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Control Stop. Sébastien Ogier marca territorio en el 'Tour de las 10.000 curvas'

El Rallye de Córcega duró lo que le costó a Sébastien Ogier completar la primera especial: 31 minutos y 53,8 segundos. Ese es el tiempo que estableció el francés junto a su copiloto, Julien Ingrassia y ese es el crono con el que dio todo un golpe sobre la mesa nada más comenzar. Algo así como un guiño al primer tramo del Rallye de Monte-Carlo 2015 en el que un Sébastien Loeb que volvía del retiro, de buenas a primeras era capaz de endosarle medio minuto en apenas 21 kilómetros. Ogier comenzaba de la misma forma este Tour de Corse, completamente volcado al ataque y buscando pillar a todo el mundo a contrapié, algo que lograba con todos, incluso con Loeb tal y como reflejaban esos 9,7 segundos de diferencia con el scratch que marcaba el alsaciano.

A partir de ese momento nos quedamos sin saber si Sébastien Loeb y Citroën estaban en disposición de plantar cara a Ogier y su Ford Fiesta WRC. La salida de pista sólo transcurridos 300 metros de la segunda especial es un error admisible, el cual en esta ocasión tenía grandes consecuencias al quedarse atascado en esa cuneta de la que no pudo sacar al C3 WRC. Perdimos la segunda oportunidad de ver el duelo entre ambos, especialmente en un fin de semana en el que el resto de actores no estuvo en el ritmo inicial de los pentacampeones, al menos no durante todo el fin de semana, dejando prácticamente vista para sentencia la prueba al final de la etapa del viernes.

Y es que sin duda los que salen este fin de semana de Córcega con un buen sabor de boca además de M-Sport y Ogier, son sin duda los hombres de Toyota GAZOO Racing. Discriminando de nuevo el error cometido el domingo por Esapekka Lappi, en una situación similar a la que pudimos vivir en el pasado Monte-Carlo, la actuación de los Yaris WRC fue de menos a más, volviendo a meterse en posiciones del podio después de los efectivos cambios de reglajes realizados en la noche del viernes. Tanto Tänak como el propio Lappi llegaron a mostrarse casi imbatibles en la recta final de la prueba, llevándose una nueva Power Stage, y ya van tres de cuatro posibles en lo que llevamos de 2018.

Los Toyota de Lappi y Tänak se mostraron casi inalcanzables en la fase final de la prueba, dando muestras de una capacidad de reacción que no tuvo por ejemplo Hyundai.

Lappi reconocía que tal vez una de sus tareas pendientes era la de mejorar su entrenamiento mental y terminar los fines de semana sin errores. El finlandés tiene un buen ejemplo en su compañero estonio, el cual ha pasado de ser un piloto irregular, capaz de lo mejor y de lo peor, a ser todo un candidato al título que ha afianzado su regularidad y la ha convertido en una de sus señas de identidad.

Alguien que deberá trabajar en ello es el propio Jari-Matti Latvala, perdiendo algo de protagonismo durante los últimos rallyes respecto a los hombres con los que comparte estructura. Aquí lucía una de sus mejores sonrisas nada más llegar a meta y sabedor de que el tubo doblado de su jaula de seguridad iba a poner fin con sus esperanzas de seguir acumulando kilómetros en su trayectoria deportiva. Le tocará volver a hacer ‘reset’ para encarar pruebas como Argentina, Portugal o Cerdeña con la posibilidad de lograr grandes resultados de su séptima plaza de la general.

Otro que se está viendo superado por las circunstancias es precisamente Kris Meeke. El líder del equipo Citroën Racing tiene esta temporada responsabilidad extra, esa misma que le obliga a sumar puntos cuando el resto de pilotos encuentran excusa en sus programas parciales. La figura del norirlandés es continuamente observada con lupa y lo cierto es que sigue sin estar a la altura. Este fin de semana con el descargo de que la salida de pista había sido debida a un error con las notas de su copiloto, Paul Nagle, lo cierto es que el aire sigue sin soplar a su favor y en la firma de los dos chevrones cada vez se hace más habitual escuchar la pregunta acerca de su compromiso con el campeonato y si las salidas de Yves Matton, la del responsable técnico Christophe Besse o la reducción del presupuesto de 2018, son síntomas similares a los que ya vimos en anteriores situaciones.

Jari-Matti Latvala lleva tres pruebas consecutivas lejos del podio y los resultados de sus compañeros les están haciendo perder algo de protagonismo en el equipo.

Hyundai tampoco puede estar contenta después de un fin de semana en el que los pilotos no han llegado a rodar cómodos en ningún momento con el coche. Queda claro que hay margen de mejora y que es en tramos anchos, en los que se aprovecha toda la trazada y se frena tarde, en los que el i20 WRC se desenvuelve de peor forma. La retrasada posición de Andreas Mikkelsen sin ningún problema técnico evidente, la forma en la que los Toyota dieron caza a Neuville o los discretos tiempos de Sordo, revelan que lo más positivo del fin de semana son la tercer y cuarta plaza de sus pilotos, además de retener la primera plaza en constructores. Como dato, Thierry llevaba desde México 2016 haciendo scratchs en todas y cada una de las pruebas disputadas hasta el momento, incluso en aquellas que había abandonado. Aquí, ninguno de los Hyundai lograría uno y los 84 puntos de Ogier en la general comienzan a verse con cierto vértigo.

En WRC2, Jan Kopecký sigue siendo el coco de esta categoría. El checo está en condiciones de ganar sobre cualquier terreno a los jóvenes y en Cerdeña volverá a ser un quebradero de cabeza para todos ellos, incluso para sus compañeros. Su actuación fue incontestable, posiblemente una de las razones para que los galos de Citroën se quedaran sin el debut victorioso que exigían en Citroën para el estreno del C3 R5. Buenos tiempos y en esta ocasión la tranquilidad de que no había problemas de sobrecalentamiento… el talón de Aquiles está de momento con los frenos. Si fuera Pierre Budar desde luego no perdería ojo de Jean Baptiste Franceschi, tal vez el relevo de los Sébastien que los de Versalles no terminan de encontrar.

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