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El efecto Barrichello; la opresión silenciosa

A inicios de este año me atreví a vaticinar que Ferrari estaría en la cima de la Fórmula 1 y que Renault sería el equipo con mayor proyección, considerando dónde finalizó la temporada pasada, dónde inicia ésta y el lugar que ocupará al término del campeonato. Un análisis de estricta lógica indica que Mercedes es muy diferente al conjunto ganador de los últimos tres años ya que ahora se advierten dos ausencias importantes, Nico Rosberg y Paddy Lowe, se puede decir entonces que ha culminado un ciclo. Cómo entonces conceder opciones a un equipo en el cual uno de sus pilotos, justamente quien sustituye al campeón, todavía no ha ganado una carrera y además su actual director técnico nada tiene que ver con el concepto del monoplaza de esta temporada.

Considero, desde mi óptica particular, que el arribo de Valtteri Bottas a Mercedes se transformará en un handicap en contra a medida que avance el calendario y no logre alzarse con alguna victoria. El finlandés no es un novato, ya acumula 78 grandes premios a cuestas, y ahora enfrenta una situación que no es muy agradable porque el presente escenario indica que además de doblegar a Lewis Hamilton, quien sigue obsesionado por acumular poles, victorias y títulos, también debe confrontar a la pareja de Ferrari. Aunque Bottas no es Rosberg, y por lo tanto nadie le exige el título, seguramente el finlandés desea espantar cuanto antes el efecto Barrichello, desligarse mentalmente del estereotipo de piloto sumiso y conforme al que se le dificulta ascender hasta lo más alto del podio a pesar de contar con material de primera.

En este punto aclaro que en ningún caso pretendo ser irrespetuoso con respecto a Rubens Barrichello y con su trayectoria profesional, pero resulta innegable que su legado en la Fórmula 1, más allá del récord de participaciones, permanecerá ligado al hecho de ser ese modelo que nadie desea adoptar. Ese efecto Barrichello estará sobre Valtteri Bottas por el hecho de correr para Mercedes, a la sombra de Lewis Hamilton, quien ostenta todas las cuotas de liderazgo dentro de la escudería alemana. Bottas también está muy lejos de Rosberg en cuanto a fustigar a Hamilton para que el campeón inglés eleve su juego en las pistas. Primero Bottas deberá ganar una carrera y luego creer que puede ganar otra y así lo van a llevar hasta que sea inevitable ejercer las opciones de Esteban Ocon o de Pascal Wehrlein.

En descargo de Valtteri Bottas se debe indicar que está relativamente lejos del récord de más carreras sin conocer la victoria, registro que recae en Andrea de Cesaris con 208, y que otros pilotos activos también están por delante en tal departamento: Nico Hülkenberg, Sergio Pérez y Romain Grosjean; pero lo que debería atentar contra la estabilidad mental del finlandés es esa ilusión de «heredar» el coche campeón y lo que ello representa, una presión adicional que desde su posición no debe ser muy agradable de sobrellevar. Barrichello ganó su primera carrera en su participación 125, el Gran Premio de Alemania del año 2000, allí Michael Schumacher abandonó por colisión en la segunda vuelta. Fue la única victoria del brasileño esa temporada, mientras el alemán celebró en nueve ocasiones y se llevó el título.

Estoy casi convencido de que en el Circuito Internacional de Shanghái, Ferrari confirmará su nivel y poco a poco irá minando la confianza del conjunto Mercedes. El SF70H, como todos los coches firmados por Rory Byrne, fue concebido pensando en las características de la mayoría de los circuitos del calendario y justamente el de China se puede considerar una de las referencias. Si Ferrari logra salir de Shanghái todavía por encima de Mercedes en la clasificación, la cuesta para los alemanes se pondrá cada vez más inclinada. Y es que en la confrontación directa entre ambas plantillas, Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen lucen como un conjunto más sólido en todos los sentidos. Del otro lado, Lewis Hamilton se mantendrá fiel a su filosofía y eso debería afectar a Valtteri Bottas. Acá hablamos de tres campeones del mundo, ocho títulos entre ellos, y en medio un piloto cuya máxima aspiración ahora mismo debe ser ganar aunque sea una carrera antes de replantearse su futuro en Mercedes, o en otro equipo, indescartable un retorno a Williams en 2018.

Sobre el papel, el título de pilotos de esta temporada debería definirse entre Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, teniendo a sus respectivos compañeros como invitados en primera fila. Y en ese particular, Ferrari también tendría la ventaja porque Räikkönen ya posee experiencia ganadora junto al equipo y su cohesión con el departamento técnico es muy buena. Este aparente desafío entre finlandeses debería saldarse a favor del campeón de 2007 porque siempre se ha mantenido lejos de las críticas negativas, tanto hacia su persona como hacia la escudería, y además exhibe carisma y liderazgo. Cierto es que ya han transcurrido diez años desde que alcanzó el cetro de pilotos, pero en 2008 concedió prioridad a los intereses colectivos por sobre sus ambiciones personales y con ello se ganó la voluntad de los italianos. El actual Räikkönen está lejos de aquella versión, ha envejecido y ha disminuido su motivación, sin embargo ahora cuenta con un coche competitivo que bien le puede permitir mantenerse arriba por un buen rato.

Espero que no malinterpreten mis palabras, no tengo fijación contra Valtteri Bottas, al contrario, me gustaría que ganara carreras este año, porque me resultaría desagradable observar una reedición de los padecimientos de Barrichello en otro piloto. Pero es difícil desligar la imagen mental del brasileño y lo que aparentemente le tocará atravesar a Bottas, es que incluso dudo que el departamento técnico de Mercedes opere en torno al finlandés para desarrollar el W08, que requiere cierto trabajo porque a simple vista es largo y pesado. También me resultaría un tanto inverosímil creer que Hamilton, si se presentara la ocasión, cediera la victoria a Bottas.

Por esa y más razones que he planteado en otros artículos, y a pesar que Mercedes inició bien la temporada, estimo que Ferrari ha sido la escudería más hábil al momento de interpretar las reglas y además es la de mejor química interna. A medida que transcurra el calendario, la casa italiana se hará más sólida y provocará que los alemanes se replanteen sus prioridades.

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