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Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

La prueba que os traemos esta semana ha sido muy esperada también para nosotros, pues podemos contaros todo sobre el compacto más exitoso de la historia (ya en su sexta generación). Hablamos del ubicuo Volkswagen Golf, en este caso equipado con el innovador motor 1.2 TSI de 105 CV y una caja de cambios DSG de siete relaciones. Esta combinación de motor y transmisión lo convierte claramente en uno de los compactos de gasolina más ahorrativos del mercado, sólo con el Toyota Auris HSD como referencia imbatible (y es híbrido).

Nuestra unidad era un cinco puertas matriculado a principios de año, ya con 12.000 km en el odómetro. En términos de coches de prensa, es un coche más que rodado e incluso con un kilometraje importante, ya que estos coches suelen venderse en cuanto cumplen los 20.000 km o superan los nueve meses de edad. El nivel de equipamiento de nuestra unidad era el Advance. Aunque sea el más básico y el único disponible con el motor 1.2 TSI, lo cierto es que no se echa de menos apenas nada.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

Algunos dicen que el Volkswagen Golf de sexta generación es un lavado de cara profundo de la quinta generación. No vamos a entrar en polémicas, pero es cierto que comparten bastidor y algunas mecánicas. Aún así, su aspecto exterior es marcadamente diferente al Golf V y a nivel de mecánicas posee novedades importantes, como los motores 1.6 TDI o el nuevo 1.2 TSI del que os hablaremos. Su calidad interior es ligeramente superior y el aspecto de su habitáculo es más moderno y diferente, obviamente.

Diseño sobrio acorde con la imagen de marca

El Volkswagen Golf nunca ha sido un coche llamativo y jamás ha tenido un diseño atrevido. Dicho así puede no sonar demasiado bien, pero 27 millones de Golf vendidos avalan un packaging de lo más adecuado. Lo suyo es la sobriedad, las líneas limpias y el sentido común. Muy alemán. Comenzamos el repaso estilístico por el frontal, y nos encontramos un conjunto faros-calandra de lo más conocido, un esquema que ya identifica a Volkswagen y que fuese estrenado en 2008 para el Volkswagen Scirocco.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

Me ha resultado curioso en vivo, al convivir unos días con el coche, que su aspecto varía entre deportivo y serio según nuestro estado de ánimo al conducir. Una simple apreciación personal. Bajo la alargada calandra, una gran toma de aire para el radiador con barras horizontales y dos antiniebla de tamaño mediano, rodeados por un ligero aro cromado. No hay mucho que destacar del sencillo perfil lateral, salvo quizá la gran superficie acristalada y los nuevos retrovisores con intermitente integrado.

Las llantas que equipa nuestra unidad son de 15 pulgadas, con un diseño multirradio bastante básico. Con unas llantas de 16 o 17 pulgadas el Golf gana bastante, hay que reconocerlo. En la zaga nos encontramos dos grandes pilotos traseros, de muy buena visibilidad para los demás conductores. No son tipo LED. El logotipo de Volkswagen es el tirador del maletero, una solución diferente que se estrenó en el Golf de quinta generación y que perdura en el tiempo, como un detalle de personalidad para el Golf.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

El tubo de escape no está pensado para destacar y asoma tímidamente en la parte inferior del paragolpes. En el Golf V estaba disimulado en gran parte de los acabados disponibles. Finalmente, los emblemas completan su aspecto exterior. Se pueden suprimir en opción, pero a mí me gusta que se vean. A la izquierda del portón pone “Golf” y a la derecha simplemente “TSI DSG”. Los TSI de potencia superior tienen la caligrafía en cursiva y en el caso del modelo de 160 CV las dos últimas letras coloreadas en rojo.

Calidad y habitabilidad: un Golf es un Golf

Plazas delanteras

Abrimos la puerta y nos sentamos en el amplio asiento del conductor. Al cerrarse la puerta el golpe es pesado, pero muy refinado, digno de un coche de otra categoría. Ante nosotros tenemos el puesto de conducción, pero lo primero es encontrar la posición perfecta para el asiento. Tiene regulación en altura, regulación longitudinal e inclinación del respaldo. No cuenta con regulación lumbar, pero a pesar de ello, 1.000 km de autopista no hicieron que mi espalda se resintiese.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

Son unos asientos muy amplios, con una banqueta relativamente dura y un respaldo firme. Estos detalles hacen que no se eche de menos la regulación lumbar. Ni el respaldo ni la banqueta tienen pétalos de apoyo marcado, que sólo echaremos de menos en curvas pronunciadas o apoyos fuertes. Ya sentados cómodamente, ajustamos el volante multifunción de cuero, tanto en altura como en profundidad. La ergonomía es de lo mejor del segmento con tanto ajuste.

Al ser una unidad equipada con caja de cambios DSG, nuestro pie izquierdo reposará en el reposapies todo el tiempo, valga la redundancia. No está recubierto de aluminio, sólo de un plástico blando. No es demasiado grande y el pie irá también apoyado en la alfombrilla. Nuestro pie derecho tiene mucho sitio para moverse entre el gran pedal de freno y el acelerador. Dicho sea de paso, como en la gran mayoría de Volkswagen – si no la totalidad – el pedal derecho es de los denominados “tipo camión”.

A nivel de espacio para nuestras rodillas, a no ser que conduzcamos con las piernas muy abiertas no tocaremos con la consola central. Me ha parecido que tiene un espacio superior a otros compactos rivales. Para la interminable conducción por autopista, nuestros brazos descansan en la puerta o en el reposabrazos central.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

Tenemos la palanca de cambios muy a mano, aunque al ser DSG apenas la tocaremos, a no ser que queramos circular en modo Manual. La instrumentación se despliega ante nuestros ojos, dos grandes relojes para el velocímetro y el cuentarrevoluciones, de manera respectiva con una esfera interior para la temperatura del agua y el nivel de combustible. Entre ambas esferas disponemos de una pantalla multifunción LCD que aglutina un completísimo ordenador de a bordo y funciones de infotainment.

