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El motivo por el que el Bugatti Veyron tenía 407 km/h de velocidad punta

El Bugatti Veyron es uno de los coches más importantes de las últimas décadas. Es el sueño de un ingeniero, el triunfo de la técnica sobre las leyes de la física. La búsqueda de la excelencia. Este proyecto fue personalmente impulsado por Ferdinand Piëch como máximo mandatario del Grupo Volkswagen. Y curiosamente, sus 407 km/h de velocidad punta no son una casualidad. Según a quien preguntes, son el broche de oro de una carrera profesional meteórica… o una venganza calculada, y servida excepcionalmente fría. Décadas fría.

Para entender la motivación de Ferdinand Piëch hay que volver a sus orígenes. A finales de los años 60 y principios de los 70, un joven Piëch relanzó por completo los programas de competición de Porsche, liderando el desarrollo de los 917. Los Porsche 917 se convirtieron en un éxito arrollador, vencieron todas las competiciones en las que participaron – 24 Horas de Le Mans incluidas – y podría decirse que iniciaron una nueva era en las competiciones de resistencia de máximo nivel. A pesar de su éxito, Piëch fue despedido de Porsche.

La historia de Ferdinand Piëch es la de un genio de la ingeniería implacable y autoritario

Vista lateral del Bugatti Veyron en plena demostración de su capacidad de velocidad.

El árbol genealógico del ingeniero alemán tenía lazos estrechos con la familia Porsche, de hecho, el apellido de soltera de su madre era Porsche. Y eso era un problema: para cortar las terribles luchas internas de poder en la empresa, en la que muchos mandos tenían el apellido Porsche y lazos familiares, Ferdinand Porsche decidió prohibir a sus familiares ocupar cargos directivos. Ferdinand Piëch montó su propia empresa de consultoría de ingeniería, y continuó su carrera en Mercedes, Audi, y años después, en el Grupo Volkswagen.

Pero a tenor de los acontecimientos, el despido de Porsche debió causarle un gran resquemor. Su personalidad calculadora, exigente y autoritaria le hizo planear una venganza fría. O quizá, más que venganza, una ración de «porque yo lo valgo». En las 24 Horas de Le Mans, el Porsche 917 logró alcanzar una velocidad máxima de 406 km/h en la recta de Hunaudières. Años después, a finales de los ochenta, ese récord fue arrebatado a Porsche por el Peugeot WM P88, por un solo kilómetro/hora. Con toda seguridad, el ego de Piëch quiso recuperar ese récord.

Con superar los 391 km/h, Bugatti ya habría superado el récord del McLaren F1. Pero el McLaren era irrelevante para Piëch

El Bugatti Veyron en plena demostración de su poderío a máxima velocidad.

Para vengar a su hijo pródigo, el Porsche 917, fijó al equipo de ingenieros que desarrolló el Veyron el objetivo de alcanzar los 407 km/h. Conociendo la personalidad implacable de Ferdinand Piëch y su estilo de mando, no cabe duda alguna: el objetivo de igualar el récord del Peugeot con un coche de calle era personal. Y completamente cierto: se menciona en múltiples ocasiones e incluso en notas de prensa recientes de la propia Bugatti. «El Veyron debía tener más de 1.000 CV, hacer el 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos y superar los 406 km/h».

Fotos del Bugatti Veyron

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Sergio Álvarez

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