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Gran Premio de China. Red Bull llega a Shanghai «rodeada» de polémica

A pesar del rechazo generalizado que provocan los movimientos fuera de la pista en los que suele intervenir la práctica totalidad de escuderías, desde el primero al último equipo de la parrilla, estos forman parte ineludible del deporte y son utilizados para obtener ventaja o para desestabilizar al oponente. Mostrar interés por un piloto de la competencia o poner en cuestión sus aptitudes; insinuar que hay algo cuando no hay nada o que no hay nada cuando sí que lo hay; deslizar bulos o publicar telemetrías; generar polémicas, etcétera, son modernas formas de influencia que son usadas habitualmente en el paddock y su entorno inmediato, que forman parte del escenario y que son aceptadas por todos los participantes, y a las que obviamente, hay que acercarse con suma cautela a la hora de intentar desentrañar lo que puede haber de verdad en ellas.

Podríamos sintetizar el asunto diciendo que en Fórmula 1 hace trampas todo el mundo, hasta el punto de que se da por seguro que se miente en lo técnico, se finge en lo humano y se juega al póker en lo estratégico, y que por tanto, el engaño adquiere categoría de arte en la máxima disciplina del automovilismo deportivo desde tiempo inmemorial, porque engañar al rival ha sido siempre y sigue siendo: un asunto de supervivencia, más si cabe, en un modelo de competición, el actual, en el que las máquinas ofrecen rendimientos muy similares y los pilotos cada vez tienen menos margen de maniobra sobre ellos.

Confieso que soy de los que ven en todo esto un aliciente más para disfrutar de las carreras, aunque entiendo que haya quien repruebe o incluso rechace de plano este tipo de movimientos entre bambalinas que en cierto modo empañan lo que ocurre sobre el asfalto. En todo caso, bajo este prisma me parece pertinente analizar la polémica que rodea al equipo de Milton Keynes a su llegada a Shanghai, trazado sobre el que a partir de mañana comenzará a disputarse el Gran Premio de China, y es que Red Bull es a día de hoy la escudería que ha sabido demostrar mejor lo que decíamos antes, que el engaño es un arte en F1.

Y la verdad es que no hay que irse muy lejos para comprobarlo. En la última prueba de 2010, Abu Dhabi, recordemos, Mark Webber llegaba con opciones a coronarse como campeón del mundo, toda vez que ocupaba la segunda posición en la general de pilotos, a tan solo 8 puntos de Fernando Alonso y con 7 de saldo sobre Sebastian Vettel. Lo razonable en aquel entonces, era entender que la austriaca pondría toda la carne en el asador para defender las opciones del australiano, pero lo cierto es que utilizó a éste para hacer caer a Ferrari en una trampa magistralmente orquestada, dándole el primer título mundial al de Heppenheim.

A aquella prueba se llegaba también en un ambiente de polémica, muy parecido al que se vive hoy alrededor de la escuadra de las bebidas energéticas antes de que se dispute la prueba china. Se suponía que el mal ambiente originado por el incidente de Turquía, en el que Sebastian Vettel se veía obligado a abandonar tras intentar adelantar de forma suicida al aussie —recordado por todos los aficionados como aquél en que el alemán se había llevado el dedo a la sién llamando loco a su compañero—, y el habido en Gran Bretaña, cuando Webber obtenía la victoria tras haber sufrido un feo por su escudería —RBR le había cambiado el morro al monoplaza del australiano en favor del alemán— y recriminaba por radio a su equipo al paso bajo la bandera de cuadros: Not bad for a number two driver! (¡No está mal para ser el segundo piloto!), jugarían a favor de Fernando Alonso y Ferrari en Abu Dhabi…

Cubrir a Webber era la opción correcta para la de Maranello sencillamente porque la de Milton Keynes se lo había hecho creer. El resto ya lo sabemos, Ferrari tragaba el anzuelo y Sebastian Vettel se coronaba campeón del mundo y Red Bull obtenía su primer mundial de constructores.

Pero volvamos al presente. Vettel y Webber protagonizaron un fabuloso duelo en Sepang. Estaba en juego la victoria, el primero desobedeció la hoy por hoy famosa orden Multi 21, el segundo se resignó. Al final de la prueba hubo recriminaciones y peticiones de perdón tal demasiado poco creíbles. Oficialmente, el asunto había sido zanjado para el martes siguiente.

Han pasado casi 20 días y la polémica resurge con virulencia. El aussie ha pasado unas jornadas de descanso y se dice que el alemán, como siempre, ha invertido el tiempo en seguir concentrado y trabajando, pero el debate y el enroque de actitudes se ha recreado como por arte de magia en cuanto El Circo ha vuelto a tomar posiciones. ¿Es creíble. No lo es? ¿Le importa a alguien?

Lo cierto es que Red Bull lidera la tabla de constructores, y Vettel y Webber son 1º y 3º respectivamente en la de pilotos. Ambos disponen de una corta ventaja frente a sus rivales que tienen obligación de ampliar en cuanto cierre la persiana el Gran Premio de China, porque como llevamos tiempo repitiendo, la temporada 2013 resulta muy atípica ya que existe auténtica necesidad de concentrar esfuerzos en la siguiente y la enorme cantidad de cambios que propone en el horizonte de 2014 con la llegada de los motores turbo.

En sentido estricto, sería incluso lógico pensar que esta vez, las trampas precisan de ser desplegadas mucho antes que otras veces.

 

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