Me encanta recibir la noticia de que un nuevo modelo va a producirse en casa. Eso significa empleos, inversiones y prosperidad para el país en el que vivo. Pero tras cada adjudicación, a menudo hay otras facetas de negocio que me gustan mucho menos, tensiones con los sindicatos, sindicatos que no siempre defienden como deberían los intereses de sus trabajadores, fabricantes que tensan aún más esa cuerda (a veces incluso hasta que se rompe), gobernantes que financian el crecimiento industrial de esas marcas en nuestros países. Es por eso que no nos extraña, ni mucho menos, lo que adelantaba Bloomberg esta mañana: el Primer Ministro italiano Matteo Renzi habría prometido 100 millones de euros a Lamborghini a cambio de que los de Sant’Agata fabriquen el Lamborghini Urus, su primer SUV. Pero eso sí, siempre y cuando lo fabriquen en casa.
La posibilidad de que Lamborghini fabricase un SUV de altos vuelos viene de lejos, mucho antes incluso de que se presentase en sociedad el Lamborghini Urus en 2012. Los SUV son la gallina de los huevos de oro – que se lo digan si no a Porsche. Y a día de hoy estoy convencido de que nadie se rasgaría las vestiduras por ver un Lamborghini por encima de los 1.7 metros de altura, en el que para acomodarte tengas que subir la pierna, en vez de agacharte y tirarte para yacer tumbado sobre un asiento de competición.
En Audi, propietaria de Lamborghini, seguro que esta noticia se vería con buenos ojos. Es el plan que tan bien le ha funcionado a Porsche y que tan bien le podría funcionar a Bentley. Pero, evidentemente, dar un paso adelante tan importante como ese requiere una cuidadosa planificación y considerar todos los pros y los contras que intervendrán en ella.
Bloomberg habría tenido acceso a unos confidentes que no han querido hacer pública su identidad, pero que estarían involucrados en la negociación. Y esos confidentes habrían reconocido que Lamborghini y la administración de Renzi estarían en conversaciones desde hace tiempo para asegurar que ese SUV se produzca en Italia, conversaciones que se reanudarían hoy en Roma. Esta noticia nos dejaría por lo tanto un titular muy claro, en Lamborghini están dispuestos a fabricar ese SUV, y para haber llegado a estas negociaciones el proyecto ya debería tener algo más que el visto bueno de la dirección de la marca.
El problema es que, desde la inteligencia de un grupo automovilístico tan global e importante como Volkswagen, el desarrollo y la producción de un Lamborghini de tipo SUV se entendería bajo el apoyo de las plataformas y las infraestructuras del grupo. Ahí es donde habría entrado la administración italiana, consciente de lo importante que es asegurarse la producción de un modelo de estas características en casa, para motivar al grupo automovilístico alemán a producir este modelo en Italia.
Esos cien millones de euros – como máximo – que habría prometido Matteo Renzi llegarían de la mano de exenciones fiscales y facilidades en la apertura de una nueva factoría en el país, factoría que podría dar trabajo a cientos de personas.
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Lamborghini Urus 
