Era cuestión de tiempo que los dos supercoupés alemanes acabasen enfrentados por la gloria mediática. Por una parte tenemos al Audi RS5, ya conocido desde hace más de un año. Su motor 4.2 V8 atmosférico entrega 450 CV y pasa su potencia al suelo a través de un sistema de tracción total quattro. Es un motor de alto régimen de giro, el mismo que monta el Audi R8 V8. La filosofía del Mercedes C 63 AMG Coupé es diferente, pero suple la necesidad de un E 63 AMG Coupé, que no existe.
El avión de Stuttgart parece un coche diseñado por estadounidenses: su motor es un gigantesco bloque atmosférico de 6.2 litros de cilindrada. Aparte de sonar a gloria y a NASCAR, entrega una potencia de 457 CV. Son sólo siete CV más que el Audi, pero en este caso la potencia pasa sólo al tren trasero, lo que le podría perjudicar bastante en el revirado circuito de Cadwell Park, que además está mojado. El AMG pesa sólo 5 kg menos que el Audi. El duelo está bastante equilibrado.
Al final, el Audi RS5 se ha impuesto al Mercedes C 63 AMG, ambos coches bajo la batuta del maestro Tiff Needell. No obstante, tengo que recalcar que la diferencia de filosofías es muy acusada: el Audi apenas se mueve de la trazada, mientras que el Mercedes va casi constantemente de lado debido a su tracción trasera y mayor par motor. Es un coche evidentemente más lento a la salida de las curvas, pero lo compensa con mejores recuperaciones, y una punta más alta en la recta del circuito.
Y también tengo que decirlo, su sonido es absolutamente demoledor. Habrá quién prefiera el aullido a 8.250 rpm del 4.2, pero yo me quedo con el bramido ronco del 6.2 V8 a 6.000 rpm. La conclusión final es que el Audi RS5 vence el duelo en circuito, pero Tiff reconoce que posiblemente el AMG habría sido más rápido en seco. Sea como fuere, no me importaría comprobarlo en persona.
Fuente: YouTube
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