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La IndyCar pierde la cabeza en Laguna Seca

Cuando un campeonato llega a sus últimas citas con el título ya adjudicado suele ser normal encontrarse con carreras un poco movidas, distintas, fruto de que no haya ya tanto en juego. Pero la IndyCar se pasó sin duda de rosca en Laguna Seca el pasado fin de semana con motivo de su fin de fiesta. Además de ver a Alex Palou recoger la Astor Cup como bicampeón de IndyCar Series que es, los aficionados presenciamos un carrusel de banderas amarillas y pilotaje propio de pilotos amateurs donde el triunfo acabó en manos de Scott Dixon en otra remontada de las suyas.

En la sesión de clasifición se llevó la pole Felix Rosenqvist, decidido a despedirse con buen sabor de boca de McLaren tras anunciarse su fichaje por Meyer Shank Racing (siendo sustituido en el equipo naranja por David Malukas). El sueco se impuso por delante de Scott McLaughlin, aún con opciones de acabar el año como mejor Penske, seguidos de Lundgaard, Newgarden, Dixon y Palou. Destacó en su debut con Rahal Letterman Lanigan Juri Vips, séptimo y a punto de colarse en la última ronda de clasificación.

Lamentablemente para el estonio la fortuna le sería esquiva el domingo, convirtiéndose en una de las primeras víctimas de la locura que se vivió en California. Un efecto acordeón al cerrar McLaughlin a Lundgaard hizo que entre muchos otros Vips, su compañero Rahal o Newgarden acabaran en la grava. Las bajas dejaron a Agustín Canapino de forma sorprendente en el ‘top ten’ y el argentino, que cambió motor buscando aumentar sus opciones de dejar el #78 dentro del Leaders Circle e incrementar así el presupuesto garantizado para la próxima temporada, se creció, llegando a rodar tercero.

Para entonces Palou ya se había colocado al frente gracias a un adelantamiento al toque y muy al límite en la última curva a Rosenqvist, que vueltas más tarde se tocaría con su compatriota Ericsson, dejando a O’Ward como mayor rival del español. Pero algo indicaba que ésta no iba a ser la carrera del campeón. Primero, esquivó milagrosamente a un descontrolado Helio Castroneves cuando se reincorporaba a pista y luego una bandera amarilla le dejó vendido, debiendo parar e incorporarse en mitad de un pelotón absolutamente loco.

O’Ward sí logró parar a tiempo y con ello la estrategia parecía sonreír al fin a McLaren… hasta que llegó la hora de tener que ahorrar carburante. Y el carrusel de coches de seguridad (¡teniendo incluso que parar a repostar!) poco a poco fue permitiendo subir peldaños a un hasta ese momento escondido Scott Dixon, que también se benefició de un toque a Alex Palou en una de tantas resalidas. Otro de los toques que dieron mucho que hablar fue el de los Juncos, con Ilott atacando a Canapino y éste dañando su alerón delantero al subirse al piano interior de la primera curva e impactar con su compañero. Aunque para aquel entonces las muchas bajas prácticamente garantizaban que el argentino alcanzaría los puntos necesarios para obtener el Leaders Circle, ello arruinó lo que venía siendo su mejor actuación hasta el momento y debió dedicarse a permanecer en pista como fuera. Al menos Ilott repitió para Juncos el quinto puesto con el que arrancó la temporada pese a cometer algunos errores en la parte final de la prueba.

El triunfo recayó así en Scott Dixon por delante del también neozelandés McLaughlin, quien tras accidentarse Josef Newgarden acaba tercero el campeonato, por delante de O’Ward y su compañero de equipo. Alex Palou finalizó tercero, un broche perfecto para una temporada excepcional, en la que su peor resultado fue una octava posición.

Foto | Chip Ganassi Racing

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