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Control Stop: Citroën Racing recupera su "Savoir-Faire" seis años después

Rally de Montecarlo 2013, Sébastien Loeb logra su primera victoria en la que iba a ser su temporada de despedida del WRC. El alsaciano conseguía su séptimo triunfo en la cita monegasca y salía líder antes de afrontar solo unas semanas más tarde el Rally de Suecia, cita en la que el flamante fichaje de Volkswagen Motorsport, Sébastien Ogier, le ganaría la partida al de Citroën para situarse como nuevo líder del campeonato intercontinental. Loeb no volvería a sentarse en el Citroën DS3 WRC hasta varías semanas después, en Argentina, la tercera cita programada aquel año de una desintoxicación que nunca llegó a funcionar para Sébastien.

Seis años después, un piloto de la firma de los dos chevrones vuelve a estar líder del campeonato. Frente a los mandamases de la marca, Carlos Tavares y Linda Jackson, Pierre Budar presumía de haber conseguido precisamente lo que su predecesor no atinó: contratar al mejor piloto plenamente en activo del Mundial de Rallyes. También se llama Sébastien, también tiene siete triunfos en Monte-Carlo y al igual que Loeb hace seis años, también sale líder del Campeonato de la primera cita del calendario.

Esos seis años que le ha costado a Citroën volver a contar entre sus filas a uno de los dos Sébastien es precisamente ese tiempo en el que los de Versalles han notado el vacío de no tener a un piloto para luchar por la general. Ogier hizo de Oasis en el desierto para M-Sport durante las últimas campañas y ahora se ha propuesto hace lo mismo con el equipo francés antes de afrontar su retirada. Un último servicio a la patria, el momento perfecto para recuperar el «Savoir-Faire» del que tanto presumen los galos. Cien victorias en el Mundial de Rallyes en el año del centenario y coincidiendo con el regreso del hijo prodigo.

Por eso esta primera victoria era muy importante, por eso las lágrimas contenidas de Ogier en su llegada a la meta del Col de Braus. Hoy era el día para ganar por Citroën, por vencer a Thierry Neuville en el cuerpo a cuerpo en el que históricamente ha ganado el belga, por sacar unos puntos importantes a Ott Tänak y, sobre todo, por enseñarle a Sébastien Loeb quién es el nuevo director de orquesta dentro de PSA… por si no le había quedado claro al nonacampeón. El suspiro interminable de Julien Ingrassia (mucho más efusivo en sus celebraciones normalmente) sobre el C3 WRC era un buen indicativo del nerviosismo y la tensión que había en ese habitáculo.

Ogier siempre ha querido mantenerse al margen de las comparaciones respecto a Loeb, sin embargo, en la de hoy salía claramente beneficiado: siete victorias en Monte-Carlo con cuatro marcas distintas, aceptando el reto que ha supuesto hacer exitosas a Volkswagen, M-Sport y Citroën, cada una con sus circunstancias propias. La sonrisa de Thierry Neuville tras la segunda pasada por el Turini se había esfumado, sin embargo, el belga no dudo en acercarse y felicitar a los galos de Citroën. Y es que la sensación que ha quedado precisamente de este fin de semana es que el otro ganador moral no ha sido el de Hyundai tras su error en el sexto tramo, sino Ott Tänak.

El estonio supo salvar la papeleta. Lo que en otras ocasiones podría haber supuesto un resultado fuera de los cinco primeros o un abandono, Tänak y Martin Jarveoja lo consiguieron reconducir y conseguir los puntos del tercer puesto, un botín que da campeonatos, más si tenemos en cuenta que parece por el momento mantenerse que los tres rivales por el título en 2018 parecen seguir siendo los ‘tenores’ en 2019… siempre con aquella frase en mente que nos dice que “ni Monte-Carlo ni Suecia son totalmente representativos”.

Atrajo muchos focos como suele ser habitual con solo decir su nombre, pero Sébastien Loeb obviamente ha tenido que afrontar la adaptación previa que supone un cambio de tal magnitud, no solo de equipo, sino también de montura después de apenas tener tiempo a recomponerse del Dakar y probar durante una jornada su nuevo vehículos. Cuarto que sabe a poco para un hombre con su historial, aunque sus dos primeros scratchs con el Hyundai i20 WRC Coupé son un buen indicativo, especialmente el segundo. Seguramente Suecia sea incluso más difícil para él aunque tenga más días de preparación.

Jari-Matti Latvala por su parte consiguió unos puntos muy importantes para Toyota, pero insuficientes para su sensación. El ciclón Tänak llegó desde atrás y el finlandés, al igual que Loeb, no tuvo capacidad de reacción alguna. Su frustración contrastaba perfectamente con la sonrisa de Kris Meeke antes y después de su primer scratch con el Toyota Yaris WRC. No consiguió sumar para la estructura de Tommi Mäkinen, pero si se le quiere para estos destellos individuales, desde luego han acertado de pleno. El otro gran fichaje de este invierno, precisamente el que le dejaba su asiento en Toyota, Esapekka Lappi, nos dejó sin muchas opciones para valorarle, arrancando una rueda y después abandonando por problemas mecánicos nada más empezar el sábado.

Si hubiese que hablar de las decepciones del fin de semana, obviamente M-Sport no sale bien parada después de haber vencido los dos últimos Rallyes de Monte-Carlo. El equipo de Malcolm Wilson perdió a Suninen en el primer tramo, a Tidemand al final del viernes y a Elfyn Evans ya en la jornada del sábado. Mucho tiene que cambiar la cosa para que no afrontemos una nueva sequía para los de Malcolm Wilson. Andreas Mikkelsen sería el otro gran damnificado. Su error del segundo tramo del sábado demuestra que cuando ataca a fondo no tiene todo bajo control.

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