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Dakar 2016: una victoria* no tan dulce para Peugeot

Cuando en octubre de 2013 L’Équipe adelantó el regreso de Peugeot al Dakar (pese que algún españolito de pocos escrúpulos presumió después de EXCLUSIVA) estoy seguro de que entre los planes de la marca del león no estaba una conquista del título como la que se ha producido en este Dakar 2016. Y no hablo sólo de la apelación de X-Raid pendiente de resolución, pese al asterisco mamporrero del titular de este artículo.

Habrá quien me defienda que una victoria es una victoria. Pero desengañémonos. Las marcas no compiten sólo por búsqueda de la gloria deportiva, sino a la caza y captura de la mayor repercusión posible. Y un Dream Team de pilotos como el de Peugeot es la envidia del departamento de marketing de cualquier marca. Hasta que empieza la carrera. Si le preguntáramos a un tío de las oficinas de PSA quién prefería que ganara el Dakar, intuyo que el último de la lista era Stéphane Peterhansel.

¿Cuántos titulares y entradillas destacan estos días el triunfo de Peugeot 26 años después? ¿Y cuántos hablan del 12º Dakar ganado por Stéphane Peterhansel? Un triunfo de Sébastien Loeb… qué digo, una primera semana como la de Sébastien Loeb en este Dakar se vende sola. Un triunfo de Carlos Sainz es coronar a un señor de los rallyes con 53 años y quién sabe si poner el broche de oro a su carrera deportiva. Una victoria de Cyril Despres es convertirle en el cuarto piloto con victorias en moto y coche y el de transición más corta. En cambio, la victoria de Stéphane Peterhansel es una más y engrandece más su imagen que la de Peugeot.

El otro problema para Peugeot es que ha sido un triunfo demasiado fácil. Cuando los coches de Sven Quandt se imponen, gana MINI. Cuando caen derrotados, pierde X-Raid. Y en Peugeot Sport necesitan como el comer que llegue otro equipo oficial en los próximos años, del mismo modo que los triunfos de KTM en motos de 2011 para acá han ganado en prestigio por el paso a motocicletas de 450cc y la llegada de otros fabricantes.

Los programas deportivos de este tipo suelen durar entre tres y cinco años, pero cuando el éxito te viene tan rápido, la pregunta que hay que hacerse es «¿Y ahora qué?». Si Stéphane Peterhansel ya pareció algo molesto antes del Dakar por el excesivo protagonismo dado por la prensa a Sébastien Loeb (leches, hablamos del deportista favorito de un país con una tradición polideportiva mucho mayor que la de España), no me quiero ni imaginar cómo será el ambiente en Peugeot Sport el año que viene. A menos que llegue otra marca y fiche a Monsieur Dakar, claro.

Sé que no queda bonito hablar de estos temas, pero aquí no estamos sólo para cantar las gestas sino para intentar ayudar a interpretar con mayor o menor acierto la realidad. Y a Peugeot le puede salir el tiro por la culata más o menos como le ha salido a Citroën en el Mundial de Turismos, con el agravante de no tener un ‘underdog’ como Pechito que echarse a la boca. Ahora que lo pienso, perder el Dakar 2016 en los tribunales y vender el Dakar 2017 como una vendetta lo mismo sirve de salida honrosa.

Foto | Red Bull Content Pool

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