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Control Stop. La vida sigue igual en 2016

Quién pensara que de buenas a primeras Hyundai iba a estar peleando por los títulos ha quedado demostrado que se equivocaba. El i20 WRC16 comenzó con mal pie en Monte-Carlo, pero su evolución fue clara con el paso de las etapas y los cronos marcados por Dani Sordo durante la última jornada sobre asfalto seco demuestran que los dos scratchs de Thierry Neuville no fueron únicamente por una monta de neumáticos acertada, por dar en el blanco tal y como se conoce en la cita monegasca, sino porque los reglajes terminaron haciendo algo menos incontrolable el nuevo World Rally Car de los coreanos.

Precisamente de eso se quejaron Thierry Neuville y Dani Sordo durante buena parte del rally, de un coche que cabeceaba en la entrada de las curvas y que era muy nervioso a la hora de dar gas. Sin confianza en tu montura es imposible atacar mucho más, cediendo en ocasiones hasta más de un segundo por kilómetro y dejándonos en ocasiones con situaciones tan dantescas como la de Hayden Paddon superando a los dos pilotos oficiales con el coche antiguo y en lo que estaba siendo su primera vez en dicha prueba. No será fácil, pero también debemos de pensar que este coche servirá como base para el de la próxima temporada, así que todo aprendizaje antes de que lleguen las posibles victorias será bienvenido.

Lo que es menos positivo es haber visto la imagen de los dos Hyundai i20 WRC arrastrarse por la Power Stage televisiva con los problemas de diferencial y de trasmisión sufridos por Paddon y Neuville. Esperemos que la fiabilidad sea una seña de identidad en los próximos rallyes del equipo coreano, porque de no serlo así, todavía les quedará por dar un gran salto para alcanzar a los Volkswagen. El crédito se agota para todos y más cuando la decisión la tienen que tomar unos directivos trajeados a los que habitualmente sólo les importan los resultados.

Si Hyundai nos dejó una imagen similar a la de la pasada temporada, Volkswagen no fue menos. Sébastien Ogier dio muestras de seguir siendo ese piloto infalible y con un ritmo superior al resto de estos últimos años. El de Gap siempre deja entrever tener la misma facilidad que Loeb para dar el tirón en el momento más oportuno, algo que habitualmente él suele dejar para los tramos más largos, en los que sus rivales, ya sin splits gracias al reglamento actual, se quedan sin apenas poder de reacción.

Si Ogier e Ingrassia no dan muestras de fisuras, Jari-Matti Latvala sigue siendo el mismo de siempre. El finlandés encaraba el Rallye de Monte-Carlo sabedor de que no podía ceder puntos en uno de sus talones de Aquiles: los inicios de temporada. Mostró un perfil medio-bajo, sin competir por los scratchs, pero manteniéndose en una distancia prudencial que le permitiera sumar un buen puñado de puntos terminando dentro de las posiciones de podio. No fue así, el error llegó, en el mismo punto que horas antes François Delecour y José Antonio Suárez se habían quedado atascados. Allí Jari-Matti siguió dando gas para tratar de enmendar un fallo que ya no tenía solución. La polémica estaba servida y la rotura de la suspensión delantera le dejaba fuera del último día cerca de Mónaco, con 5.000€ menos, sin el premio del podio y de nuevo un “0” en su casillero que le hacen tener 28 puntos de desventaja con Sébastien nada más empezar.

Mientras que Mikkelsen también se mantuvo al margen, un paso por detrás todavía en este tipo de rallyes (curiosamente su primer rally lo ganó en el asfalto del Catalunya), nos quedamos con las ganas de ver más de Eric Camilli al volante del Ford Fiesta RS WRC de M-Sport, con cronos prometedores hasta su tonta salida de pista. El polémico fichaje estrella de Malcolm Wilson esta pretemporada, dejó algunas muestras de su calidad y junto a un desbocado Stéphane Lefebvre y Quentin Gilbert, prometen se a la larga el recambio de los Sébastien en el WRC. Menos se dejó ver Mads Ostberg, el cual tiró de regularidad y experiencia para atar un más que valido cuarto puesto, pero tampoco dio muestras de ser capaz en el futuro de poder luchar por sumar su segundo triunfo en el Campeonato, cuatro años después del conseguido en Portugal tras la descalificación de Mikko Hirvonen.

También nos quedamos con ganas de ver más de Robert Kubica. El polaco, todo el fin de semana con rostro serio, no dejó mucho lugar a la esperanza de verle subido a un WRC más allá del Rallye de Monte-Carlo. A pesar de estrenar monos nuevos (un gasto casi absurdo si en realidad sólo va a correr una prueba) y de estar inscrito en el Rally de Suecia (donde ya se sabe hace tiempo que no participará) el futuro del ex-piloto de Fórmula 1 pasa por un regreso circunstancial a los circuitos. Se le echará mucho de menos.

Lejos de la categoría absoluta, muchos fueron los nombres a destacar después de este fin de semana. Empezando por el más veterano, François Delecour, el cual hasta su salida de pista el sábado por la mañana estaba realizando una actuación impoluta, dentro del top 20 con una montura más que obsoleta (Peugeot 207 S2000) y estando en tiempos del resto de los pilotos del WRC2. Elfyn Evans también hizo toda una declaración de intenciones. El Ford Fiesta R5 Evo vuela, con esas tres decenas de CV extra y en manos de alguien que hasta hace tres meses estaba pilotando un World Rally Car, se mostraba imbatible y a buen seguro ha dado la voz de alarma en Skoda y el Grupo PSA. La victoria del galés fue tan contundente que incluso muchos la han pasado por alto y han decidido fijarse en duelos más disputados.

El elegido por mí fue el que mantuvieron Suninen y Lappi por ser el finlandés volador más prometedor. Esapekka, Campeón de Europa, se llevó dicho particular triunfo, pero no deja de ser llamativo que el piloto de ORECA y TMG pudiera plantarle cara en su primera cita con el Fabia. Aun así, fue Cohete Suárez el que más titulares acaparó. El talento natural del asturiano nunca se ha puesto en entredicho y en su primera oportunidad para demostrarlo con el Peugeot 208 T16 R5 de la Academy lo ha sacado a relucir. Obviamente queda pulir detalles, sin embargo, los tres scratchs dentro de su categoría en terrenos tan mágicos como el Col de Turini atraen más atención que los que obtuvo dentro de la DRIVE DMACK o la WRC Academy, o muchos más de los que hubiera conseguido con un programa en el ERC. Decisión correcta.

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