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Marcus Ericsson estrena su palmarés en IndyCar

Un sueco se llevó el susto de su vida y otro la alegría de una década. Curiosa manera de resumir lo acontecido en la primera carrera de IndyCar Series en el trazado urbano de Detroit Belle Isle. Una prueba marcada por el terrible accidente de Felix Rosenqvist, pero en la que la fortuna terminó sonriendo a un compatriota como Marcus Ericsson para que celebrara su primer éxito desde tiempos de GP2 Series.

El fin de semana empezaba con malas noticias para el flamante líder del campeonato, Alex Palou. El español afrontaba una sanción de seis posiciones en parrilla por un cambio de motor previo a las 500 Millas de Indianápolis. Y ello se sumó a una jornada en la que en ningún momento dio buenas sensaciones, debiendo partir último. La sesión de clasificación dio la pole a Patricio O’Ward, que mantiene un gran nivel esta temporada, seguido de Alexander Rossi y Romain Grosjean, de vuelta tras saltarse la Indy 500. Para encontrar al primer Ganassi hubo que irse al 11º puesto de Scott Dixon.

Sin embargo esta carrera estaba predestinada a ser loca. La alta degradación, a causa de las condiciones de pista y las temperaturas, hizo que buena parte de la parrilla buscara deshacerse del compuesto más blando nada más empezar la carrera, incluyendo al líder O’Ward. Y ello nos brindó muchísimo movimiento, tanto por quienes entraron rápido a boxes como por quienes trataron de aguantar con goma blanda en pista.

Pero esa divertidísima carrera tuvo un primer parón pasadas unas 25 vueltas al quedarse bloqueado el acelerador de Felix Rosenqvist e impactar el sueco con las barreras de manera extraordinariamente violenta. No sólo su extracción del monoplaza tardó, a pesar de estar consciente, sino que además hubo que reconstruir las barreras durante una hora. Con la parrilla totalmente barajada entre quienes pararon pronto, quienes no habían parado y quienes ya empezaban a hacer segundas paradas resultaba muy complicado prever por dónde saldría la carrera al reiniciarse, aunque finalmente fue Will Power quien se hizo con el liderato por delante de Marcus Ericsson.

Los dos parecían encaminados a disputarse el triunfo en los últimos giros, con Ericsson guardándose gomas y ‘push to pass’ para tratar de buscar el adelantamiento sobre el australiano. Pero un accidente de Romain Grosjean a seis vueltas invitó a Dirección de Carrera a sacar bandera roja. Y ahí llegó el desastre. La legendaria mala suerte de Will Power se volvió a cebar con él: la centralita de su monoplaza se sobrecalentó en el pitlane y su monoplaza no quiso arrancar.

Ello y la mala resalida de Takuma Sato dejaron el camino expedito a Marcus Ericsson hacia su primer triunfo en IndyCar, seguido de Rinus VeeKay y Patricio O’Ward, que recorta mucho terreno en la general del campeonato gracias al discreto día de los otros Ganassi: Scott Dixon fue 8º y Alex Palou 15º, lo cual no le impide seguir siendo líder.

Foto | IndyCar Series

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