de uno de los Panoz GTR-1 y el Riley & Scott de F Solution. En la salida, McNish tomó el lidrato con el 911 GT1 mientras que por detrás, los Ferrari formaban el contingente de persecución, por delante de los Porsche LMP1.

Precisamente uno de los coches italianos fue el primero en abandonar, con problemas técnicos. La carrera proseguía sin demasiada historia en cabeza; el líder iba dando vueltas sin nada que le molestara. Pero poco después de las primeras 500 millas -unos 800km sobre los 1600km totales-, la carrera dio un vuelco literal. Yannick Dalmas, al volante del Porsche, coronó una subida justo detrás de un prototipo y eso hizo que perdiera toda carga aerodinámica y el coche salió por los aires de forma parecida a la que se vio con los Mercedes en Le Mans al año siguiente.

Afortunadamente, el piloto francés no sufrió ninguna herida y el coche pudo ser reparado a tiempo para la carrera de la semana siguiente. Pero el abandono del líder de carrera cambiaba la situación de la misma, permitiendo que uno de los Panoz heredara el liderato. El equipo de casa empezaba a creer en la victoria, liderando durante casi 400 millas pero a falta de cien para el final, un problema de motor les dejó fuera de carrera. El sueño se había terminado para ellos con un final si cabe más decepcionante por lo cerca que estaban de lograr el objetivo.

Tras el abandono de los americanos, el equipo que pasó a ocupar la primera posición fue el Ferrari de Doyle-Risi Racing número 7, con Wayne Taylor, Emmanuel Collard y Eric van der Poele al volante. Esta vez no hubo ningúna sorpresa y el coche italiano llegó a cumplir las mil millas en primera posición. Tras las victorias en las 24 horas de Daytona, las 12 horas de Sebring y las 6 horas de Watkins Glen, el triunfo en el Petit Le Mans confirmaba el dominio de Ferrari en las pruebas de resistencia en Estados Unidos.

La segunda posición fue para el Porsche LMP1 número 77 de Michele Alboreto, Stefan Johansson y Jörg Muller. El podio lo completó el Porsche 911 GT1 privado -una versión del año anterior- del equipo Champion Motors. Bob Wollek, Thierry Boutsen y Ralf Kelleners fueron además los vencedores de la categoría GT1. La carrera había sido un éxito a pesar de la ausencia de BMW, que inicialmente debía participar con dos unidades de su V12 LM. Don Panoz, viendo este éxito, anunció la creación de la American Le Mans Series de cara a 2009.

La IMSA, con un campeonato con muchos problemas que lo pasaba mal solo por sobrevivir, echó el cierre al certamen y se ofreció como organismo encargado de dirigir el campeonato. El éxito no tardó en llegar y pronto la «ALMS» se convirtió en un campeonato de referencia que inspiró al ACO a crear otros campeonatos parecidos como la European Le Mans Series antes de intentar una competición unificada antes de revivir el WEC en 2012. Todo empezó con un «pequeño Le Mans» en la soleada Georgia…

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