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Control Stop. Final con pocas ganas de fiesta

Punto y final a la temporada del Mundial de Rallyes 2015. Y lo ha hecho tal y como comenzó, con victoria de Sébastien Ogier y un descorazonador y aplastante dominio por parte de los de Wolfsburgo. Si el francés ha puesto el broche de oro con su octava victoria de 13 posibles, Volkswagen ha vuelto a rozar la perfección con 12 de 13, en la que el único punto negro lo pone la debacle sufrida en Argentina por un problema mecánico que les llevo a gastar un joker para rediseñar uno de los elementos del motor, hasta entonces infalible.

Gales seguía de nuevo el guion. Ogier marcaba el ritmo desde el principio y con Jari-Matti Latvala fuera de carrera tras su salida de pista, Meeke y Mikkelsen iban poco a poco cediendo terreno con el piloto galo. El compuesto blando de Michelin se comportó de maravilla en una superficie que siempre ha sido coto privado de Pirelli. Prácticamente ninguno de los pilotos pertenecientes a los equipos oficiales se quejó de falta de agarre y la mayor preocupación de muchos fueron las intensas lluvias y el barro que se colaba dentro del habitáculo y que hacía en muchas ocasiones que se redujera el contacto entre los botines y los pedales.

Triste final para el PWRC, campeonato por el que pasaron nombres como Sordo, Latvala, Paddon o Nasser Al-Attiyah

Ese no fue uno de los problemas de Sébastien Ogier y Julien Ingrassia, los cuales decidieron no tomar riesgos en esta ocasión en la Power Stage y aseguraron la victoria. Los franceses habían logrado un triunfo más, pero había pocas ganas de celebrar. Tan sólo la bandera de las franjas roja, blanca y azul ondeando en medio de esa desapacible y fría mañana de domingo británica. Por fortuna el título ya estaba certificado desde hacía semanas, porque de haber estado en juego todavía en Gales, pocas hubieran sido las ganas de sonreír.

Kris Meeke jugó también un papel muy importante. Tras un error más en la ya de por sí gris temporada de Mads Ostberg, el norirlandés se tuvo que echar al equipo Citroën a la espalda para asegurar el subcampeonato. Su segunda posición le da el espaldarazo definitivo para que la firma de los dos chevrones lo renueve, pero ahora será él el que tenga la sartén por el mango si Toyota decide apostar por el piloto-ingeniero. Por ahora Kris dice que no conoce su futuro, en pocas semanas la duda quedará resuelta. Por su parte, Ostberg llevaba con pie y medio fuera del equipo galo desde mediados de temporada. Buena muestra de ello es que cada vez que se ha hablado sobre la formación de pilotos para 2016, el noruego nunca ha aparecido en las palabras de Yves Matton. El destino más plausible es el de M-Sport, donde Malcolm Wilson tiene otra guerra que lidiar.

El jefe de M-Sport decidió ejercer presión sobre sus dos jóvenes pilotos para ver con cual quedarse para el año que viene y lo cierto es que no le ha terminado de salir bien la apuesta. Mientras que Tänak se estrellaba una vez más el domingo mientras batallaba con Dani Sordo por la cuarta posición, Elfyn Evans no era capaz de atar un buen resultado en casa, algo que a pesar del buen rally en Córcega, ha hecho dudar al propio Wilson sobre el futuro del campeón de la WRC Academy en el que siempre ha confiado.

En Hyundai, Gales lejos de ayudar, ha sido una muesca más. Thierry Neuville tan sólo mostró su verdadero pilotaje en los dos primeros tramos del sábado, con dos scratchs más de coraje que otra cosa. El belga y su copiloto fallaban el viernes, al no apretar bien las tuercas de la rueda trasera izquierda cuando realizaron el cambio de neumáticos en el enlace, mientras que en la segunda etapa, el vuelco lo dejaba aún más tocado dentro del equipo. Más de una cara descompuesta se pudo ver en el hospitality de la firma coreana. Lo cierto es que es inexplicable el bajón de rendimiento de Neuville a partir de México y empieza a recordar al piloto inmaduro que pasó por Citroën.

Con Kevin Abbring una vez más azotado por la mala fortuna, Dani Sordo y Hayden Paddon estaban obligados a dar la cara. Ambos lo hacían, en un rally sin errores de bulto, pero muy lastrados por la falta de evolución del Hyundai i20 WRC y los problemas con la caja de cambios en ambas unidades. Sordo salvó los muebles en un terreno en el que tradicionalmente le cuesta coger ritmo. Cuarto, una vez más mejor piloto del equipo y cerrando un gran final de temporada en el que regularmente ha marcado tiempos mejores que sus compañeros tanto en tierra como en asfalto. Por su parte, Paddon ha contenido algo su agresividad desde que se confirmó su renovación, pero sigue siendo el mayor valor de futuro con el que actualmente cuenta Hyundai dentro del equipo.

En cuanto al resto, Mikkelsen ya ha asegurado que tratará de batir a Sébastien Ogier en 2016, aunque el que más debe de temer es Jari-Matti Latvala que ante otro año más perdido puede ver su posición comprometida. Por su parte, Robert Kubica tuvo un fin de semana con sus habituales sustos, pero lo cierto es que no tiene nada que ver su pilotaje actual con el de su primera experiencia al volante de un World Rally Car, en Gales 2013. Esta vez volvió a ser un pinchazo (tercer rally consecutivo en el que pincha al menos una vez) para un piloto que todavía no sabe qué será de él la próxima temporada asegurando que no quiere dejarlo cuando más piloto de rallyes se está sintiendo.

Las categorías inferiores sí dieron mucho juego. En WRC2, el pinchazo de Craig Breen (sigue sin mirar lo de que le quiten el mal de ojo como ya le aconsejé en el pasado) dejó la batalla entre los dos pilotos junior de Toyota en todo lo alto. Si la actuación de Camilli es digna de admiración comparado a su debut en Portugal, lo cierto es que Suninen promete y mucho. Recordemos que el finlandés contaba con un Skoda Fabia S2000 y la ausencia de turbo en un rally como ese es muy importante. Lamentablemente los problemas mecánicos le arrebataron en el último suspiro la victoria al francés, pero el finlandés es digno merecedor del triunfo en el cierre de temporada.

Como también lo fue en WRC3 Ole Christian Veiby. El piloto de Volkswagen Suecia en el Europeo de RallyCross está demostrando ser un valor en alza de cara al futuro. A sus 19 años es capaz de llevar un supercar de casi 600 CV con total soltura y en su segunda carrera dentro del WRC3 es capaz de ganar frente otros jóvenes mucho más experimentados. La Copa del Mundo de Producción no sólo cerraba el año, sino que también su historia en el WRC.

Lo hacía con sólo tres inscritos, con el escándalo de la arena aparecida en el motor de Linari y con el italiano ganando el título después de haber abandonado dos veces en las dos primeras etapas como estrategia ya que sólo necesitaba terminar para conseguir matemáticamente los puntos necesarios. Con el actual reglamento en campeonatos con pocos inscritos, el Rally2 te permite ser tercero tras haber disputado apenas dos especiales. Triste final para un campeonato que en el pasado ha visto los debuts de Pons, Sordo o Solá, por el que han pasado nombres como Nasser Al-Attiyah, Latvala, Arai o el propio Paddon.

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