Su visibilidad es excelente en todo tipo de situaciones, y aunque sea de día están siempre retroiluminadas en color blanco. Por la noche tampoco molesta pues ajustan su intensidad a la luz del entorno. Un detalle de usabilidad que considero importante es la escala del velocímetro. Hasta los 40 km/h va de 5 en 5 km/h: podemos controlar muy bien nuestra velocidad en ámbitos urbanos. Más adelante cada salto es de 10 km/h y los números aparecen estampados en cada intervalo de 20 km/h.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

En cuanto a materiales, el salpicadero está recubierto de un plástico blando de un tacto muy agradable y buen aspecto que se extiende también por la parte superior de las puertas. Una banda de plástico plateado recorre el salpicadero de lado a lado, tiene un buen aspecto y no pretende engañar a nadie. Las partes bajas de la consola central, salpicadero y puertas son de plástico duro, en este caso de un color beige. He intentado encontrar algún mal ajuste o borde cortante y me ha sido imposible.

Incluso en zonas que se cuidan poco, como los plásticos de la parte baja del vano de la puerta, encontramos calidad y buenos ajustes. Si tengo que criticar algo, es el tacto de la ruleta selectora de las luces, más propia de un utilitario barato que de un coche con el estatus del Golf. Volviendo a la usabilidad y ergonomía repasemos la consola central. En su parte superior hay dos aireadores y el botón de los warnings, bajo ambos, el sistema de infotainment, de manejo muy intuitivo.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

El sistema de aire acondicionado sigue el mismo esquema funcional. Bajo la consola central hay una pequeña tapa en la que se pueden dejar las llaves o el móvil. Es también el lugar de una toma de corriente de 12 voltios (no tiene encendedor). Junto al freno de mano hay una pequeña tapa corredera que deja a la vista un hueco en el que hay espacio para dos botellas de medio litro y en el que hay un pequeño abrelatas con el logotipo de Volkswagen. Un detalle bonito y práctico.

El reposabrazos tiene una altura variable y es extensible, así que podemos encontrar la comodidad perfecta para nuestro codo derecho. Bajo el mismo hay un compartimento relativamente pequeño en el que cabrían unas llaves, un móvil o una cartera, no mucho más. En el mismo encontramos una toma USB en la que enchufar un pen drive con música, por ejemplo. A su lado hay otro pequeño hueco diseñado para encajar tarjetas y hacer de monedero, por ejemplo para pagar peajes.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

En la parte exterior de este pequeño cofre está la toma auxiliar del equipo de sonido, un simple jack de 3.5 milímetros. Hablando de huecos, la guantera tiene un tamaño correcto y en las puertas cabe toda una señora botella de 1.5 litros gracias a un peculiar aprovechamiento del espacio, y aún queda sitio para mapas o libros. Finalmente, finalizamos el repaso a las plazas delanteras haciendo una mención a los mandos de los elevalunas eléctricos. Todos tienen función de subida y bajada en un sólo toque.

Muy amplio en sus plazas traseras

El Volkswagen Golf es uno de los líderes del segmento en cuanto a espacio trasero. Las puertas traseras se abren casi en 90 grados y nos sentamos en unas butacas que tienen el mismo mullido firme de los asientos delanteros. El espacio para las rodillas es impresionante, y sobra sitio incluso con el asiento del conductor ajustado para una persona de casi 1.85 metros. No olvidemos que estamos sentados en un coche que mide sólamente 4.20 metros de largo, incluso pequeño dentro de su segmento.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

Como inconvenientes, tres personas pueden ir justas de espacio horizontal, no hay reposabrazos trasero, la plaza central tiene un voluminoso abultamiento en el piso del coche y los asientos delanteros no tienen bolsas traseras para guardar revistas. Una de cal y una de arena, pues en las puertas cabe de nuevo una botella de litro y medio perfectamente. En total podemos llevar siete litros de agua – o similares – e incluso unas auténticas botellas de cerveza (no para el conductor).

Un maletero correcto y aprovechable

El Golf tiene un habitáculo aprovechado al máximo, pero no por eso debe hacer concesiones al espacio disponible en el maletero. Cubica 350 litros, con un hueco de almacenamiento perfectamente regular. La boca de carga no es alta, pero hay un pequeño salto entre la misma y el piso del maletero. En uno de los lados van atados los triángulos de emergencia, pero no hay redes o ganchos de sujeción especialmente diseñados para sujetar bolsas. Hay dos abrazaderas metálicas, para pulpos o similares.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)
Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

Si abatimos la fila trasera de asientos – en configuración 60:40 – obtenemos un espacio de 1.350 litros de volumen, pero no tendremos una superficie de carga completamente plana: hay un pequeño salto donde comienza la fila trasera de asientos, que además queda inclinada en ángulo ascendente. Bajo el piso del maletero hay una rueda de repuesto tipo galleta y las herramientas necesarias para reemplazarla por una de las ruedas habituales en caso de un pinchazo o reventón.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)

Y esto es todo por hoy, mañana os hablaremos de su técnica y su comportamiento dinámico. Ya os podemos adelantar que es un motor sorprendentemente brioso y con unos consumos ridículos.

Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba

Imágenes: Sergio Álvarez
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El Volkswagen Golf es un compacto que se renovó por completo recientemente y está disponible únicamente con carrocería de cinco puertas, contando con una oferta mecánica muy amplia que incluye, por primera vez, motores microhíbridos MHEV, con los que recibe la etiqueta ECO de la DGT.

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